La osad¨ªa del trofeo a la estocada
Jandilla / Ni?o de la Capea, Ortega, Ojeda
Toros de Jandilla, c¨®modos de cabeza; terminaron astillados o escobillados; nobles. Ni?o de la Capea: estocada corta pasada perdiendo la muleta y dos descabellos (divisi¨®n); estocada (oreja). Ortega Cano: pinchazo, bajonazo, rueda de peones -aviso- y dos descabellos (aplausos); estocada ca¨ªda (vuelta). Paco Ojeda: media baja, estocada desprendida y dos descabellos (ovaci¨®n y saludos); pinchazo bajo, otro y siete descabellos (palmas). Se guard¨® un minuto de silencio en memoria del banderillero Soto Vargas. Plaza de la Glorieta, 14 de septiembre. Tercera corrida de feria. Casi lleno.
Entre los innumerables trofeos que se convocan en septiembre, hay uno tan atrevido como la estocada de la feria", cosa que invita a pensar en Benlliure. Los hay osados. Estamos en la era. del bajonazo, tiempos en los que una estocada desprendida se valora como una en las p¨¦ndolas, y ahora algunos ilusos pretenden encontrar una estocada como Dios manda para premiarla.
Con ser esto gordo, lo es m¨¢s que haya toreros que den por bueno el atentado cometido y se contoneen relamidos ante un toro que tiene la espada casi en el brazuelo. Ortega Cano mont¨® este numerito en el primero suyo, cont¨¢ndole los segundos que tardar¨ªa en caer... Pudo contar hasta tres millones, porque el toro, ni por esas. ?Un bajonazo fallido?: pues s¨ª se?or, ya ve usted; justo castigo a su perversidad.
Uno, que ya debe ser antiguo, tiene por buenos los desplantes y las arrogancias despu¨¦s de la obra bien hecha pero despu¨¦s de las chapuzas (y a ver si un bajonazo no lo es), opina que adem¨¢s de grotesco es indignante.
Ni?o de la Capea, estuvo aseado con el primero, que punteaba, y muy decidido con el cuarto, blando y noble, al que mulete¨® con esfuerzo en la primera parte de la faena, relaj¨¢ndose a medida que transcurr¨ªa el trasteo y dejando como recuerdo m¨¢s sobresaliente una tanda de naturales muy entonados.
Ortega Cano, estuvo por debajo de su primero, noble, con recorrido y repetici¨®n, tore¨¢ndolo hacia fuera lamentablemente. En el quinto, que tuvo temperamento, tore¨® despegado, logrando s¨®lo muletazos sueltos.
Ojeda intent¨® ahogar a su primero, a ver si pod¨ªa montar su peculiar toreo, pero el toro ped¨ªa distancia y toreo de veras, y s¨®lo al final, con alg¨²n sobresalto consigui¨® apuntar su estilo. En el sexto, muy blando, estuvo desva¨ªdo.
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