La depresi¨®n de los profesores
Con el debido respeto y sin ¨¢nimo de faltar al mismo de quien corresponda, debo manifestar mi total estupefacci¨®n ante una serie de escritos que suelen aparecer en la prensa cada a?o por estas fechas (comienzos del curso escolar) y que versan sobre la supuesta peligrosidad de la profesi¨®n de ense?ante, en todas sus versiones, centros y ¨¢reas , ya p¨²blicos como privados.En tales escritos nos cuentan que el profesorado sufre depresiones y otras enfermedades profesionales, debido a m¨²ltiples factores, y que el que m¨¢s les afecta es el comportamiento de sus educandos, ya que de un tiempo a esta parte, los muchachos est¨¢n m¨¢s asilvestrados que los ratones de campo.
Pues bien; quiz¨¢ en eso tengan raz¨®n, pero s¨®lo en muy contados casos. No vayamos a creer que todos los adolescentes y j¨®venes son iguales y les metemos en el mismo cesto, porque acabar¨ªamos pensando aquello de que la democracia s¨®lo sirve para los que se la saltan a la pata coja. Aunque tambi¨¦n podr¨ªamos decir que hay profesores que siguen creyendo aquello de "la letra con sangre entra", y de eso, todos tenemos ejemplos que contar. Creo que esto no tiene ni merece m¨¢s comentarios.
Pero el mercado de trabajo es muy amplio, y as¨ª como a nadie se le obliga a curar enfermos infecciosos, ser inspector de Hacienda o desactivar artefactos etarras -pongo por caso-, a los profesores tampoco se les puede obligar a que ejerzan esa profesi¨®n tan ... peligrosa, que les lleve a sus depresiones, tan frecuentes como profundas. Y, si me permiten, les dir¨¦ que el resto de trabajadores tambi¨¦n sufrimos depresiones y otras enfermedades laborales.-
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