Bush ataca sin piedad al dem¨®crata Clinton en la convenci¨®n republicana
Apoyado en el viejo encanto republicano de los a?os ochenta, George Bush se quit¨® los guantes en el Astroarena de Houston y se enzarz¨® en una pelea cuerpo a cuerpo con sus contrincantes dem¨®cratas, en un intento desesperado por acabar con su imagen de perdedor. Bush dej¨® de ser el educado y moderado presidente que ha gobernado este pa¨ªs durante cuatro a?os para atacar sin piedad a su rival y garantizar que ganar¨¢ las elecciones del 3 de noviembre.
"Durante nueve meses, el otro lado ha mantenido un di¨¢logo unilateral con el pueblo norteamericano. Eso se ha acabado. Ahora ha llegado nuestro turno", declar¨® el presidente para advertir que da por iniciada en este momento la verdadera campa?a electoral.En un margen de. apenas un par de horas se cruzaron ayer en el monumental espacio del Astrodome dos hombres que han estado al frente de los destinos de EE UU durante 12 a?os: Ronald Reagan y George Bush, dos personajes muy diferentes, dos estilos opuestos.
Bush quiso ser Reagan por un rato. Quiso ser espont¨¢neo y popular, agresivo y claro. Lleg¨® por la tarde a uno de los edificios del Astrodome e improvis¨® unas cuantas frases electorales en las que llam¨® a los parlamentarios dem¨®cratas "esos tipos locos" a los que culp¨® de todos los males que sufre este pa¨ªs, y amenaz¨® con hacer como el presidente Harry Truman y gobernar sin consultar al Congreso.
Bush ridiculiz¨® a la oposici¨®n y advirti¨® que Bill Clinton, el candidato dem¨®crata, se est¨¢ precipitando en sus ambiciones presidenciales. "Un d¨ªa de estos le voy a encontrar tomando las medidas de las cortinas en el Despacho Oval [la oficina presidencial de la Casa Blanca]". Bush acus¨® a su rival de querer minar la defensa nacional y de proponer el aumento de impuestos m¨¢s importante de la historia de EE UU. Asoci¨® tambi¨¦n a Clinton a los jefes de fila dem¨®cratas en el Congreso, a quienes calific¨® de "sultanes del statu quo".
El presidente gesticul¨®, sonri¨®, se enfureci¨® y modul¨¦ la voz como Reagan, pero no era Reagan. ?ste lleg¨® un poco despu¨¦s a la tribuna principal de la convenci¨®n republicana para refrescar la memoria de los asistentes sobre lo que era un candidato ganador. Hizo un recuerdo de lo acontecimientos a los que hab¨ªa asistido durante su vida pol¨ªtica y pidi¨® el respaldo para el candidato de su partido. "He venido aqu¨ª esta noche para decirles que, calurosamente, aut¨¦nticamente, de todo coraz¨®n, apoyo la reelecci¨®n de George Bush como presidente de EE UU", dijo para desvanecer todas las sospechas sobre su desconfianza en el hombre al que tuvo como vicepresidente desde 1980 hasta 1988.
Un fuerte descontento entre algunos delegados por la aprobaci¨®n de una plataforma antiabortista fue acallado por la direcci¨®n del partido, que llam¨® a cerrar filas en torno a su candidato. Hasta Patrick Buchanan, que se burl¨® del vicepresidente Dan Quayle y llamaba a Bush "el rey George" durante la campa?a de las primarias, anunci¨® el lunes su respaldo al presidente.
Todos los que hablaron en esta primera jornada resaltaron los ¨¦xitos de Bush en pol¨ªtica exterior y advirtieron que la elecci¨®n de Clinton ser¨ªa un retorno a "los desastrosos a?os sesenta y setenta".
En contraposici¨®n, la convenci¨®n republicana trat¨® de dejar claro que los ochenta fueron buenos a?os para EE UU -"se crearon tres millones de nuevos negocios y 20 millones de puestos de trabajo", dijo Buchanan- y se esforz¨® en presentar todav¨ªa a Bush como el continuador de la obra comenzada por Reagan.
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