La angustiosa espera de un bombardeo en la c¨¢rcel
M¨¢s de cien prisioneros serbios, pendientes de juicio en un cuartel del Ej¨¦rcito en Sarajevo
ALFONSO ARMADA ENVIADO ESPECIAL, Los detenidos no tienen buen aspecto. Las orejas les crecen como ajenas en un cr¨¢neo casi rasurado. Los privilegiados disfrutan de una cama y una manta para cada uno, mesa y ventana al exterior, como Dimso Vasic y Danilo Orasanin. Los que afrontan acusaciones m¨¢s duras, como Jovo Savic, s¨®lo disponen de colchonetas, y siete personas comparten menos de siete metros cuadrados y una. puerta angosta que apenas deja entrar algo de luz por una celos¨ªa de metal. La mayor¨ªa de los internos de la prisi¨®n militar Viktor Bubanj, en Sarajevo, son serbios, pero no por ello se libran de los morteros que lanzan sus compatriotas chetniks, los combatientes irregulares emboscados en las colinas.
Dimso Vasic, de 42 a?os, un serbio de Doboj, tiene esposa y dos hijos en Sarajevo. Le cuesta explicar por qu¨¦ est¨¢ encarcelado. "No soy un soldado", dice, pero fue detenido como tal cuando las tropas bosnias tomaron el barrio de Pofalici. Es uno de los entre 100 y 150 inquilinos de la prisi¨®n Viktor Bubanj, un antiguo cuartel del Ej¨¦rcito yugoslavo.Danilo Orasanin, un serbio que cumpli¨® 60 a?os en la c¨¢rcel el pasado 25 de mayo -"el mismo d¨ªa que Tito", dice-, le quita la palabra de la boca a Vasic ante la pregunta de qu¨¦ piensa del bombardeo de Sarajevo por las tropas serbias: "Est¨¢n violando todas las normas y todos los derechos. Es algo s¨¢dico". Y se?ala la cama en la que duerme, junto a la ventana, donde un compa?ero fue herido hace unos d¨ªas "por un mortero chetnik". Fue el tercer prisionero alcanzado por los ataques. Orasanin es abogado, como su esposa, en Sarajevo, y sus dos hijas: "Una vive en Dubl¨ªn y la otra en Lubliana".
Besin Muderizovic, el alcaide musulm¨¢n, de 40 a?os, fuma Marlboro y no ha sido aleccionado. No sabe con certeza cu¨¢ntos prisioneros hay en el establecimiento -"entre 100 y 150"-, pero no duda cuando afirma que nunca pasan m¨¢s de tres d¨ªas en el centro. "Si el tribunal dictamina que se les procese pueden estar aqu¨ª hasta 15 d¨ªas, mientras se efect¨²a la investigaci¨®n", y despu¨¦s, si son condenados, se les env¨ªa a otro centro para cumplir la pena.
Diniso Vasic fue detenido el 1 de junio. Y dice que todav¨ªa no se le ha notificado la acusaci¨®n. Cree que Sarajevo es "como un gran campo de concentraci¨®n bombardeado indiscriminadamente desde las colinas". Donde se encuentran los serbios.
Pistola escondida
Milena Jaksic, de 47 a?os, es una de las 12 mujeres de la prisi¨®n Viktor Bubanj. Tiene los labios pintados, viste un ch¨¢ndal gris con ribetes rojos y come pan. Esposa de un oficial del Ej¨¦rcito yugoslavo retirado hace cuatro a?os, fue detenida en su apartamento mientras su marido y sus dos hijos se encontraban en Belgrado, donde viven sin ninguna noticia de ella.
Confiesa que encontraron una pistola en su domicilio: "Yo no sab¨ªa nada de ella, tal vez era de mi marido". Hija de padres ortodoxos, se declara agn¨®stica, aunque lleva al cuello un camafeo con un Cor¨¢n en miniatura y una medalla ortodoxa de san Pedro, que acaba por mostrar tras intentar esconderla tras el camafeo. Fue detenida hace 53 d¨ªas. Ella est¨¢ dispuesta a quedarse en Sarajevo cuando salga de la c¨¢rcel y la guerra termine. "El bombardeo de Sarajevo es lo peor que pod¨ªa sucedemos", dice sin dudar.
La ¨²nica prisi¨®n militar de Sarajevo es un edificio amarillento, con aspecto de instituto venido a menos y algunos impactos de mortero en los muros y en el tejado. Los chetniks que rodean la capital bosnia no se andan con contemplaciones, ni siquiera con el alojamiento temporal de sus compatriotas serbios all¨ª encarcelados.
El 15% de los detenidos son bosnios, "la mayor¨ªa de ellos soldados que han cometido acciones criminales, como robos", dice, el comandante Muderizovic. "El 85% restante son serbios, no todos soldados. Hay muchos quintacolumnistas, gente que guardaba armas en sus casas y delincuentes". Del frente, seg¨²n el alcaide, s¨®lo procede el 5% de los serbios encarcelados.
No hay trabajos forzados en la prisi¨®n. Los internos se levantan a las seis de la ma?ana y se acuestan a las nueve de la noche. Comen dos veces al d¨ªa, a las diez de la ma?ana y a las seis de la tarde. "No se les puede dar mucho m¨¢s. En Sarajevo se est¨¢ pasando hambre", se disculpa el alcaide. "Hay 20 celdas y un m¨¢ximo de seis presos por celda", afirma Muderizovic.
Superviviente
En la celda de Jovo Savic, una oscura habitaci¨®n sin ventana, si¨¦te hombres comparten siete metros cuadrados. Se levantan cuando el centinela abre la puerta y forman dos filas de hombres apesadumbrados.
Jovo Savic es un serbio de 61 a?os nacido en Kalinovik que vive en Sarajevo desde hace 25 a?os. "Ellos est¨¢n destruyendo lo que hemos construido durante siglos", aseg¨²ra. Con el pelo blanco y los ojos azules, los labios le tiemblan cuando habla. Revela que le detuvieron por tener armas en su casa. "Un vecino me las dio. Yo no quer¨ªa cogerlas, pero no me qued¨® m¨¢s remedio. Era para autodefendernos, seg¨²n me dijo, aunque yo nunca las us¨¦". En prisi¨®n desde el 13 de julio, el trato que recibe "es correcto. La c¨¢rcel es la c¨¢rcel".
Lo que le resulta m¨¢s duro es que los serbios de las colinas "no s¨®lo est¨¢n bombardeando la prisi¨®n, sino las casas serbias". "?Qu¨¦ puedo sentir?", se pregunta. "Sobreviv¨ª a la II Guerra Mundial cuando era ni?o. Entonces perd¨ª a muchos familiares". Pero no puede seguir. Los labios se le aflojan y los ojos azules se le llenan de l¨¢grimas. Llueve en el patio de la prisi¨®n. Hoy no caen morteros serbios.
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