La c¨²pula militar renuncia "por disciplina" a dimitir ante el recorte del Presupuesto
Los miembros de la Jujem (Junta de Jefes de Estado Mayor) han asumido "con dolor, pero con disciplina" el dr¨¢stico recorte presupuestario impuesto al Ministerio de Defensa para 1993, seg¨²n han manifestado a este diario fuentes de la c¨²pula militar. Varios de los jefes militares de los ej¨¦rcitos han pensado en la posibilidad de pedir el pase anticipado a la reserva. Esta decisi¨®n comenz¨® a barajarse a ra¨ªz de la dimisi¨®n del secretario de Estado de Defensa, Jos¨¦ Miguel Hern¨¢ndez, difundida el pasado martes. Finalmente esa medida fue descartada. "Nuestra obligaci¨®n es seguir adelante e intentar administrar lo mejor posible los escasos recursos que se nos facilitan" declar¨® uno de los jefes militares consultados.
El Ministerio de Defensa contar¨¢ en 1993 con 755.000 millones de pesetas, seg¨²n los Presupuestos Generales del Estado para 1993 remitidos la pasada semana al Congreso. Esta cantidad es inferior en 30.000 millones a la presupuestada para este a?o, lo que supone una reducci¨®n del 3,85% en t¨¦rminos nominales y de casi el 10% en t¨¦rminos reales, contando con la inflaci¨®n.Durante la ¨²ltima reuni¨®n del comit¨¦ de direcci¨®n del Ministerio de Defensa, en el que est¨¢n representados los altos cargos del departamento, los miembros de la Jujem -integrada por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Gonzalo Rodr¨ªguez Mart¨ªnGranizo, y los jefes de Estado Mayor del Ej¨¦rcito, Ram¨®n Porgueres; la Armada, Carlos Vila, y la Fuerza A¨¦rea, Ram¨®n Fern¨¢ndez Sequeirostransmitieron al ministro Jull¨¢n Garc¨ªa Vargas su profunda disconformidad y grave preocupaci¨®n por el fuerte recorte presupuestario.
"Desmoralizaci¨®n
Los m¨¢ximos responsables militares de los ej¨¦rcitos advirtieron al ministro del riesgo de "desmoralizaci¨®n" de las Fuerzas Armadas, sobre todo porque, tras varios a?os de restricciones, esta vez se hab¨ªa creado la expectativa de un cambio de tendencia y de un incremento en los fondos asignados al Ministerio de Defensa, en funci¨®n del acuerdo adoptado por el Congreso en julio de 1991, que preve¨ªa destinar a los gastos militares el 2% del producto interior bruto (PIB). Frente a esta recomendaci¨®n, el presupuesto de Defensa para este a?o ha supuesto el 1,37% del PIB, y en 1993 podr¨ªa rondar el 1,20%.
La dimisi¨®n del secretario de Estado de Defensa, Jos¨¦ Miguel Hern¨¢ndez, en protesta por el recorte presupuestario, llev¨® a varios miembros de la Jujem a plantearse la posibilidad de seguir el mismo camino, y as¨ª lo manifestaron algunos de ellos en conversaciones privadas.
Sin embargo, seg¨²n las fuentes consultadas, "aunque la tentaci¨®n de dimitir siempre existe, todos hemos asumido que nuestra obligaci¨®n es seguir adelante e intentar afrontar la situaci¨®n lo mejor posible, pese a que el recorte supone un golpe muy duro para los ej¨¦rcitos".
Las mismas fuentes se?alaron que la dimisi¨®n de Hern¨¢ndez ha sido ya suficiente para llamar la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica sobre el problema y que la retirada de alguno de los jefes de los ej¨¦rcitos "podr¨ªa ser mal entendida por la sociedad e interpretarse como un gesto de ego¨ªsmo corporativo".
Quejas al Parlamento
En todo caso, la intenci¨®n de los miembros de la Jujem es no ocultar los graves problemas que provoca el recorte cuando, durante la tercera semana de octubre, deban comparecer ante el Parlamento para informar sobre los presupuestos.
"Contestaremos a lo que se nos pregunte", indicaron las citadas fuentes. Ya en a?os anteriores, los integrantes de la c¨²pula militar se han quejado en el Congreso de los Diputados de la falta de fondos, aunque ahora "el problema es m¨¢s grave que nunca".
Los responsables de los ej¨¦rcitos est¨¢n especialmente preocupados por la ca¨ªda de los cr¨¦ditos destinados al funcionamiento diario de las unidades, que bajan de 126.000 a 119.000 millones de pesetas, seg¨²n el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 1993, remitido por el Gobierno al Congreso de los Diputados. Ese descenso representa un recorte superior al 10% en t¨¦rminos reales.
Tambi¨¦n la partida dedicada al mantenimiento de los equipos y sistemas se reduce en torno al 7%, contando con la inflaci¨®n. Ello obligar¨¢ a reducir maniobras y ejercicios, a seguir consumiendo las reservas de guerra -ya exiguas tras los recortes de los dos ¨²ltimos anos- y a inmovilizar aquellos sistemas, como buques o aviones, que no sea posible mantener operativos sin un adecuado mantenimiento.
Crisis en la industria de Defensa
Los presupuestos de Defensa para 1993 pueden suponer el golpe de gracia para la industria militar espa?ola, aquejada por una grave crisis debido a la reducci¨®n presupuestaria de los ¨²ltimos a?os y al fuerte retraimiento de las exportaciones. El cap¨ªtulo dedicado a inversiones militares bajar¨¢ de 107.000 millones de pesetas en 1992 a 98.000 en 1993, un 8,85/0 menos en pesetas corrientes y en tomo a un 15% en t¨¦rminos reales.Para la Empresa Nacional Baz¨¢n representa un grave problema el aplazamiento indefinido de la construcci¨®n de cuatro cazaminas en su astillero de Cartagena (Murcia) por 53.000 millones de pesetas, aunque en 1993 s¨®lo iban a gastarse 500. Construcciones Aerona¨²ticas (CASA) se enfrenta a la cancelaci¨®n del programa de modernizaci¨®n de los aviones P-3 Orion de lucha antisubmarina, con un coste de 21.000 millones, as¨ª como a la reducci¨®n de la partida correspondiente al avi¨®n de combate europeo (EFA), que en el nuevo presupuesto suma 20.000 millones, frente a los casi 30.000 comprometidos.
Estos dos programas afectan igualmente a las dos firmas espa?olas de electr¨®nica, Ceselsa e Inisel, en proceso de fusi¨®n, perjudicadas tambi¨¦n por el aplazamiento del programa Secomsat, de 11.000 millones, necesario para poder utilizar la carga gubernamental del sat¨¦lite Hispasat.
La empresa Santa B¨¢rbara se enfrenta a la suspensi¨®n del programa de modernizaci¨®n de los carros de combate AMX-30 y al aplazamiento de las mejoras previstas en los M-60 norteamericanos procedentes de Centroeuropa. Finalmente, el acuerdo de Enosa con la multinacional norteamericana Hughes depende del improbable s¨¢lvamento del programa de TOW, de misiles anticarro.
Con este panorama de suspensi¨®n de todos los programas nuevos y de recorte o alargamiento de los vigentes, la industria militar se ve abocada "no a una reconversi¨®n, sino a un cierre desordenado", seg¨²n la patronal del sector.
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