Sexo a primera vista
'Contacto con... tacto', un pol¨¦mico concurso norteamericano en Tele 5
"?Vaya, vaya! Espero que la tenga tan dura como los m¨²sculos". Lo dice Tatiana, una concursante de Studs, un programa norteamericano, -cuya traducci¨®n literal ser¨ªa Sementales- en el que se busca a la pareja ideal y que se ha convertido en uno de los programas m¨¢s populares y pol¨¦micos de los ¨²ltimos tiempos. Demasiado expl¨ªcito sexualmente para algunos, vulgar y humillante para otros, el peque?o fen¨®meno sociol¨®gico lleg¨® hace unas cuantas semanas a Tele 5, que lo emite los jueves a las 23.40. Con el t¨ªtulo de Contacto con... tacto, la cadena ha doblado al espa?ol los programas hasta tener lista una versi¨®n propia con concursantes nacionales.Tacto, lo que se dice tacto, no hay demasiado. Contacto, s¨ª. Al menos eso es lo que parece cuando comienza el turno de preguntas. En el plat¨® se re¨²nen dos chicos y tres chicas, y el oficiante de la ceremonia, Mark DeCarlo, un presentador cuyo cometido principal es subrayar las respuestascon doble sentido.
El juego consiste en que ellos -los machos- han tenido una cita con cada una de las concursantes, lo que les ha proporcionado un conocimiento ¨ªntimo que est¨¢n dispuestos a compartir con el telespectador.
Recuerda por sus premisas al concurso que emiten las auton¨®micas, Amor a primera vista. Pero el parecido s¨®lo es aparente. Para empezar, en Studs, los tres chicos salen, por turno, con las dos chicas, mientras que en el concurso de las auton¨®micas, cada oveja se cita con su pareja. Las preguntas que llevan al premio son totalmente distintas. Los potenciales novios de Amor a primera vista no deben franquear nunca la frontera del mal gusto.
Ni un pelo
En Contacto con... tacto se pide a, los concursantes justamente lo contrario: cuanto m¨¢s expresivos mejor. Y de romanticismo ni hablar. El presentador pone su granito de arena. "Stagliano, ?qu¨¦ gran nombre!", le dice a un participante. "Tengo otra cosa m¨¢s grande", contesta el interpelado con dudosa agudeza.Cuando llega el turno de destacar los atractivos de la otra, uno de los chicos no titubea: "El culo. Si tienen un buen trasero lo dem¨¢s no importa". Con apoyo o no de los guionistas -se dice que no los hay- ellas tampoco se cortan un pelo a la hora de glosar sus citas, a veces incluso con cierta inspiraci¨®n. "Cuando vi a semejante gigante empec¨¦ a buscarle el tallo", explica una. Otra la supera: "Es tan ardiente que puedes fre¨ªr un bist¨¦ en su est¨®mago y coger la sart¨¦n por el mango". Y como colof¨®n, redondea otra: "Era espesa, era dulce, era la cosa m¨¢s cremosa que ha pasado por mi boca". La platea a¨²lla y ella aclara que describ¨ªa un combinado. Vuelve a aullar la platea. "El p¨²blico no se lo cree, monada", tercia el presentador.
Y cuando llega el cuestionario sobre arrebatos rom¨¢nticos, Studs le da la definitiva patada a lirismos y platonismos. "Me exprimi¨® como si fuera una naranja de Florida a punto de zumo", se expresa una. Otra mejora el poema. "Se fundi¨® sobre mi cuerpo", dice, "como queso con macarrones calientes". Pero nada como la comparaci¨®n de la lengua de ¨¦l a un top¨®grafo.
Mark DeCarlo, el presentador, tiene su teor¨ªa sobre el enorme ¨¦xito del programa: los participantes son reales y se manifiestan con espontaneidad. Otros tachan el programa de sexista. Hay quien lo encuentra liberad¨®r y provocador en la era del sida y su impuesta castidad. O O humillante, por los sarcasmos que alg¨²n participante -casi siempre son ellas, las mujeres, las menos delicadas- ha tenido que encajar de alguna de sus novias. "El mismo pelo y los mismos ojos que la mu?eca de mi sobrina", le espetaban a un macho en un episodio reciente. Por eso, dice DeCarlo se procura excluir a los aspirantes "sensibles".
Cobertura
La productora, Por su parte, procura cubrirse frente a los riesgos. Cada concursante debe fir mar un formulario de cinco p¨¢ginas que supone eximirse de cual quier responsabilidad legal en caso de que alguna de las concursantes sea violada, asesinada o contraiga una enfermedad de transmisi¨®n sexual durante una de las citas. El programa, se advierte, no proporciona condones a los participantes, y el firmante acepta "un riesgo de da?o a la persona o a la propiedad al acudir a una cita con un desconocido como resultado de la participaci¨®n en el programa".
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