La tumba de Caif¨¢s sale a la luz
Los arque¨®logos descubren en Jerusal¨¦n los restos de la f¨¢milia del hombre que conden¨® a Jes¨²s
La mayor evidencia hist¨®rica de la existencia de un personaje del Nuevo Testamento ha salido a la luz en la pasada semana. Se trata de la confirmaci¨®n del descubrimiento, por parte de un equipo de arque¨®logos israel¨ªes, de la tumba de la familia de Caif¨¢s, el sumo sacerdote que presid¨ªa el tribunal que conden¨® a Jes¨²s y que le entreg¨® a los romanos para ser crucificado.Enterrados en una vieja cueva escondida en las faldas de Jerusal¨¦n, los huesos de la familia estaban guardados en osarios de piedra decorados y tallados con complicadas figuras ornamentales, en unos f¨¦retros ceremoniales cuyo uso estuvo muy extendido hasta finales del primer siglo cristiano. Despu¨¦s de 2.000 a?os de dudas, las inscripciones de los osarios y la edad de los huesos apuntan directamente hacia la influyente familia de este sacerdote.
Caif¨¢s, uno de los personajes m¨¢s enigm¨¢ticos de la historia, ha sido descrito muchas veces como un ser malvado, ¨¢vido de poder y loco por agradar a Poncio Pilatos, el gobernador romano. El descubrimiento de sus restos fue producto, como tantos otros hallazgos en la historia de la arqueolog¨ªa, de un mero accidente. Mientras se constru¨ªa una carretera en 1990, los obreros se toparon con una amplia zona llena de sepulturas.
"No puedo imaginar un descubrimiento m¨¢s significativo sobre la historia de este periodo", asegura Bruce Chilton, profesor de religi¨®n en Annandale (Nueva York). "El tipo, de escritura, los nombres que aparecen, el m¨¦todo de enterramiento, su localizaci¨®n; todos estos datos aportar¨¢n una informaci¨®n crucial para comprender la era en la que vivi¨® Jes¨²s".
La cueva funeraria se encontraba en muy buen estado de conservaci¨®n y en ella aparecieron 12 osarios de piedra caliza, seg¨²n ha descrito Zvi Greenhut, arque¨®logo jefe de Jerusal¨¦n. Como era costumbre en la ¨¦poca, los cuerpos fueron depositados en unos nichos excavados en la cueva y, una vez que la carne se descompuso, los huesos fueron guardados en los osarios. Uno de ellos llevaba escrito, entre intrincados decorados con forma de rosetas, este dato: "Jos¨¦, hijo de Caif¨¢s". Jos¨¦ era otro de los, nombres del sumo sacerdote jud¨ªo conocido como Caif¨¢s, quien gobern¨® en Jerusal¨¦n entre los a?os 16 y 36. Dentro de este f¨¦retro estaban los huesos de un hombre de unos 60 a?os.
Los historiadores y acad¨¦micos debaten ahora los detalles del enfrentamiento entre Jes¨²s y Caif¨¢s, quien, con el poder que ten¨ªa en la ciudad, hubiera podido salvar al primero de la muerte. Sin embargo, el profeta se opuso a la decisi¨®n de Caif¨¢s de dejar entrar a los vendedores de animales y a los prestamistas en el templo, con lo que el sacerdote quer¨ªa conseguir un conitrol m¨¢s f¨¦rreo sobre la econom¨ªa de la ciudad.
La defensa de Jes¨²s por parte de Caif¨¢s hubiera bastado, seg¨²n sostienen numerosos expertos, para que la condena de Pilatos no hubiera significado forzosamente su crucifixi¨®n.
"Es seguro que a Caif¨¢s le disgustaba profundamente Jes¨²s", explica David Flusser, profesor de religi¨®n en la Universidad Hebrea, que se ha especializado en el estudio de los primeros tiernpos de la cristiandad. "Vio en Jes¨²s un peligro para sus ahados romanos, y tambi¨¦n para los jud¨ªos y sus leyes".
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