M¨¢s cuarentena.
LA DEROGACI?N de la circular del Banco de Espa?a que limitaba la libertad del mercado de capitales y su sustituci¨®n por la publicada ayer no ha conseguido otra cosa que la prolongaci¨®n de la situaci¨®n de interinidad que desde hace varias semanas viven los mercados financieros. Aunque han sido levantadas algunas de las restricciones que pesaban sobre los mercados de divisas, siguen existiendo penalizaciones a las operaciones correspondientes de las entidades financieras espa?olas con no residentes.Sin negar, en todo caso, la relajaci¨®n experimentada sobre las restricciones establecidas el pasado 22 de septiembre por la autoridad monetaria, lo cierto es que se mantiene la excepcionalidad sobre el libre movimiento en los mercados de divisas y, en consecuencia, la incertidumbre sobre el futuro del tipo de cambio de la peseta y sobre el resto de los mercados financieros espa?oles. Aunque el Banco de Espa?a, en la introducci¨®n que contiene esta nueva circular, manifieste su confianza en una evoluci¨®n m¨¢s favorable de la coyuntura monetaria exterior, y en ella justifique la flexibilidad adoptada, lo cierto es que en dicha circular, y en las recomendaciones a las entidades financieras espa?olas, nuestro banco central confirma una suerte de cuarentena sobre los citados mercados de divisa!.
El mantenimiento de la excepcionalidad no es sino un reflejo de la que se mantiene, corregida y aumentada, en el seno del Sistema Monetario Europeo (SME) y el escepticismo que se cierne sobre sus posibles desenlaces. Desde el inicio de la crisis que ha llevado al abandono de la libra esterlina y de la lira italiana y determinado la devaluaci¨®n de la peseta, las presiones apreciadoras del marco alem¨¢n frente a la mayor¨ªa de las monedas europeas han sido casi permanentes. La voluntad de las autoridades espa?olas de seguir respetando la disciplina cambiar¨ªa ha determinado el establecimiento de estas normas, que, sin duda, constituyen una involuci¨®n en el proceso de desmantelamiento de nuestro sistema de control de cambios. Medidas que en lo esencial son similares a las adoptadas por las autoridades irlandesas.
Si con anterioridad a su adopci¨®n los mercados financieros espa?oles acusaban el impacto de la crisis abierta en el SME, su entrada en vigor ha aumentado la desconfianza en nuestra moneda. La evoluci¨®n desde entonces de los mercados de deuda y de renta variable han se?alado la huida de los inversores no residentes. Unos inversores convencidos de que el tipo de cambio de la peseta no ha agotado ni mucho menos el potencial depreciador que le. aguarda, en ausencia de un acuerdo convincente en el seno del mecanismo de cambios del SME o de elevaciones importantes en los tipos de inter¨¦s internos.
Esta provisionalidad se traduce en un mayor deterioro de las condiciones financieras, pues, adem¨¢s de la inestabilidad que genera, se encarece notablemente la financiaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico. Todo ello propicia un ambiente en el que se da p¨¢bulo a situaciones como las precipitadas, por extempor¨¢neas, manifestaciones de agencias de calificaci¨®n crediticia como la llevada a cabo la pasada semana por Moodys. Ciertamente, las autoridades espa?olas pueden hacer poco para resolver la desafortunada interinidad: abandonar el SME no garantiza en absoluto la desaparici¨®n de las tensiones sobre la peseta, pero mantener la disciplicina tampoco garantiza su eficacia si el desenlace final es la quiebra definitiva del sistema.
En pocas situaciones como en la presente, la cooperaci¨®n internacional, elemento fundamental del SME ' muestra m¨¢s claramente su importancia. Las autoridades alemanas y, en menor medida, las francesas deber¨ªan asumir su cuota de responsabilidad en la situaci¨®n creada para, cuando menos, contribuir al restablecimiento de un clima de estabilidad. Sin dicho clima no ser¨¢ posible la uni¨®n econ¨®mica y monetaria -tambi¨¦n puesta hoy en entredicho- ni el m¨¢s inmediato proyecto de mercado ¨²nico.
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