Pesadilla de una noche de verano de Woody Allen
?ste ha sido un verano extra?o para los neoyorquinos. En lugar de calor ha hecho un fr¨ªo espantoso, la gente ha estado engullendo sopa y llevando abrigos y jers¨¦is la mayor parte de julio y agosto. Todav¨ªa m¨¢s extra?a ha sido la pesadilla de una noche de verano de Woody Allen. Woody-y M¨ªa Farrow forman parte de la mitolog¨ªa de la ciudad: todo el mundo conoce a alguien que ha salido con Woody o con M¨ªa o que les conoce; tres de sus pel¨ªculas, Annie Hall, Manhattan, y Hannah y sus hermanas nos recuerdan a los neoyorquinos la forma rom¨¢ntica en que nos gusta vernos -magn¨ªficas tomas de la ciudad, y mucho Gershwin-. El h¨¦roe neoyorquino por excelencia de Woody Allen -su macho neur¨®tico y lleno de dudas sobre s¨ª mismo- tiene un cierto encanto estrafalario en sus tropiezos con el amor; y aunque la mayor¨ªa de los directores de cine coet¨¢neos de Allen han imbuido a sus pel¨ªculas de una mayor humedad sexy, Allen se ha mostrado casi puritano en su interpretaci¨®n del amor, ambigua y no er¨®tica. El que Woody Allen fuera acusado de abusar sexualmente de su hija adoptiva de siete a?os, Dylan -supuestamente su favorita-, caus¨® sensaci¨®n en Nueva York.Cuando Woody Allen puso fin a la primera de sus conferencias de prensa, en la que ofreci¨® su versi¨®n de la pesadilla de una noche de verano de Woody y Mia, lo hizo con un comentario muy suyo: "Mi ¨²nica aparici¨®n p¨²blica en muchos a?os, y todo son frases sin gracia". La amargura de Woody es aut¨¦ntica, su vida personal y su carrera se hacen pedazos en su cabeza. Desgraciadamente, en la mayor tragedia real de su vida, sigue siendo Woody Allen, el director que examina su actuaci¨®n. Cuando el hijo de Marlon Brando tuvo problemas, MarIon no se enfrent¨® a la situaci¨®n como Marlon, el mejor actor de Estados Unidos, sino como Marlon, un padre con ¨¦xito y poder. No pod¨ªa reparar el hecho de que su hijo hubiera matado al novio de su hermana, pero opt¨® por la discreci¨®n: eligi¨® a abogados duros sin relaci¨®n con el mundo del cine y no hizo s¨²plicas a la opini¨®n p¨²blica.
En este drama, las tres personas encargadas de la direcci¨®n de escena -Mia, Woody y el abogado de M¨ªa, Allen Dershowitz- son gente con talento que han perdido todo sentido del l¨ªmite entre el cine y la vida real; que no distinguen entre lo privado y lo p¨²blico. En un caso tan delicado como ¨¦ste, que implica a una familia de 11 hijos en lo que podr¨ªan llegar a ser traumas permanentes, Mia Farrow deber¨ªa haber tenido la sensatez de no recurrir al extravagante Dershowitz, especializado en defender a criminales famosos como KIaus von Bulow o Mlke Tyson.
Dershowitz es brillante. Lo s¨¦ muy bien -mi marido, que muri¨® muy joven, fue profesor suyo y era su mejor alumno de derecho criminal- La primera carrera de Dershowitz fue la de profesor de derecho de Harvard. Al igual que Woody Allen, procede de una familia pobre de Brooklyn: se hizo querer por sus profesores llevando a clase comida casera, como se la hubiera preparado su madre. Pero aquello eran otros tiempos y otro lugar; con los a?os, Dershowitz se convirti¨® en un famoso abogado de los medios de comunicaci¨®n. Cuando se meti¨® en el rodaje de Rev¨¦s defortuna -basada en un libro escrito por ¨¦l, destinado al autobombo y en el que se da a s¨ª mismo el papel del hero Ico abogadoacerca de su defensa de Klaus von Bulow, muchos de sus colegas se horrorizaron ante su falta de ¨¦tica personal. Aunque la evidencia contra Von Bulow no era concluyente desde un punto de vista legal, Dershowitz estuvo totalmente fuera de lugar al crear para la pel¨ªcula un retrato sesgado de la mujer de Bulow, Sonny, que est¨¢ en estado de coma permanente.
