Mejor cuanto mas cerca
El eco de la Expo ha sido mucho mayor en Europa que en los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina
Los conmemorados resultaron los m¨¢s cr¨ªticos. La Exposici¨®n de Sevilla, montada en buena medida para recordar el V Centenario del Descubrimiento, ha tenido un eco e influencia pr¨¢cticamente nulos en los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, mientras que la mayor¨ªa de los elogios que ha recibido en el extranjero han provenido de los pa¨ªses de la Europa comunitaria, que, con todo, no han dejado de criticar los altos precios en la capital andaluza. Franceses y portugueses fueron los turistas que m¨¢s inter¨¦s tuvieron en viajar hasta La Cartuja.
El impacto de la Expo 92 en los principales pa¨ªses de Europa y de Am¨¦rica Latina, en EE UU y Jap¨®n ha sido visto as¨ª por los corresponsales de EL PA?S:FRANCIA
Atenci¨®n especialLa Prensa parisiense subraya estos d¨ªas que los franceses han sido, con los portugueses, el principal contingente de visitantes extranjeros de la Expo. En Francia, donde la hispanofilia es un poderoso sentimiento colectivo desde hace unos a?os, autoridades, medios de comunicaci¨®n y ciudadanos han seguido con detalle el acontecimiento hispalense. El propio Fran?ois Mitterrand prest¨®, particular atenci¨®n al dise?o y ejecuci¨®n del pabell¨®n de su pa¨ªs.Los diarios, semanarios, emisoras de radio y cadenas de televisi¨®n de Francia han cubierto de modo exhaustivo la Expo. En el momento de su apertura, desde el popular Paris Match al progresista Le Nouvel Observateur consagraron n¨²meros especiales a Sevilla. Estos d¨ªas, la cadena de televisi¨®n francoalemana Arte y Canal Plus dedican horas y horas de programaci¨®n a presentar de nuevo la realidad espa?ola. Con todo, el a?o hisp¨¢nico no se ha traducido en el n¨²mero de visitas al sur de los Pirineos que hubiera podido esperarse de tal propaganda, por los elevados precios de los hoteles, restaurantes y servicios de Sevilla y, en general, de las capitales espa?olasPORTUGAL
Una multitudComo vecinos m¨¢s pr¨®ximos, los portugueses eran considerados desde el inicio visitantes cas. obligados de la Expo, hasta el punto de no merecer una campa fia especial de promoci¨®n. La mayor¨ªa de las agencias de viajes lusas no preveyeron ning¨²n programa especial: se presupon¨ªa que los portugueses ir¨ªan a la Expo por su iniciativa y que se las arreglar¨ªan para encontrar alojamiento. Algunos imprudentes defendieron incluso que era posible hospedarse m¨¢s all¨¢ de la frontera e ir cada d¨ªa a Sevilla.
Despu¨¦s, los comentarios entusiastas de quienes visitaron la muestra en sus inicios contribuyeron a aumentar el flujo de visitantes, hasta llegar al primer fin de semana de octubre, que coincid¨ªa con el puente de la fiesta nacional del pa¨ªs vecino. M¨¢s de 300.000 portugueses se desplazaron a la capital andaluza, colapsando las carreteras del sur de Portugal. Las impresiones de los ¨²ltimos visitantes han sufrido el impacto negativo de ese exceso: cuando en julio era raro o¨ªr un comentario negativo, ¨²ltimamente las quejas sobrepasaban con mucho los comentarios favorables y la opini¨®n dominante era de frustaci¨®n.REINO UNIDO
Dos lecturasEl Reino Unido ha visto el acontecimiento de Sevilla como un gran evento. Su espectacularidad ha sido pregonada por los medios de comunicaci¨®n y por decenas de miles de turistas brit¨¢nicos que la han visitado. Pero ha, tenido dos lecturas muy distintas.
Para la mayor¨ªa ha constituido, con los Juegos Ol¨ªmpicos, una demostraci¨®n de que Espa?a ya no es s¨®lo el pa¨ªs del sol y los toros, sino tambi¨¦n un pa¨ªs que ha dejado atr¨¢s la etapa del balbuceo tecnol¨®gico.
Otros, sin embargo, han visto la Expo como exponente del derroche de recursos comunitarios. El diario The Times se?alaba, en un comentario publicado poco despu¨¦s del 20 de abril, que "los fondos estructurales de la Comunidad Europea, a los que los brit¨¢nicos contribuyen tan onerosamente, acaban siendo derrochados en exhibiciones fara¨®nicas, para mayor gloria del socialismo en Madrid y Bruselas".
