El estado puro
Cuando los seis venerables m¨²sicos de The Chieftains fueron a probar sonido a la sala Canciller, se llevaron un susto importante. ?El grupo m¨¢s cl¨¢sico de la m¨²sica tradicional irlandesa en el templo del heavy madrile?o! No les gust¨® nada. Acostumbrados a salas de conciertos, a trabajar con Van Morrison, a componer bandas sonoras como la de Barry Lyndon, de Kubrick, la sala no les pareci¨® apropiada. Al menos al principio.Pero quiz¨¢ les contaron que la Canciller es un local que se esfuerza en programar actuaciones en directo de diversos estilos en tiempos duros -lo que el aficionado agradece-, y dijeron: adelante. Puestos en marcha, el acelerador lo apret¨® el p¨²blico y el grupo sali¨® por la puerta grande.
The Chieftains
Paddy Moloney (gaitas, tin whisttle), Martin Fay (fiddle), Sean Keane (fiddle), Derek Bell (arpa, tiomp¨¢n, teclados), Matt Molloy (flauta), Kevin Conneff (bodhrau, voz). 1.500 personas. Precio: 2.500 pesetas. Sala Canciller. Madrid, 2 de octubre.
De aquella formaci¨®n de The Chieftains que grab¨® su primer disco en 1964 s¨®lo quedan Paddy Moloney y Martin Fay, pero el grupo no ha perdido un ¨¢pice de pureza, virtuosismo ni alegr¨ªa. Los instrumentos t¨ªpicos irlandeses -gaitas, arpas, tin whisttle (flauta met¨¢lica), fiddles (violines), bodhrans (panderos)- tienen una t¨ªmbrica y una capacidad de glissando capaz de pasar de la melancol¨ªa de las baladas a las danzas m¨¢s vitales sin grandes saltos, y en eso consisti¨® el recital de The Chieftains.
Lanzados por un p¨²blico tan entregado en la danza como respetuoso en la balada y en las canciones a capella, The Chieftains repasaron su repertorio tradicional, presentaron su ¨²ltimo disco -Another country-, mostraron su enormidad en el matiz y en los constantes cambios de tonalidad en las canciones y bromearon con ambientes chinos y el rag-time.
La gracia visual la puso una encantadora joven bailarina, y tras dos bises, la noche acab¨® con el p¨²blico gritando m¨¢s. Fue el triunfo de una m¨²sica tradicional de enorme riqueza que hoy da savia desde a la new age hasta el pop y el rock, y que enganch¨® a todos los asistentes; a los que sab¨ªan lo que a escuchar y a los que no. Porque en tiempos de contaminaci¨®n, el aficionado gusta del estado puro.
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