La afici¨®n al palique
Madrid conserva el gusto por la cultura oral, fomentado por la capitalidad europea
Los madrile?os de cualquier ideolog¨ªa o clase social comparten una afici¨®n: hablar, charlar, conversar. "En Madrid, a las ocho de la tarde, das una conferencia o te la dan" reflexionaba Eugenio d'Ors. La cultura oral sigue estando vigente en Madrid, ciudad que no s¨®lo bate todos los r¨¦cords como capital cultural de los bares, sitios id¨®neos para el palique. Para la charla intelectual se han creado instituciones de prestigio y tradici¨®n: el Ateneo, el C¨ªrculo de Bellas Artes, los cursos de verano y -para la capital cultural de 1992- las Conversaciones de Madrid.
Estas actividades tienen sus ra¨ªces en un invento muy latino: la tertulia, "una reuni¨®n de personas que se juntan habitualmente para discutir sobre alguna materia, para conversar amigablemente o para alg¨²n pasatiempo", como explica el diccionario enciclop¨¦dico de Salvat. A partir de las tertulias de artistas naci¨® el C¨ªrculo de Bellas Artes en 1880; hoy re¨²ne a 6.000 socios. Se ha convertido en una asociaci¨®n profesional que organiza talleres y conferencias de alto nivel. "Invitamos a las ¨²ltimas vanguardias", explica la portavoz de prensa. Por 20.000 pesetas los alumnos pueden participar en un taller de fotograf¨ªa con prestigiosos artistas. "Nostros ofrecemos un f¨®rum para gente que quiere contactar con...", prosigue la portavoz.Tertulias al estilo antiguo se encuentran todav¨ªa hoy en el Ateneo, un f¨®sil del pasado, aunque gran parte de sus 6.000 socios son estudiantes. El Ateneo sigue siendo "una idea roin¨¢ntica", seg¨²n el secretario, Alejandro Sanz. En el vest¨ªbulo, bajo los cuadros de los notables que pasaban por el Ateneo, se re¨²ne todas las tardes un grupo de ancianos republicanos que discute sobre Dios y el mundo. "Nunca dig¨¢is vale. Es una palabra servicial", explica doctoralmente un aviador de la guerra civil a unos j¨®venes alrededor de ¨¦l. El "esp¨ªritu liberal" de la filosor¨ªa atene¨ªsta se nota en la diversidad del programa. "Nos organizamos democr¨¢ticamente", explica el presidente de la secci¨®n econ¨®mica, Vicente Jos¨¦ Montes Gan. "Si alguien propone una conferencia sobre la vida de las ranas y se acepta, entonces se discute sobre las ranas".
Sobre, ranas tambi¨¦n se podr¨ªa discutir en los cursos de verano de la Complutense, pero dentro de un contexto m¨¢s cient¨ªfico. "No son tertulias, sino conferencias acad¨¦micas" manifiesta el director, Jos¨¦ Vidal-Beneyto. Pero al mismo tiempo admite: "Los buenos profesores siempre han sido buenos actores y oradores" Para los estudiantes, los cursos ofrecen la posibilidad de conocer al sujeto de sus investigaciones. Una estudiosa argentina sobre la novela hispanoamericana confiesa: "Para m¨ª Vargas Llosa era un Dios. Ahora he visto que es una persona muy humana y simp¨¢tica".
'Charlas intelectuales'
En la realidad, muchos de los cursos se parecen a charlas intelectuales, transmitid¨¢s por los medios de comunicaci¨®n: Ma rio Vargas Llosa habla sobre sus experiencias personales en el proceso de la creaci¨®n. El l¨ªder del Partido Popular, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, fustiga la propie.dad del Estado. El director del diario Abc est¨¢ de palique sobre la responsabilidad de los periodistas, introduci¨¦ndose con la f¨®rmula ret¨®rica de captatio benevolentiae: "Soy el m¨¢s torpe orador de Espa?a".La cultura oral tambi¨¦n forma parte de la capitalidad europea de Madrid. V¨¢clav Havel, Maurice Duverger, Enrique Bar¨®n, sir Geoffrey Howe, Ralf Dahrendorf, intercambian impresiones en las Conversaciones de Madrid. Las Conversaciones se podr¨ªan definir como una tertulia moderna: a puerta cerrada, los intelectuales. hablan durante dos d¨ªas sobre desigualdades en las sociedades europeas, desaf¨ªos econ¨®micos o los m¨¦ritos de Maastricht. Al p¨²blico se presentan unos breves resultados que culminan con el "todos somos europeos". Ojal¨¢ no tanto que se pierdan las tertulias. "La cultura nace de la conversaci¨®n", sentencia el secretario del Ateneo, Alejandro Sanz.
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