Tarde de sudar la taleguilla

Trabajosa tarde, duro empleo, relativa oportunidad la ofrecida a tres toreros locales, poni¨¦ndoles delante de una corrida que no dio la menor ocasi¨®n para sentirse a gusto. Tarde de "pico y Palha", o sea, de sudar la taleguilla a base de bien, aunque el oto?o se nos ech¨® encima y acabamos todos so?ando con un puesto de casta?as asadas.La primera parte de la tarde, fue la menos mala. Los toros, parados y qued¨¢ndose debajo de los enga?os, medio dejaron que los toreros lo intentasen y Ricardo S¨¢nchez Marcos logr¨®, tras un seguro tanteo, una faena bastante compuestita, en la que sobresalieron unos naturales de mucho m¨¦rito cuando el toro se le puso incierto. El aire, por si fuera poco, trastorn¨® todo y molest¨® a los toreros, a?adiendo incomodidad tras incomodidad. En el cuarto, S¨¢nchez Marcos comenz¨® verdaderamente la tragedia porque el animal, adem¨¢s de blando, se quedaba debajo de la muleta descolocando al espada.

El portugu¨¦s Rui Bento tuvo primeramente a un toro que el tercer pase no lo tragaba ni bebiendo agua, esforz¨¢ndose en dejar clara su condici¨®n tir¨¢ndole un derrote que casi lo prende. El torero le ech¨® coraje. En el quinto, que hab¨ªa pegado unas oleadas tremebundas en banderillas, machete¨® sobre las piernas y cuando intentaba matarlo, sufri¨® un acos¨®n yendo a caer en el estribo y resultando con una brecha en la cara.

Jos¨¦ Luis Ramos tuvo peor suerte todav¨ªa. Su primero, andaba, no le dejaba colocarse y aquello era un no vivir. Pero donde fue el l¨ªo padre, el desorden may¨²sculo y el desbarajuste por antonomasia fue en el sexto, que por defecto en la vista o por mansedumbre te?ida de mala uva, hizo correr a todo el mundo, protagoniz¨® un primer tercio (por llamarlo de alguna forma) en el que por su cuenta y riesgo fue alrededor de 13 veces al caballo entre refilonazos, picotazos, varas y varitas, sin preferencia alguna entre el de tanda o el de puerta, y en la muleta dej¨® constancia de que aquello era imposible.

Con todo este barullo de lidia y las anodinas actuaciones de los dos jinetes rejoneadores termin¨® la edici¨®n de 1992 de la Feria de Salamanca en la que, ?por casualidad venturosa!, pudimos ver una verdadera corrida de toros -la de Baltasar Ib¨¢n, el domingo pasado-, y de la que, esforz¨¢ndonos mucho, podr¨ªamos recordar muy poquitas cosas felices m¨¢s.