El Barcelona s¨®lo gan¨® por la m¨ªnima al Viking noruego
Y en eso lleg¨® Salinas. Mal s¨ªntoma. Cruyff, normalmente, s¨®lo echa mano del largo,-si no es que lo pone a la primera- cuando el partido est¨¢ cuesta arriba. Ayer no fue una excepci¨®n, pero esta vez el ariete vasco no inclin¨® la contienda en el segundo tiempo. Mejor f¨²tbol no hubo, pero -eso s¨ª- al menos la sangre comenz¨® a correr por las venas. Y el movimiento. Y las faltas y el gol. Empez¨® el f¨²tbol. Bueno o malo, es otra cosa.Lleg¨® tambi¨¦n la victoria, m¨ªnima y justa. Visto el partido, excelente, porque ya se tem¨ªa el rid¨ªculo de un empate. "Todo lo que no sea una victoria clara, ser¨¢ un desastre", hab¨ªa dicho el vicepresidente azulgrana Josep Mussons antes del partido. Despu¨¦s se dar¨ªa, seguramente, con un canto en los dientes. Del borde del. abismo salieron, l¨ªvidos, los espectadores. Los jugadores, con palpitaciones.
Los 11 jugadores de Cruyff debieron de olvidarse el alma en El Montany¨¢, enclave id¨ªlico donde la plantilla busc¨® la paz y la tranquilidad de los ni?os entren¨¢ndose entre columpios. O en los recovecos del vestuario, tristes despu¨¦s de los dimes y diretes entre b¨²lgaros, daneses y holandeses. O ten¨ªan la mente en el partido del pr¨®ximo s¨¢bado frente al Atl¨¦tico. Al campo salieron cuerpos aplatanados. "A los rivales se les hace peque?os jugando al cien por cien", hab¨ªa advertido Cruyff. Anoche, a los campeones de Europa, superar al pen¨²ltimo clasificado de la Liga noruega se les hizo m¨¢s dif¨ªcil que saltar con p¨¦rtiga la gran muralla china.
Algo debi¨® de influir la disposici¨®n t¨¢ctica. Cuatro defensas, con Amor y Nadal en el centro; una zona media in¨¦dita con tres hombres -entre ellos Vucevic y Witschge, los extranjeros no habituales- y una delantera ortodoxa con otros tres. El triste Laudrup de ariete. Y, mientras, Koeman y Stoichkov, en la tribuna. Defensivamente, funcion¨® porque los de Stavanger jugaron con un solo delantero. Un ingenuo de 20 a?os. Pero hubo apuros. Nadie met¨ªa la pierna.
Ofensivamente, el Barcelona fue un caos deprimente. Nadie marc¨® la diferencia.
Y entraron las prisas. Y las ganas por querer resolverlo todo en cinco minutos. El Viking se convirti¨® en el Kaiserslautern. Parec¨ªa que reclamaba agon¨ªa y sufrimiento. Se le entregaron balones f¨¢ciles a la olla y otro ariete improvisado, Nadal. No estaba el salvador pasado, Bakero -sancionado-, y el p¨²blico no pudo pedir su presencia. Pero la grada s¨ª que se acord¨® del gran ausente, de Stoichkov.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.