No conozco a nadie en Nueva York que sepa de verdad si Woody Allen abus¨® sexualmente de su hija adoptiva de siete a?os, Dylan, su favorita; a veces los cargos de abuso sexual son reales, pero con frecuencia son estratagemas legales en feas batallas por.la custodia de los hijos. Entiendo que M¨ªa se sienta ultrajada porque Woody se escape con su hija adoptiva, Soon-Yi Farrow Previn, que tiene 18 a?os, no 21, y com-orendo su furia -le arroj¨® una silla y le propin¨® unos pu?etazos- al descubrir unas fotos de Woody en las que su hija aparec¨ªa. desnuda (que fueran de buen gusto o pornogr¨¢ficas no viene al caso). Lo que M¨ªa no debi¨® hacer nunca es permitir que se filmara -y se filtrara a la prensa- un v¨ªdeo de su hija adoptiva de siete a?os en el que acusa a Woody, su padre adoptivo, de haber abusado sexualmente de ella. Pero M¨ªa, al igual que Woody Allen, y que Allen Dershowitz, es v¨ªctima de su megaloman¨ªa e irrealidad.
Ir¨®nicamente, por fin Woody, que ha huido siempre de la madre jud¨ªa, la consumidora voraz, ha conocido a su igual en M¨ªa, la especie de ni?a abandonada, no jud¨ªa; en su insaciable af¨¢n por tener m¨¢s y m¨¢s hijos -ahora considera insuficiente su clan de 11, entre verdaderos y adoptivos-, Mia ha acabado transform¨¢ndose en la imaginaci¨®n de Woody en ese monstruo materno inflado con helio que flota sobre Manhattan en su pel¨ªcula Historias de Nueva York.
Si Woody Allen hubiera sido tan sutil como Marlon Brando -que se enamor¨® de Ellen Adler, la hija de la actriz Stella Adler, quien tuvo una tremenda Influencia profesional y personal en la creaci¨®n del estilo de Brando como actor- se habr¨ªa limitado a desaparecer con Soori-Yi, pero sin enfurecer a Mia al exigirle descaradamente la custodia de su hijo Satchel y de sus dos hijos adoptivos mientras la atacaba como si ella fuera la mala. Eso es sencillamente incre¨ªble.
Los que conocen a Woody Allen se han preguntado por qu¨¦ su terapeuta -Woody siempre est¨¢ analiz¨¢ndoseno ha tenido m¨¢s influencia sobre ¨¦l a la hora de orientarle en este l¨ªo. Pero en la pel¨ªcula Delitos y faltas, Woody Allen demostr¨® que su hacer cinematogr¨¢fico es m¨¢s poderoso que Freud. El terapeuta en la pel¨ªcula es un freudiano real y famoso, el doctor Martin Bergman, quien -probablemente por culpa de la vanidad- se dej¨® est¨²pidamente influir para hacer el papel de s¨ª mismo, rompiendo as¨ª el c¨®digo de una profesi¨®n cuya ¨¦tica exige que los profesionales permanezcan en el m¨¢s estricto anonimato. Si Woody puede influir en un famoso terapeuta y conseguir que se convierta en un simple coquet¨®n para su pel¨ªcula, ?c¨®mo podr¨ªa su propio terapeuta seguir teniendo el poder para influir en ¨¦l?
Mientras el drama personal de M¨ªa y Woody va descubri¨¦ndose en la prensa, en las presentaciones a los medios de comunicaci¨®n se puede ver la versi¨®n cinematogr¨¢fica Maridos y mujeres, protagonizada por ambos, y comparable a la realidad. Woody ha hecho la mayor¨ªa de las pel¨ªculas suyas y de M¨ªa con actuaciones en familia; con M¨ªa, adem¨¢s de una familia real, tiene una familia de actores.
El territorio por el que los dos est¨¢n luchando abarca no s¨®lo a sus hijos verdaderos, sino tambi¨¦n el terreno de la imaginaci¨®n del Woody que se ha visto desesperadamente enmara?ado con M¨ªa y sus hijos. Si Woody permite a M¨ªa quedarse con todos sus hijos, ?no perder¨¢ tambi¨¦n el mundo imaginario que ha creado con ella?
En lo que M¨ªa, Woody y Allen Dershowitz se han equivocado es en confundir la moral y la ¨¦tica con el sexo, las mentiras y las cintas de v¨ªdeo.
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