La opini¨®n de The Times fue posteriormente matizada con varios reportajes elogiosos, pero reflejaba la opini¨®n de un sector de la sociedad brit¨¢nica que permanece at¨®nito al comparar el relativo dinamismo de econom¨ªas europeas consideradas, pobres hace dos d¨¦cadas, con la esclerosis del antiguo imperio mundial. ALEMANIA
El hoy y la leyendaLa Expo -junto con los Juegos de Barcelona- ha confirmado entre los alemanes la imagen que ya se ven¨ªa percibiendo en los ¨²ltimos tiempos de que Espa?a ya no es s¨®lo ese ex¨®tico pa¨ªs para ir de vacaciones, pero del que muy poca serieded y efectividad se puede esperar. La transformaci¨®n de la Espa?a democr¨¢tica en el ¨²ltimo decenio se ha confirmado con la Expo. Y aunque en los ¨²ltimos tiempos los alemanes se dediquen m¨¢s que nunca a mirarse el ombligo, las referencias a la muestra sevillana no han faltado en los medios de informaci¨®n.Por lo general las cr¨ªticas han incidido en dos puntos. El primero de tipo moral e hist¨®rico. Como reflejo, tal vez, de su propio complejo de culpa, los alemanes no han dejado de recalcar a la menor oportunidad los aspectos m¨¢s oscuros y siniestros de la conquista espa?ola del Nuevo Mundo. La otra cr¨ªtica se ha centrado en el alt¨ªsimo coste de la Exposici¨®n y en su dudosa rentabilidad.ITALIA
Inter¨¦s decrecienteCon m¨¢s de dos mil art¨ªculos publicados y suplementos especiales en los principales diarios y semanarios, la prensa italiana probablemente sea la que m¨¢s se ha ocupado en Europa de los acontecimientos del 92 en Espa?a y, sobre todo, de la Expo. El balance final de este inter¨¦s a¨²n est¨¢ por llegar, pero en general el entusiasmo italiano ha seguido un desarrollo decreciente. "Espa?a, pa¨ªs del a?o" fue, seguramente, el titular m¨¢s repetido antes de la apertura de la Expo. Bajo ese encabezamiento, la idea de "Espa?a, mejor que Italia" se abri¨® paso en muchas publicaciones. Esa idea respond¨ªa en buena parte a un reflejo t¨ªpicamente italiano de autocastigo frente a la crisis.
Coincidiendo con la inauguraci¨®n, todos los diarios importantes publicaron amplios informes sobre la muestra, bajo t¨ªtulos como "Viaje al a?o 2000" o "Una visi¨®n sobre *el umbral del siglo", que reflejaban una consideraci¨®n generalmente positiva. Pero la actuaci¨®n de la polic¨ªa frente a los manifestantes que contestaron la inauguraci¨®n del acontecimiento. suscit¨® fuertes cr¨ªticas, sobre todo, tras conocerse la detenci¨®n de una estudiante de Pisa.
Pasado el primer impacto, las informaciones buscaron mayor profundidad de enfoque, tanto sobre la realidad espa?ola como sobre la Expo, y as¨ª circularon ideas como "Pierde velocidad el milagro econ¨®mico" o la de que en la Cartuja sevillana se escond¨ªa mucha Disneylandia bajo algo de arquitectura notable. Tambi¨¦n los precios cargados por los hosteleros sevillanos han sido punto destacado en las cr¨ªticas.RUSIA
Dificultades obviasTal y como han estado este a?o las cosas en Rusia, el eco de la Expo no pod¨ªa ser clamoroso. El fluir de hombres de negocios rusos hacia Espa?a y de espa?oles hacia Rusia ha continuado, en b¨²squeda de alg¨²n buen negocio, pero resulta dif¨ªcil apuntar alg¨²n logro relevante directa mente relacionado con el acontecimiento sevillano. Hasta comienzos del verano, el propio Bor¨ªs Yeltsin quer¨ªa convertirse en visitante de honor de la Expo, pero problemas de ¨²ltima hora le
Mejor cuanto m¨¢s cerca
