La formaci¨®n profesional continua: una asignatura pendiente
La entrada en vigor del Acta ¨²nica el pr¨®ximo a?o hace m¨¢s necesaria que nunca la definici¨®n de la formaci¨®n profesional de los trabajadores en sus centros de trabajo, de forma que se cubran las necesidades actuales y futuras de las empresas al tiempo que los empleados, al mejorar su cualificaci¨®n, mejoren su calidad de vida. Para ello, la autora insiste en la necesidad de llegar a un acuerdo.
No pretendo ser original afirmar que el horizonte socioecon¨®mico de la d¨¦cada actual va a acentuar en muchos aspectos las profundas transformaciones que han caracterizado a los a?os ochenta, fundamentalmente en cuanto al empleo, mano de obra disponible, cambios en las cuafificaciones y su evoluci¨®n, as¨ª como al hecho cada vez m¨¢s candente de la movilidad y las migraciones.Ello exige el afrontar de forma r¨¢pida el debate y sacar las conclusiones necesarias para elaborar alternativas y proyectos de cara a las pol¨ªticas de formaci¨®n posterior a la escolaridad obligatoria, ya que con la LOGSE se produce un avance importante (al menos en teor¨ªa) en lo referente a la formaci¨®n profesional reglada, intentando dignificar¨ªa y darla la importancia que realmente se merece.
Por tanto, es la formaci¨®n profesional ocupacional, y especialmente la dirigida a los trabajadores en activo, el gran reto al que debemos enfrentarnos, poniendo en marcha un ambicioso proyecto dirigido a estos m¨¢s de ocho millones de personas. Ello, cobra si cabe mayor importancia cuando a todo lo anterior se a?ade la entrada en vigor del Acta ¨²nica, que' conlleva la libre circulaci¨®n de personas, y frente a la cual los trabajadores espa?oles no estamos precisamente en la mejor situaci¨®n, en cuanto a preparaci¨®n profesional se refiere, en relaci¨®n a nuestros colegas europeos.
Cuando hablamos de formaci¨®n profesional continua, entendemos por tal el conjunto de acciones formativas encaminadas a mantener cualificados a los trabajadores en su profesi¨®n y puesto de trabajo, as¨ª como en su promoci¨®n personal y social, de acuerdo con el nivel de exigencias que actualmente demanda el sistema productivo.
Que los sindicatos hemos sido conscientes de esta necesidad desde hace tiempo lo demuestra el papel prioritario que han jugado las alternativas sobre formaci¨®n que hemos elaborado, primero en la propuesta sindical prioritaria y, posteriormente, en su continuaci¨®n: la ISP.
Seg¨²n se recog¨ªa en este ¨²ltimo documento conjunto, para los sindicatos la formaci¨®n no es una cuesti¨®n de coyuntura social, laboral o pol¨ªtica. El aprendizaje, la recualificaci¨®n profesional o la adquisici¨®n de nuevos conocimientos son temas que precisan de constante atenci¨®n, y que bien afrontados repercutir¨¢n de forma decisiva en la competitividad de las empresas. Ello significa que los esfuerzos en materia de formaci¨®n han de entenderse, por parte de las administraciones, trabajadores y empresarios, y la sociedad en general, como una buena y necesaria inversi¨®n a corto, medio y largo plazo.Referencias legalesExisten, asimismo, referencias relativas al derecho de los trabajadores a la formaci¨®n y al perfeccionamiento profesional en el trabajo en la Constituci¨®n espa?ola, Estatuto de los Trabajadores, Ley B¨¢sica de Empleo o convenio 140 de la OIT, aunque, hasta ahora y por desgracia, no hayan tenido un posterior desarrollo, a pesar de ser reivindicado m¨²ltiples veces por los trabajadores y sus sindicatos.
A estas alturas del siglo se est¨¢ acabando el plazo, y es hora de hacer frente a este reto de manera digna y no de forma improvisada (la chapuza es el deporte nacional); ello exige un plan de actuaci¨®n urgente en el que, dada la envergadura de lo que nos traemos entre manos, deberemos de estar de acuerdo todos los implicados: empresarios, sindicatos y Administraci¨®n.
