No se olvid¨® del p¨²blico

Javier Conde llegaba a Colmenar con un ambiente propicio y tore¨® dando pases de todas las marcas. Caus¨® buena impresi¨®n: pis¨® el albero con personalidad y no se olvid¨® de torear tambi¨¦n un poco al p¨²blico, con desplantes airosos y un punto amanerados.En el primero estuvo a la deriva, hasta que decidi¨® pararse, templar y mandar en tandas de naturales de mano baja, con la muleta barriendo la arena. Fueron series irregulares pero interesantes, Ese novillo qued¨® crudo y fue lidiado por las cuadrillas malamente. A Conde le cost¨® centrarse con ¨¦l. Sin embargo, en el sexto, despu¨¦s de recibirlo con ver¨®nicas lucidas, comenz¨® desde el primer muletazo a desgranar una faena irregular, larga y de tandas con ambas manos, en las que en un principio abus¨® del codilleo, para despu¨¦s, en muletazos cortos, con el toro enroscado en la cintura, entusiasmar al p¨²blico, que le jale¨® con fuerza. Se adorn¨® con variedad y gusto.

Manolo S¨¢nchez en su segundo, un novillo muy manos, puso voluntad y oficio. Y con el primero, noble y soso, dibuj¨® una faena perfumada de clasicismo, completa y mal rematada con la espada. Hubo empaque y torer¨ªa, aunque no emoci¨®n: falt¨® novillo.

?scar Higares no tuvo suerte con el ganado. Pr¨¢cticamente inv¨¢lido su lote, requer¨ªa una faena de ali?o y montar la espada. En sus dos faenas sali¨® a torear con la espada de verdad desde el principio y, aunque en el primero se demor¨® con el acero, al quinto lo mat¨® con magn¨ªfico estilo de estoqueador.