Un tren, un juicio,una nave espacial
Einstein on the beach
De Kilip Glass y Robert Wilson.
Coreograf?a: Lucinda ChIlds. Director musical: Michael Riesman,
Escenograf?a y direcci¨®n esc¨¦nica: Robert Wilson. Madrid Capital Cultural Europea. Teatro de Madrid. 7 de octubre de 1992.
Descubrir nuevas miradas, provocar nuevos est¨ªmulos, es una de las condiciones esenciales del arte en cualquiera de sus manifestaciones. Un espect¨¢culo que ensanche la visi¨®n del mundo es, como m¨ªnimo, interesante.Bob Wilson es un inventor de im¨¢genes. De ellas parti¨® la m¨²sica de Philip Glass en un encuentro buscado por ambos. Vicente Molina-Foix matiza en sus documentadas notas al programa que no s¨®lo se debi¨® esta ¨®pera a la comuni¨®n est¨¦tica entre ellos, sino tambi¨¦n al peso de un personaje como John Cage, "considerado por Wilson como su gran mentor y de gran influjo en la generaci¨®n minimalista americana de la que Glass es el exponente m¨¢s popular".
John Cage, como tambi¨¦n Samuel Beckett, sirven de puntos de apoyo, de referencias, a la hora de situar art¨ªsticamente Einstein on the beach.
Matem¨¢ticas y arquitectura
La ¨®pera se estren¨® en Avignon en 1976. Despu¨¦s se ha representado en importantes teatros de ¨®pera como La Monnaie de Bruselas, el Metropolitan. de Nueva York y, recientemente, en el Liceo de Barcelona. Matem¨¢ticas y arquitectura definen la estructura, las duraciones de las diversas escenas.
El conjunto es desmesurado -casi cinco horas sin descanso- forzando una experiencia diferente en el oyente, que puede no obstante entrar y salir e a sala, y as¨ª lo hace, hasta que la hipnosis repetitiva de la m¨²sica y la magia de las im¨¢genes le retienen, sobre todo en el cuarto acto, ya vencidas todas las resistencias.
Un tren, un juicio, una nave espacial: tres espacios escenogr¨¢ficos donde se desarrollan las diferentes variaciones, con referencias en muchos casos cl¨¢sicas. La m¨²sica se une a la danza o a la sonoridad de los textos.
Est¨¦ticas deslumbrantes para una ¨¦tica de soledades, antisentimental y repetitiva. Algunos momentos sorprendieron por su audacia sonora -el ruido de las bolsas de papel en la primera escena del juicio- o pl¨¢stica -la transformaci¨®n de la cama del ¨²ltimo acto-.
El movimiento, el control del gesto, la utilizaci¨®n de la luz, el trabajo de los actores y bailarines, rozan la perfecci¨®n. Destaca Lucinda Childs, un animal de escena: su rostro, sus manos, su voz, su presencia son absolutamente hechizantes. Resulta todo un espect¨¢culo verla en los Knee Plays o en el baile en diagonal de la primera escena o en el primer cuadro del cuarto acto en la ventana del edificio.
La orquesta The PHllip Glass Ensemble, dirigida por Michael Riesman, y asimismo los coros cumplieron meticulosamente con sus cometidos, as¨ª como el personaje de Einstein, encarnado por el violinista Gregory Fulkerson. No se escuch¨® una sola protesta durante la representaci¨®n ni tampoco al final.
Fuertes aplausos subrayaron el ¨¦xito de la propuesta, muy adecuada no ¨²nicamente para aficionados a la ¨®pera sin prejuicios, sino tambi¨¦n para curiosos, diletantes, postmodernos, estetas y amantes de nuevas experiencias art¨ªsticas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.