Digo que se acaba el plazo porque Espa?a tiene tambi¨¦n en este campo un serio d¨¦ficit en relaci¨®n a Europa, como lo demuestra el que s¨®lo un 2% de los trabajadores espa?oles hayan recibido formaci¨®n en sus empresas, o que ¨¦stas dediquen a formaci¨®n s¨®lo una media del 0,5% de su cifra de facturaci¨®n, frente al 3% que se destina en la CE,
Ello trae como consecuencia el que, seg¨²n recientes estudios de dos instituciones internacionales, sobre calificaci¨®n-calidad industrial en 22 pa¨ªses desarrollados o en v¨ªas de serlo, seg¨²n una encuesta a 1.500 directivos de todo el mundo, Espa?a ocupa el pen¨²ltimo lugar en "cualificaci¨®n de los trabajadores" y el ¨²ltimo en "motivaci¨®n laboral". Un factor que condiciona el grado de preparaci¨®n de nuestra mano de obra es la contrataci¨®n temporal, ya que dif¨ªcilmente se puede mantener formado a un trabajador que rota cada seis meses en un empleo y sector diferente, algo a no perder de vista cuando se aborda este asunto.
Teniendo todo esto en cuenta, y siendo conscientes de la responsabilidad que como sindicatos deb¨ªamos afrontar, en el mes de octubre del a?o pasado, y a petici¨®n de CC OO y UGT, se convoca, en el seno del Consejo General de la Formaci¨®n Profesional, un grupo de trabajo de car¨¢cter tripartito que aborde la formaci¨®n continua de los trabajadores, del que posteriormente, y vistas las dificultades para avanzar, la representaci¨®n de la Administraci¨®n decide salirse y dejar a los sindicatos y patronal que sigamos negociando.
En el mes de abril y despu¨¦s de muchas horas de reuni¨®n llegamos, al fin, a un principio de acuerdo CC OO y UGT con la CEOE, que tiene por objeto la formaci¨®n de los trabajadores en activo, mediante un amplio plan sectorial y territorial que abarcar¨ªa los pr¨®ximos tres a?os, y como recoge en su introducci¨®n: "La formaci¨®n profesional en su conjunto, tanto la continua como la inicial, constituye un valor estrat¨¦gico prioritario ante los productos de cambio econ¨®mico, tecnol¨®gico y social en que estamos inmersos. El futuro de nuestro sistema productivo depende en gran parte de las cualificaciones de la poblaci¨®n activa, tanto de los trabajadores como de los empresarios, especialmente los de peque?as y medianas empresas, y por ello la formaci¨®n profesional de calidad es una verdadera inversi¨®n".
Este acuerdo puede posibilitar que la formaci¨®n continua de los trabajadores deje de ser una manida muletilla para argumentar en ciertos foros de discusi¨®n y sea un elemento de primer orden en los planes de acci¨®n de los sindicatos y empresarios.
No obstante, hay rasgos preocupantes en el horizonte, como es el inexplicable recurso del Ministerio de Trabajo en convocar la mesa tripartita encargada de cerrar esta negociaci¨®n y en la que el Gobierno debe exponer sus criterios respecto a la financiaci¨®n del acuerdo y, una vez convocada el d¨ªa 30 de julio, la negativa de la CEOE a asistir. Ello hace pensar si para unos y otros la formaci¨®n profesional pudiera ser'una pieza de quita y pon, sin valor en s¨ª misma y a utilizar seg¨²n convenga.La redefinici¨®nComo sindicatos, volvemos a reiterar nuestro deseo de incidir en la sociedad del a?o 2000, elevando la cualificaci¨®n y el nivel de vida de los trabajadores, siendo conscientes de que est¨¢ cada vez m¨¢s en crisis el modelo de oficio para toda la vida. En definitiva, se trata de determinar cu¨¢les son aquellas profesiones que nacen, cu¨¢les las que se desarrollan, cu¨¢las las que cambian y cu¨¢les las que mueren , unido al derecho de todo trabajador a reciclarse y formarse durante toda su vida laboral. Ante este reto, los sindicatos seremos los primeros en ponemos manos a la obra.
es secretaria confederal de empleo de CC OO.
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