hicieron aplazar su visita. Quien s¨ª acudi¨® en agosto fue su vicepresidente, Alexandr Rutsk¨®i, actual responsable de la reforma agraria rusa. Los rusos de a pie han tenido este a?o muchas m¨¢s dificultades, para hacer turismo , al ponerse los billetes de avi¨®n y tren por las nubes desde enero.B?LGICAFiebre de veranoSevilla ha sido el nombre de la fiebre belga de este verano. En las numerosas ferias que se organizan los fines de semana en las plazas de este pa¨ªs no ha faltado el nombre de la Expo ni el de la capital andaluza. La fiesta espa?ola ha estado estos meses a la orden del d¨ªa, mientras millares de ciudadanos belgas y delegaciones de las distintas administraciones, desde ayuntamientos hasta las regiones, se desplazaban a La Cartuja. El visitante 36 millones de la Expo fue precisamente un ciudadano belga, Marc Dubois, de 50 a?os. B¨¦lgica, adem¨¢s, ha llevado al certamen lo mejor de s¨ª misma: desde la Orquesta Nacional a Tint¨ªn, pasando por la pintura flamenca.PA?SES BAJOS
Avalancha finalLa Expo ha sido para Holanda un acontecimiento tur¨ªstico y cultural. Ese tono han desprendido al menos los programas emitidos por la televisi¨®n y las informaciones de diarios y revistas especializadas. La afluencia de viajeros y solicitudes de informaci¨®n fue aumentando seg¨²n pasaban los meses, "hasta llegar a una aut¨¦ntica avalancha final", se?ala Paloma Notario, directora de la Oficina Espa?ola de Turismo en La Haya. "Entre mediados de agosto y principios de octubre hemos recibido el mayor n¨²mero de peticiones relacionadas con la Expo", a?ade. Iberia afirma haber transportado entre 10.000 y 12.000 personas hacia la capital andaluza. Sus hom¨®logos de KLM calculan que sus pasajeros en esa direcci¨®n sumaron unos 9.000. Operadores como Mundicolor han ayudado a unos 16.000 turistas. ESTADOS UNIDOS
Ganan los JuegosLa muestra de La Cartuja no ha despertado en EE UU ni la d¨¦cima parte de atenci¨®n que los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona. Tras una campa?a de cr¨ªticas al Gobierno norteamericano por la pobreza del pabell¨®n de EE UU, la Expo no consigui¨® mayor repercusi¨®n que la tenida el d¨ªa de su inauguraci¨®n. La prensa y la tele visi¨®n destacaron en abril que era la m¨¢s grandiosa exposici¨®n nunca organizada. Desde entonces, las referencias a lo que ocurr¨ªa en la capital andaluza casi desaparecieron, aparte de alg¨²n comenta rio cr¨ªtico en la revista Time y el diario The New York Times, dos de las publicaciones con mayor influencia en este pa¨ªs. Los me dios de comunicaci¨®n, que en las ¨²ltimas semanas est¨¢n dedicando gran espacio a la controversia so bre la figura de Col¨®n, no relacionan m¨¢s que de pasada este hecho con las celebraciones de Espa?a. Al final, las r¨¦plicas de las naves colombinas, que han sido visita das por m¨¢s de un mill¨®n y medio de personas en su recorrido por Estados Unidos, han tenido mayor publicidad que el acontecimiento de la capital andaluza.M?XICO
S¨®lo la televisi¨®nCada pa¨ªs latinoamericano llam¨® a la Exposici¨®n seg¨²n le parec¨ªa. Los mexicanos la bautizaron Expo Sevilla 92 y as¨ª la han anunciado hasta el ¨²ltimo d¨ªa. Los dominicanos le adjudicaron el calificativo de Feria y como tal la han entendido. Tal baile de nombres no es m¨¢s que fruto del poco gancho que dej¨® en estos pa¨ªses la campa?a previa a la inauguraci¨®n. De todos, M¨¦xico ha sido la rep¨²blica donde m¨¢s eco ha tenido el acontecimiento, fundamentalmente merced a la cadena de televisi¨®n Televisa que, con estudios propios, cont¨® con pelos y se?ales a toda Am¨¦rica Latina, v¨ªa sat¨¦lite, lo que all¨ª suced¨ªa. Si no llega a ser por la televisi¨®n, en esta zona del Mundo nadie se hubiese enterado del contenido de la muestra, que no ha despertado ni grandes pasiones ni un inter¨¦s masivo por viajar a Espa?a. Los altos precios y la ¨¦poca dorada de la peseta frente al d¨®lar asustaban.EL CONO SUR
Ni gloria ni penaPol¨¦micas aisladas sobre las cualidades de los pabellones, comen tarios sobre lo cara que es Espa?a, motivo de prestigio para ricos y nuevos ricos, alguna que otra acusaci¨®n de corrupci¨®n y casi nula repercusi¨®n en la discusi¨®n intelectual. Poco m¨¢s puede decirse de la repercusi¨®n de la Expo en el Cono Sur y casi toda Latinoam¨¦rica, donde ha pasado sin pena ni gloria.
