El futuro incierto de la BBC

British Broadcasting Corporation, la BBC, a la que los brit¨¢nicos llaman coloquialmente auntie (t¨ªa), atraviesa el peor momento de su gloriosa historia. Todo son dudas, cr¨ªticas y recelos dentro de la corporaci¨®n, cuya actual licencia se extingue en 1996 y que, dentro de un mes, empezar¨¢ a negociar con el Gobierno sus condiciones de funcionamiento a partir de 1997. El debate sobre c¨®mo debe ser la radiotelevisi¨®n p¨²blica del siglo que viene ha generado hasta ahora pocas ideas y mucha crispaci¨®n.

El consejo de administraci¨®n de la BBC se ha gastado ya m¨¢s de 1.800 millones de pesetas en estudios sobre c¨®mo ser¨¢n la audiencia, los competidores privados y los recursos tecnol¨®gicos del siglo XXI, pero a¨²n no ha conseguido elaborar un programa definido. La pol¨¦mica es la de siempre: ?debe una televisi¨®n p¨²blica competir directamente con las televisiones comerciales?La situaci¨®n empezar¨¢ a aclararse a principios de octubre, cuando el ministro del Patrimonio, David Mellor, haga p¨²blico el esperado Libro Verde sobre la BBC. El Libro Verde contendr¨¢ las ideas gubernamentales sobre la BBC del futuro, desde la financiaci¨®n hasta el estilo de los programas. Un mes despu¨¦s aparecer¨¢ un texto de similar importancia, con los proyectos de John Birt, futuro director general de la corporaci¨®n.

Birt fue nombrado hace un a?o, pero no tomar¨¢ posesi¨®n hasta marzo pr¨®ximo. Este largo comp¨¢s de espera est¨¢ resultando muy nocivo para el funcionamiento cotidiano de la BBC, y muchos esperan que el director general saliente, sir Michael Checkland, abandone voluntariamente el cargo antes de Navidad para poner fin a la incertidumbre. El clima de transitoriedad ha afectado muy negativamente al ambiente interno de la corporaci¨®n.

Birt, un hombre riguroso y herm¨¦tico al que se ha definido como "un monje trapense con una idea leninista del mando", es quien dirigir¨¢ la BBC hasta 1996, y de ¨¦l depender¨¢ la fuerza con que la corporaci¨®n pueda negociar las cl¨¢usulas de su licencia para los siguientes 30 o 40 a?os. Si la BBC pierde calidad o se hace demasiado cara, el Gobierno se ver¨¢ tentado a reducirla vendiendo su segundo canal o, incluso, a privatizarla por completo. El actual ministro del ramo, David Mellor, se muestra por ahora partidario de mantener a la BBC como instituci¨®n p¨²blica, con el actual sistema de financiaci¨®n: un impuesto que ahora es de 90 libras (unas 17.000 pesetas) anuales sobre cada uno de los aparatos de televisi¨®n del Reino Unido.

Pero el impuesto general viene a significar que todo el mundo est¨¢ suscrito a la BBC, y el ministro exige a cambio que la contabilidad de la BBC sea di¨¢fana (cosa que no es en estos momentos: se conoce su presupuesto, 170.000 millones al a?o, y muy poco m¨¢s) y que su programaci¨®n sea de inter¨¦s para todos, desde el intelectual m¨¢s exquisito hasta el hortera m¨¢s lerdo. Una condici¨®n dif¨ªcil de cumplir.

Reducir costes

John Birt guarda un mutismo absoluto sobre sus planes. Hace unos d¨ªas aparecieron informaciones sobre su intenci¨®n de despedir a unos 8.000 empleados para reducir costes. Birt lo neg¨® inmediatamente, pero existen sospechas de que ¨¦l mismo hab¨ªa lanzado la noticia para crearse un clima propicio: si los despidos resultan ser 3.000, tender¨¢n a aceptarse como un mal menor. Tambi¨¦n se habla de que Birt cerrar¨¢ dos de las cinco emisoras de radio de la corporaci¨®n y suprimir¨¢ Eldorado, el nuevo culebr¨®n con escenario espa?ol en el que la BBC ha invertido 10 millones de libras (unos 1.800 millones de pesetas) con un resultado penoso. Eldorado es uno de los programas m¨¢s discutidos de la corporaci¨®n. ?Debe una televisi¨®n p¨²blica producir seriales de este tipo? ?Debe funcionar seg¨²n las leyes del mercado una televisi¨®n sin anuncios y pagada por el contribuyente? Hay tantas opiniones a favor como en contra.

Algunos aspectos de la futura, BBC empiezan a perfilarse, Seg¨²n un documento aprobado por su consejo de administraci¨®n, las l¨ªneas maestras de la futura programaci¨®n deber¨ªan ser cuatro: noticiarlos e informativos "que permitan un debate nacional imparcial Y bien documentado"; programas educativos; programas que favorezcan el intercambio de ideas entre el Reino Unido y el extranjero; y programas que expresen "la cultura y el ocio brit¨¢nicos".

El primer punto, referente a los informativos, es obvio. Las cosas se oscurecen progresivamente hasta llegar al cuarto punto, el referente a cultura y ocio. ?Incluye eso los concursos? ?Y los culebrones? Los puristas dicen que la BBC deber¨ªa suprimir ambas cosas. Pero muchos t¨¦cnicos insisten en que una dosis apreciable de entretenimiento puro es imprescindible para atraer a una audiencia que, en 1997, podr¨¢ elegir entre tres canales nacionales y una docena de canales por sat¨¦lite.