La batalla de los compromisarios
El sistema electoral obliga a los candidatos a centrar su campa?a en los Estados con mayor n¨²mero de delegados
Si odia las matem¨¢ticas, olv¨ªdese de seguir al detalle la campa?a electoral de Estados Unidos. Este proceso es obligatorio para cada candidato, que debe medir sus verdaderas posibilidades de victoria Estado por Estado. Esos c¨¢lculo definen despu¨¦s la estrategia de toda la campa?a electoral, que dura m¨¢s de dos meses. Los candidatos recorren miles de kil¨®metros cada d¨ªa de una esquina a otra del pa¨ªs en sus car¨ªsimas e interminables giras; sin embargo, mientras visitan m¨¢s de media docena de veces lugares como Ohio o Misuri, nunca pisan algunos otros Estados, como Idaho o Massachusetts. ?Por qu¨¦? Las elecciones presidenciales del 3 de noviembre son, en realidad, 50 elecciones distintas, una en cada Estado de la Uni¨®n.
Cada Estado aporta un n¨²mero de lo que se llaman votos electorales -diferente en funci¨®n de su poblaci¨®n-, que obtiene el candidato que consiga la mayor¨ªa simple en ese Estado. Es decir, el objetivo del candidato no es obtener m¨¢s votos populares a nivel nacional, sino conseguir el triunfo en el n¨²mero suficiente de Estados para poder alcanzar los 270 votos electorales -de un total de 538- que se requieren para llegar directamente a la presidencia.Este sistema empuja a los candidatos a abandonar los Estados que dan por perdidos, porque no les sirve de nada conseguir unos miles de votos m¨¢s en Alabama si el candidato rival obtiene despu¨¦s en ese Estado la victoria y se lleva todos sus compromisarios. En Idaho, en el noroeste, no hay campa?a porque la victoria de George Bush se da tan por segura como la de Bill Clinton en Massachusetts, en el noreste.
Hay Estados con tradici¨®n de influir de una manera decisiva en las elecciones y en los que los candidatos centran pr¨¢cticamente todos los esfuerzos de su campa?a. Ohio, en el Medio Oeste, tiene un significado especial porque, adem¨¢s de ser uno de los Estados m¨¢s industrializados, con mayor poblaci¨®n y con mayor n¨²mero de votos electorales (21), tiene la tradici¨®n de que siempre ha dado sus votos al candidato que despu¨¦s lleg¨® a la Casa Blanca. En estos momentos, la situaci¨®n est¨¢ muy igualada en Ohio, aunque Clinton tiene una ligera ventaja de dos puntos, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas.
El candidato dem¨®crata est¨¢ tambi¨¦n a la cabeza en otros Es tados fundamentales del Medio Oeste, en los que Bush gan¨® en las elecciones de 1988, Illinois y Michigan, que suman 40 votos electorales. La ventaja de Clinton en el primero de ellos es sustancial, y considerable en el segundo.
El corredor industrial
Otra regi¨®n importante para alcanzar la victoria es el corredor industrial de la costa este, formado por Pennsylvania, Nueva Jersey y Nueva York, con 71 votos electorales. George Bush gan¨® en los dos primeros en 1988, pero las encuestas dan hoy una cierta ventaja a Clinton. Los dem¨®cratas tienen asegurada la victoria en Nueva York, un estado tradicionalmente fiel.
El Sur ha sido desde hace unos a?os una zona de voto republicano en las elecciones presidenciales. Bush gan¨® hace cuatro a?os los 142 votos electorales que aportan los Estados de Carolina del Norte y del Sur, Georgia, Florida, Alabama, Tennessee, Misisip¨ª, Luisiana, Arkansas, Oklahoma y Tejas. En estas elecciones, la situaci¨®n parece muy diferente: los dem¨®cratas tienen asegurada la victoria en Arkansas y Tennessee (los Estados de Clinton y de su candidato a la vicepresidencia, Albert Gore) y marchan con ventaja en las encuestas en Georgia, Louisiana y Florida. En Tejas, la situaci¨®n se ha hecho muy imprevisible por la entrada de Ross Perot (un tejano) en la campa?a, pero Bush no tiene ni mucho menos la victoria garantizada en el que siempre se ha considerado su primer feudo pol¨ªtico. En Florida, un Estado conservador donde Bush gan¨® en 1988 por m¨¢s de 11 puntos de ventaja, una victoria de Clinton podr¨ªa significar una verdadera cat¨¢strofe para los republicanos.
Clinton tiene, tambi¨¦n clara ventaja en Estados agr¨ªcolas del Norte, como Iowa, Wisconsin y Minnesota, y no ha dado todav¨ªa por perdidos algunos de los m¨¢s tradicionales Estados conservadores, como Dakota del Sur, Nebraska, Montana, Colorado y Nuevo M¨¦xico. Bush tiene pr¨¢cticamente garantizada la victoria en Utah, el Estado m¨¢s conservador del pa¨ªs, en Idaho y Nevada, pero incluso en un lugar tan republicano como Arizona existen algunas dudas en estos momentos.
Del lado de Clinton
Los 72 votos electorales de la costa oeste estar¨¢n muy probablemente del lado de Clinton, quien mantiene confortables ventajas en las encuestas en California y en los Estados de Washington y Oreg¨®n. California, que es el Estado que mayor cantidad de votos aporta, fue ganado por Bush en 1988, pero la crisis econ¨®mica ha afectado all¨ª m¨¢s que en otros lugares del pa¨ªs y ha colocado a la, mayor¨ªa de la poblaci¨®n en favor del cambio.
En general, la crisis econ¨®mica es el fen¨®meno que m¨¢s ha elevado las expectativas, de victoria de los dem¨®cratas. Tanto en el Medio Oeste como en California y en Florida, donde el desempleo supera en dos puntos a la media nacional, Clinton puede privar de la victoria a Bush. En los Estados del Sur cuenta considerablemente el hecho de que los dos integrantes de la candidatura de la oposici¨®n son sure?os.
En 1988, el candidato dem¨®crata, Michael Dukakis, gan¨® en 11 Estados del pa¨ªs, con 107 votos electorales. Actualmente, Bill Clinton es claramente favorito en 16 Estados, con 210 votos electorales, y tiene cierta ventaja en las encuestas en otros siete Estados, con 114 votos electorales. Con ganar sesenta de todos esos votos en los que lleva ventaja, Clinton ser¨ªa elegido presidente.
George Bush, por su parte, tiene ventaja clara en 14 Estados, con 81 votos electorales. Para seguir en la Casa Blanca, el presidente necesitar¨ªa ganar en los 14 Estados en los que ahora mismo no hay un candidato con neta diferencia, y recapturar, adem¨¢s, la mayor¨ªa de los siete Estados en los que Clinton no lleva una ventaja insalvable.
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