A nuevos trabajos, nuevos riesgos
Las modernas tecnolog¨ªas producen lesiones laborales desconocidas hasta ahora
?Sabe ese empleado que pasa ocho horas tecleando en su ordenador que su dolor de mu?ecas puede ser el s¨ªndrome del t¨²nel del carpo? A nuevos trabajos, nuevos riesgos que van sustituyendo el perfil tradicional de la enfermedad laboral. "Hacemos lo de siempre: usamos la tecnolog¨ªa sin ocuparnos de su efecto en la salud", dice Howard Frumkin, director de investigaci¨®n en salud ocupacional de la Universidad norteamericana de Emory. Los riesgos son inherentes a la actividad humana, "la cuesti¨®n es qui¨¦n decide cu¨¢les son aceptables", plantea.
Durante 1990 se registraron en Espa?a 706.713 accidentes laborales de diversa consideraci¨®n. De ellos, 1.425 se saldaron con la muerte, seg¨²n estad¨ªsticas de 1992 del Anuario d la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo, presentadas por Frumkin en un curso sobre salud ocupacional organizado esta semana en Madrid por la Escuela Nacional de Sanidad. En Estados Unidos, la cifra de fallecidos por actividad en el trabajo llega a 200 por semana"En Estados Unidos hemos cambiado el t¨¦rmino de accidentes por el de lesiones laborales. Es un cambio reciente, por que hablar de accidente tiene la connotaci¨®n de que sucede por casualidad, de que tiene que ver con el destino. Y no es as¨ª. Al contrario, hablar de lesi¨®n implica aceptar una causa que se puede identificar y controlar", explica Howard Frumkin.
Aunque todav¨ªa las enfermedades laborales tradicionales, como las respiratorias o tu morales, siguen, encabezando las estad¨ªsticas, las empresas limpias asumen sus propio costes sanitarios. "El perfil de enfermedad laboral est¨¢ cambiando a causa del desarrollo y de la exportaci¨®n de riesgos a los pa¨ªses subdesarrollados" se?ala el investigador. Y mientras describe los conocido efectos del plomo, el polvo de carb¨®n o el amianto, que han machacado a generaciones de trabajadores, indica nuevos puntos de mira para ojos contempor¨¢neos.
Manganeso en la gasolina
"El manganeso produce unos efectos similares al Parkinson. Y nos preocupa mucho porque, por ejemplo, en Canad¨¢ se est¨¢ sustituyendo el plomo de las gasolinas con este metal". El departamento de pol¨ªtica medioambiental norteamericano no se ha pronunciado todav¨ªa al respecto, "pero nos podemos ver enfrentados a una. verdadera epidemia sanitaria por el uso de manganeso", advierteComo las directivas comunitarias impiden esta sustituci¨®n, las gasolinas europeas utilizan productos oxigenados (¨¦teres) en lugar del plomo junto a otras t¨¦cnicas de refino.
Que tampoco se conf¨ªen algunos ante el espejismo de sus modernos instrumentos de trabajo. En la uni¨®n de la mu?eca y el brazo existe un peque?o t¨²nel de fibras nerviosas y vasos sangu¨ªneos que ante un movimiento mec¨¢nico y repetitivo de la mano durante varios a?os puede inflamarse, produciendo fuertes dolores en las mu?ecas que irradian a otras partes del cuerpo. "Uno de los grupos m¨¢s afectados. por lo que llamamos el s¨ªndrome del t¨²nel del carpo son los periodistas, y en general aquellos trabajadores que utilizan teclados", indica Frumkin.
El m¨¦dico norteamericano se?ala un tercer punto de atenci¨®n: "Otro ejemplo potencial viene de la mano de la biotecnolog¨ªa. Estamos creando nuevas formas de bacterias en medicina y agricultura, y no sabemos sus efectos. Un riesgo ocupacional estar¨ªa justificado si consigui¨¦ramos una bacteria que diera de comer a toda ?frica. En ese caso podr¨ªa haber un balance entre el coste-beneficio del riesgo laboral. Hay riesgos que son aceptables, pero la cuesti¨®n importante es saber qui¨¦n lo decide".
Relaci¨®n coste-beneficio
El propio investigador da la respuesta: "Los que sufren los riesgos laborales nunca deciden sobre su relaci¨®n coste-beneficio. Necesitamos mecanismos democr¨¢ticos de decisi¨®n, porque ni los riesgos ni los beneficios est¨¢n repartidos igualitariamente". Aceptando que toda actividad humana entra?a peligros potenciales, la utop¨ªa, como apunta Frumkin, ser¨ªa rebajar el nivel de riesgo a aquel que cualquier persona est¨¦ dispuesta a asumir.La posibilidad de anticiparse a la enfermedad, de prevenirla, puede facilitar la decisi¨®n. Y en este sentido, varios laboratorios llevan a cabo investigaciones, todav¨ªa muy incipientes, que permitir¨¢n detectar a nivel molecular los m¨ªnimos cambios cromos¨®micos originados por un agente carcin¨®geno como el plomo o los disolventes antes de que derive irremediablemente en un tumor. As¨ª, al igual que los trabajadores de instalaciones radiactivas llevan una placa que detecta el nivel de radiaci¨®n que absorben, ser¨ªa posible proteger a otros profesionales, descubriendo mediante un sencillo an¨¢lisis de orina a aquellos que ya muestran un m¨ªnimo riesgo.
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