Los debates de televisi¨®n comienzan a decantar hoy las posibilidades de Bush y Clinton
Los debates entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos se han convertido en el momento m¨¢s esperado de la campa?a electoral. El primero de los tres asaltos de este combate dial¨¦ctico comenzar¨¢ esta noche (en la madrugada, hora peninsular espa?ola) en el gimnasio de una universidad de St. Louis, Misuri. La expectaci¨®n que s¨¦ ha creado no garantiza un debate de altura, pero s¨ª la emoci¨®n que proporciona saber que un error puede costarle la presidencia a cualquiera de los dos principales candidatos. George Bush y Bill Clinton llegan a este primer debate en situaci¨®n delicada.La ventaja del candidato dem¨®crata en los sondeos no parece definitiva y el presidente necesita una victoria que relance su campa?a electoral. El tercero en discordia, el millonario Ross Perot, puede ser m¨¢s un estorbo que una ayuda a la hora de centrar el debate entre los dos principales contendientes.
Los comentaristas dan por segura la estrategia de los candidatos. Bush, al ataque, con el objetivo de minar la confianza de la opini¨®n p¨²blica en Clinton. Para ello se espera que siembre el mayor n¨²mero de dudas razonables sobre el pasado pol¨ªtico del gobernador de Arkansas, con especial hincapie en sus maniobras para rehuir el servicio militar en Vietnam, su militancia pacifista en sus a?os de estudiante en Oxford y su viaje a la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Clinton, por su parte, es probable que se atenga a la defensa de su alternativa e ignore los ataques personales de Bush. Hasta ahora, esa t¨¢ctica le ha dado excelentes resultados. Ross Perot, por su parte, ya ha dicho que se mantendr¨¢ fiel a su discurso: exigir soluciones a los dos candidatos para acabar con el d¨¦ficit cr¨®nico de la econom¨ªa norteamericana. El millonario tejano ha entrado en estos debates no tanto para competir como para obligar a que se discuta del estado de la econom¨ªa. La mec¨¢nica del debate, negociada minuciosamente por los asesores de Bush y de Clinton, evita, en este primer encuentro, un enfrentamiento di recto entre los candidatos. Las intervenciones se ordenan por un moderador, a partir de las preguntas que hacen tres periodistas. Tanto el moderador como los periodistas han sido seleccionados por la comisi¨®n que organiza los debates y que ha dado a los candidatos la posibilidad de vetar cualquier nombre que no les gustase. Los elegidos, tres hombres y una mujer, son conocidos periodistas de la televisi¨®n norteamericana.
Un gimnasio de escenario
El escenario, un gimnasio de la Washington University de St. Louis, ha sido acondicionado para albergar un gran estrado le 20 metros por 10, en el que e situar¨¢n los candidatos, cada uno en un podio. El escenario, alfombrado, desciende ligeramente hacia una mesa, en la que se sentar¨¢n, de espaldas al p¨²blico y frente a los candidatos, los tres periodistas y el moderador. El aforo del gimnasio ha quedado reducido a 3.200 asientos, la mayor¨ªa de los cuales ser¨¢n ocupados por miembros de la prensa nacional e internacional. El debate ser¨¢ televisado en directo por todas las grandes cadenas de Estados Unidos.
Los debates de los candidatos a la presidencia continuar¨¢n el pr¨®ximo 15 de octubre en la Universidad de Richmond, Virginia. En esa ocasi¨®n cambiar¨¢ la mec¨¢nica. Un moderador dar¨¢ la palabra al p¨²blico, que formular¨¢ las preguntas, y ordenar¨¢ el debate. El tercer y ¨²ltimo encuentro ser¨¢ el 19 de octubre en la Universidad Esta tal de Michigan. En esa ocasi¨®n la primera parte del debate ser¨¢ directamente entre los candidatos y dirigido por un moderador; en la segunda parte, los candidatos responder¨¢n a preguntas de los periodistas.
Los candidatos a la vicepresidencia, el republicano Dan Quayle; el dem¨®crata Al Gore; y James Stokdale, el compa?ero de Ross Perot, tendr¨¢n tambi¨¦n su debate. Ser¨¢ uno s¨®lo y se celebrar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 13 en Atlanta. El debate ser¨¢ directamente entre los candidatos, con la presencia de un moderador. Aunque este debate sea de menor trascendencia pol¨ªtica que el de los candidatos a la presidencia, tiene el valor a?adido de la presencia de Dan Quayle, c¨¦lebre por sus equivocaciones y sus frases inoportunas. La memoria indica que los debates, en su corta historia, se recuerdan m¨¢s por los errores.
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