Para los pa¨ªses de Am¨¦rica del Sur la Expo se present¨® como un motivo de prestigio nacional. Chile recurri¨® a la ingeniosa idea de enviar un iceberg, que caus¨® pol¨¦mica entre ecologistas, pero luego llen¨® de orgullo a los chilenos que visitaron la muestra y presum¨ªan de que era uno de los pabellones m¨¢s originales.
La cara de la moneda la dio Argentina. Su pabell¨®n abochorn¨® a las mismas autoridades argentinas y a los visitantes, que lo consideraron una verg¨¹enza indigna del nivel econ¨®mico y cultural del pa¨ªs. A toda prisa se destituy¨® a los gestores del pabell¨®n y de la representaci¨®n argentina, sin que el resultado haya tenido una mejor¨ªa palpable, al menos en t¨¦rminos de opini¨®n p¨²blica. Para mayor inri, sobre los gastos del pabell¨®n argentino flot¨® el tufo de la corrupci¨®n.
Para esnobistas, ricos y nuevos ricos suramericanos la visita a la Expo fue estaci¨®n obligada en la peregrinaci¨®n anual a Europa. La frase "?Espa?a est¨¢ car¨ªsima!" y "'la Expo estuvo divina" se repiti¨® con frecuencia en centenares de reuniones sociales. La repercusi¨®n en los medios de comunicaci¨®n entra dentro del ¨¢mbito folcl¨®rico. Las im¨¢genes no se distingu¨ªan mucho de las que suelen emitir las cadenas suramericanas sobre Disneylandia. Y en el campo de la discusi¨®n intelectual, la Expo apenas existi¨®.COLOMBIA
Un gasto in¨²til
"Fue m¨¢s la expectativa que gener¨® que los vientos que nos llegaron de ella", afirma Guillermo Gonz¨¢lez, uno de los pocos periodistas colombianos que visit¨® el certamen. "Yo llegu¨¦ con mucho entusiasmo. Hoy pienso que fue una feria que pas¨® inadvertida". Y esto se refleja en el lugar que ocup¨® la muestra en la Prensa, la radio y la televisi¨®n colombiana. Antes de su inauguraci¨®n, las p¨¢ginas de los peri¨®dicos se llenaron de informaci¨®n y cifras: cu¨¢ntos pa¨ªses, cu¨¢nta inversi¨®n, cu¨¢ntos actos culturales. Luego vino un largo silencio que se rompi¨® en julio por la celebraci¨®n del D¨ªa de Colombia. Pero esa rese?a espor¨¢dica y el informe cotidiano de una cadena radiof¨®nica desde el recinto no lograron vincular al colombiano corriente con el certamen.
"Ha sido un gasto in¨²til de dinero; no ha trascendido m¨¢s all¨¢ de las puertas de la feria. Adem¨¢s, Colombia, como siempre, se avergonz¨® de mostrar su imagen real", dice la investigadora Gloria Garc¨ªa. A nivel nacional, opinan muchos, tambi¨¦n fue un gasto in¨²til. "La Expo no ha servido para aumentar el flujo de turistas a la Pen¨ªnsula, pues muy pocos estaban dispuestos a pagar tarifas triplicadas", comenta la due?a de una agencia de viajes en Bogot¨¢.JAP?N
Sin gancho popularLa Expo no ha tenido en Jap¨®n especial gancho, aunque su pabell¨®n haya sido uno de los m¨¢s visitados. Pocos medios de comunicaci¨®n le dedicaron grandes espacios y los Juegos Ol¨ªmpicos se llevaron m¨¢s atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. La ayuda dada por Espa?a a la agencia de publicidad nipona encargada de su prom oci¨®n fue m¨¢s parca que generosa y el presupuesto apenas dio para una limitada campana y el viaje de varios periodistas a Andaluc¨ªa. Posiblemente hayan sido las publicaciones especializadas en arquitectura las m¨¢s interesadas en la Exposici¨®n.La grandiosidad y originalidad de las instalaciones de La Cartuja se recogieron como noticia, pero no se observ¨® una continuidad en su seguimiento. Con todo, la Expo y los Juegos parecen haber modificado un poco la estereotipada imagen de la Espa?a ca?¨ª que hace estragos en las escuelas de flamenco niponas y entre los turistas de este pa¨ªs. El japon¨¦s medio sigue preguntando por los toros y la mantilla, pero muchos procesan ahora informaci¨®n m¨¢s actualizada.
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