Alemania, el Dorado de los bosnios
900 refugiados en Karlovac (Croacia) esperan ayuda para emprender una nueva vida
Una densa humareda coronaba el horizonte a las afueras de Karlovac, una ciudad croata a 40 kil¨®metros de la capital, Zagreb, y a s¨®lo tres de la l¨ªnea del frente. El mando del Ej¨¦rcito croata en la ciudad, que todav¨ªa exhibe sacos terreros a la entrada de los edificios oficiales, impactos de todos los calibres en las fachadas y cristales rotos, denunci¨® el mi¨¦rcoles violaciones del alto el fuego por parte de la milicia serbia. En Karlovac, 900 refugiados bosnios arrancados de su tierra natal, como Cvitkusic Andjia o Custic Mehmed, esperan que alguien les lleve a Alemania para emprender una nueva vida. Seg¨²n declar¨® Mate Granic, viceprimer ministro croata, en Croacia hay 700.000 refugiados procedentes de Bosnia-Herzegovina.Treinta y ocho grados a la sombra. Ni una nube en el cielo de Karlovac. El Palacio de los Deportes todav¨ªa exhibe en el muro del aparcamiento un gran r¨®tulo en letras azules: "Universiada 87". En el suelo, sobre una hilera de colchonetas sucias y mantas deshilachadas, varias familias de refugiados bosnios esperan que alguien decida sobre sus vidas. Dentro, gente arrebujada sobre colchonetas de gomaespuma ocupan los pasillos, buena parte de las gradas y ¨¦l parqu¨¦, donde se jugaba al baloncesto.
De la mezquita y del pueblo bosnio de Kozarac ya no queda casi nada, s¨®lo las casas de los serbios. "Todo ha quedado destruido. No espero volver nunca a mi hogar mientras haya serbios viviendo all¨ª. Prefiero irme a Alemania". Custic Mehmed, de 62 a?os, le?ador y carpintero, lo perdi¨® todo. Su mujer muri¨® en la guerra. Y cree que sus tres hijos est¨¢n ahora en un campo de concentraci¨®n.
La mayor¨ªa de los refugiados huy¨® con lo puesto. Ahora reciben un plato de comida al d¨ªa, aunque algunas mujeres se quejan de que llevan tres semanas comiendo fr¨ªo y cuatro con s¨®lo pan y leche con cacao. Cifran todas sus esperanzas en un pa¨ªs europeo, y Alemania est¨¢ en los sue?os de casi todos.
En teor¨ªa, no tienen permiso para abandonar el local, pero los j¨®venes se mezclan con los milicianos que ocupan el cercano hotel Korana, un edificio estilo desarrollo socialista y solidaridad entre los pueblos, con impactos a modo de condecoraciones en la fachada, y con habitantes de Karlovac que se refrescan del calor de agosto en las aguas del r¨ªo Korana.
Dos prisioneros de guerra serbios, con las letras RZ cosidas a la espalda, barren la entrada del hotel Korana. Los bosnios, a escasos 100 metros de donde barren los prisioneros, no muestran m¨¢s que resignaci¨®n.
Agua y comida
Adim tiene 13 a?os, un bigote incipiente y los ojos claros. Es de Bosanksi Novi y s¨®lo quiere que le lleven a otro pa¨ªs donde haya agua y comida. Cuando se le pregunta qu¨¦ siente por los serbios, s¨®lo dice, con voz casi inaudible: "Mataron a mis abuelos en la guerra". Otra mujer, rubia, de ojos azules, no puede contener la rabia. "A mi marido le mataron por defender a su pa¨ªs. No quiero vivir all¨ª", asegura se?alando vagamente un lugar al Sur. "Quiero un pa¨ªs como Alemania, donde haya agua y comida".
Cvitkusic Andja, de 39 a?os, tiene dos hijos en el Palacio de los Deportes de Karlovac: y otro de 21 a?os luchando con su padre en Bosnia. "Durante 15 a?os estuvimos trabajando en Alemania. Cuando volvimos a nuestro pueblo en Bosnia, Bosanska Posavina, empez¨® la guerra. Nos robaron todo e in cendiaron la casa".
Otra mujer, morena, de ojos vivos, asegura que en la ma?ana del martes la polic¨ªa militar croata se llev¨® a 17 j¨®venes. "Movilizados. Eso es lo que dijeron. Ni siquiera les dejaron decidir. Se los llevaron camino de Split para volver al frente. Y esta ma?ana se llevaron a 400 mujeres a Gasinc [a cinco horas de Zagreb], a un campo de tiendas de campa?a. Nosotros no queremos ir all¨ª, preferimos esperar en Karlovac para irnos a Alemania, o a Holanda".
Mientras tanto, en Zagreb la guerra parece algo muy lejano. Hay algunos refugiados bosnios alojados en la ciudad, pero su sombra queda desdibujada por el bullicio urbano. No hay impactos de bala ni sacos terreros. Ahora, 200 obreros se afanan en Ilica, una de las calles principales de la ciudad, tendiendo una nueva v¨ªa para el tranv¨ªa. Por la noche, los j¨®venes abarrotan discotecas como Saloon.
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