Lenguas
Desde Radio Sevilla llega la voz de Esperanza S¨¢nchez como un b¨¢lsamo de la inteligencia, y dice: "Venimos de la lengua y vamos hacia el silencio. Y en la lengua nos salvamos cada d¨ªa si nos hacemos comprender". En Sevilla se re¨²nen hombres y mujeres para ense?arse la lengua, gozar de ella y repensarla. La lengua es ese conjunto de sonidos infinitos que surge del m¨¢s infinito de los m¨²sculos. De la rueca de la lengua hilamos la escritura, y aliviando sus nudos atamos el conocimiento. Hablar de la lengua es un ejercicio de humildad, el reconocimiento de que nada es hasta que se puede nombrar. Nacimos con llanto, pero alguien nos dijo: "Ni?o, no llo-, res m¨¢s". Y por eso, cada vez que lloramos, buscamos palabras como pa?uelos en aquella primera lengua que nos calm¨® nuestro primer sufrir.En Sevilla se est¨¢ hablando de la lengua espa?ola. Y eso dice mucho en su favor, porque las lenguas han de dudar de s¨ª mismas y de su futuro y han de saber pasear con la misma seguridad por todos los mundos hablantes, desde los salones del diccionario hasta los descampados de los barrios. Las lenguas que reflexionan sobre s¨ª mismas son lenguas pac¨ªficas y mimosas, que rechinan cuando se convierten en arma de exterminio y que se enaltecen cuando hacen un hueco a todos sus acentos.
Mis emociones m¨¢s profundas vienen envueltas en una lengua antigua -el catal¨¢n- que ha ido saliendo de su inseguridad forzada, y que durante a?os sinti¨® ante el castellano la envidia del pobre y el temor al verdugo. Pero las lenguas siempre sobreviven a los que hacen mal uso de ellas y acaban siendo compa?eras de una misma vocaci¨®n de comprender. Vivo y pienso en una lengua distinta que me ata a la cuna y me deja jugar con mis espejos, he aprendido a querer tambi¨¦n a esa lengua espa?ola hoy en congreso como se quiere a la herramienta exacta y bella, d¨²ctil y generosa, que pone sonidos de agua al silencio mineral del pensamiento.
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