"El deporte de disminuidos no es un esperpento"
Pregunta. El 40% de los casi 10.000 millones de pesetas que cuestan los Juegos Paral¨ªmpicos sale de las arcas de la ONCE. ?La entidad que usted dirige se limita a ejercer de superpatrocinadora de esta cita?Respuesta. La ONCE. no s¨®lo pone dinero, no es un patrocinador m¨¢s: tambi¨¦n aporta recursos humanos a la organizaci¨®n, empezando por el propio consejo de direcci¨®n de los JJ PP, integrado por el COOR y la ONCE y que presido yo mismo.
P. Los JJ OO significaron una oportunidad excepcional para Barcelona. ?Qu¨¦ aportar¨¢n los Paral¨ªmpicos?
R. Los JJ PP son sobre todo un acontecimiento deportivo. Que nadie piense que ver¨¢ aqu¨ª un suced¨¢neo o una esperpentizaci¨®n del deporte. Aqu¨ª lo que ver¨¢n es deporte de ¨¦lite: un atleta que har¨¢ 1.500 metros en silla de ruedas en menos tiempo que Ferm¨ªn Cacho con sus piernas o un ciego que correr¨¢ 100 metros casi en el mismo tiempo que los atletas de primera fila que no est¨¢n discapacitados. Los Paral¨ªmpicos aportar¨¢n una cosa muy importante a la sociedad: fomentar¨¢n la idea de que si los minusv¨¢lidos somos capaces de practicar con ¨¦xito el deporte, igualmente somos capaces de practicar con id¨¦ntico ¨¦xito otras actividades cotidianas, especialmente la profesional. Y a¨²n aportar¨¢n m¨¢s cosas, como la supresi¨®n de barreras arquitect¨®nicas en la Villa Ol¨ªmpica, algo que calar¨¢ hondo en los manuales de arquitectura, o el aumento de la flota espa?ola de autobuses aptos para el transporte de viajeros con y sin minusval¨ªas.
P. ?Es usted consciente de que los que ven los Paral¨ªmpicos como un espect¨¢culo deportivo son minor¨ªa frente a aqu¨¦llos que atienden a esta cita con compasi¨®n, morbosidad e incluso rechazo ante algo que consideran pat¨¦tico?
R. Lo que importa es que la gente vea estos Juegos, aunque sea con intenci¨®n morbosa. A¨²n as¨ª, pensar¨¢n de otro modo despu¨¦s de ver a un atleta con una sola pierna saltando por encima de un list¨®n colocado a dos metros de altura, ¨²nicamente 36 cent¨ªmetros menos que los mejores saltadores con dos piernas. Las personas, como dijo Rousseau, son buenas por naturaleza. Lo ¨²nico que necesitan es ver; ver para creer. Cuando vean que los minusv¨¢lidos son capaces de superarse en el deporte, entender¨¢n que las personas discapacitadas pueden enfrentarse de igual modo a cualquier otra faceta de la vida. ?ste es el mensaje definitivo de estos Juegos.
P. ?Son los espa?oles m¨¢s insensibles que sus vecinos europeos a las necesidades de los minusv¨¢lidos?
R. Eso tiene bastante de t¨®pico, aunque no sin cierta raz¨®n. En Espa?a, las minusval¨ªas han sido tratadas durante mucho tiempo a base de beneficencia, caridad, compasi¨®n. Pero la sociedad espa?ola no es as¨ª; es el sistema el que ha demostrado muy poco inter¨¦s en concienciar a la sociedad.
P. ?Practica usted deporte?
R. Juego a f¨²tbol, y no soy un mal defensa central. El deporte ayuda a los discapacitados a asociarse para defender de forma m¨¢s ordenada sus intereses.
P. ?Es posible cuantificar a corto plazo el impacto de estos Juegos sobre las conciencias?
R. Es muy dif¨ªcil calcular ahora mismo en qu¨¦ medida impactar¨¢n los Paral¨ªmpicos sobre la sociedad. Hay que esperar m¨¢s tiempo, pero seguro que el efecto ser¨¢ muy importante. Cuando nos planteamos montar un pabell¨®n de la ONCE en la Expo tem¨ªamos que la inversi¨®n que requer¨ªa la operaci¨®n fuese desproporcionada a la acogida del p¨²blico. El temor era infundado: el pabell¨®n ha sido visitado por 1,4 millones de personas y a¨²n pasar¨¢n por all¨ª 600.000 m¨¢s. Si descontamos de la inversi¨®n el valor del edificio, cada visitante nos habr¨¢ costado 200 pesetas. A cambio de eso, cada persona que ha pasado por all¨ª ha entra do en contacto con la realidad de las personas discapacitadas. Yo firmar¨ªa ahora mismo un plan de inversi¨®n de 200 pesetas por cada uno de los 40 millones de espa?oles, 8.000 millones de pesetas en total, si eso cambiara sustanciaImente la mentalidad de la sociedad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.