La supremac¨ªa militar, objetivo com¨²n
Los programas de Bush y Clinton difieren ¨²nicamente en cuestiones de matiz
El resultado de las elecciones estadounidenses no alterar¨¢ un ¨¢pice la pol¨ªtica de defensa y seguridad nacional de Estados Unidos. A pesar de sus pretendidas diferencias program¨¢ticas, tanto el actual presidente, George Bush, como su principal adversario, el gobernador de Arkansas y candidato del Partido Dem¨®crata, Bill ClInton, sehan comprometido a mantener a toda costa la capacidad militar de este pa¨ªs como ¨²nica superpotencia del mundo.
En cuanto al tercer candidato, el millonario tejano Ross Perot, "simplemente no ha formulado una pol¨ªtica de defensa", seg¨²n ha manifestado a EL PA?S Loren B. Thomson, especialista en temas de seguridad de la Universidad de Georgetown, en Washington (v¨¦ase recuadro).Las diferencias entre los programas de los dos principales contendientes al sill¨®n presidencial son m¨¢s de matiz y de enfoque de sustancia. Los n¨²meros hablan por s¨ª solos: el presupuesto de defensa preparado por el Pent¨¢gono para el quinquenio 1993-1997 asciende aproximadamente a 1,5 billones de d¨®lares, con un gasto para el a?o fiscal 1993 de 273.000 millones de d¨®lares. Sobre esa cifra, la Administraci¨®n Bush, que sigue participando de la filosofia basada en el eslogan Peace through strength (la fortaleza trae la paz) de los a?os de Ronald Reagan, ha propuesto una reducci¨®n aproximada del 26% a lo largo de los pr¨®ximos cinco a?os.
Pues bien, a pesar de que Clinton basa toda su oferta electoral a la sociedad norteamericana en un propuesta de "cambio dr¨¢stico", dicho cambio, referido a la pol¨ªtica de defensa, se cuantifica en una rid¨ªcula reducci¨®n del 4% de los gastos militares en relaci¨®n con los que propone su oponente republicano, traducida en una disminuci¨®n de dichos gastos. de 12.000 millones de d¨®lares anuales a lo largo de los pr¨®ximos cinco a?os. Como explica a este peri¨®dico Loren Thomson, la desaparici¨®n de la amenaza sovi¨¦tica ha acercado considerablemente las posiciones de los dos partidos en lo referente a la pol¨ªtica de defensa y seguridad nacional".
"Los antagonismos provocados entre republicanos y dem¨®cratas por la intervenci¨®n en Vietnam y los diferentes enfoques ante la pol¨ªtica a seguir frente a la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica se han evaporado. La realidad es que las posiciones de Bush y Clinton son muy similares en la mayor¨ªa de las cuestiones que afectan a la defensa nacional", afirma Thornson.
A este argumento hay que a?adir otro: la experiencia de elecciones anteriores. El Partido Dem¨®crata esta vez ha aprendido la lecci¨®n de que s¨®lo centrando sus programas econ¨®micos y de defensa, como hicieron en el pasado Harry Truman, John F. Kermedy y Lyndon B. Johnson, se puede acceder a la Casa Blanca. Cuando no lo hicieron y quisieron ladearse hacia la izquierda -casos de George McGovern, Walter Mondale y Michael Dukakis-, sus derrotas ante los candidatos republicanos fueron estrepitosas.
De ah¨ª que para la elaboraci¨®n de su programa de defensa, Clinton haya buscado el asesoramiento de los expertos m¨¢s conservadores de su partido. Sin embargo, ni los candidatos ni el establishment militar norteamericano ignoran que una de las consecuencias del derrumbamiento del imperio sovi¨¦tico ha supuesto el abandono de las teor¨ªas hegem¨®nicas por parte de las superpotencias. Por ello, tanto Bush como Clinton son partidarios (le una estrecha cooperaci¨®n internacional para la resoluci¨®n de conflictos futuros a trav¨¦s de las Naciones Unidas, la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE) y la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA).
Las l¨ªneas b¨¢sicas de la nueva filosof¨ªa de defensa de EE UU se contienen en un largo documento elaborado por el Pent¨¢gono el pasado abril y que hasta ahora no ha sido rebatido por ninguno de los dos candidatos. En ¨¦l, los estrategas militares de este pa¨ªs, en respuesta a la nueva situaci¨®n mundial, abogan por "una cooperaci¨®n colectiva" -parecida a la conseguida en la guerra del Golfo- para hacer frente a los conflictos futuros, frente a la vieja y peligrosa teor¨ªa de la intervenci¨®n unilateral de una u otra superpotencia.
El documento advierte de forma inequ¨ªvoca sobre la intenci¨®n norteamericana de intervenir siempre que sus intereses vitales se vean afectados. "Aunque Estados Unidos no se puede convertir en el polic¨ªa del mundo ( ... ) tampoco podemos permitir que nuestros intereses dependan s¨®lo de mecanismos internacionales, cuya operatividad pueda ser bloqueada por pa¨ªses con intereses divergentes !de los nuestros".
Ambos candidatos basan sus pol¨ªticas de defensa en cuatro conceptos que convergen en lo fundamental. Para Bush, la futura defensa nacional debe estar basada en una fuerza b¨¢sica que incluya los siguientes elementos: disuasi¨®n y defensa estrat¨¦gicas, respuesta a las crisis, presencia militar exterior y reforma de las Fuerzas Armadas.
Los cuatro puntos de Clinton se resuimen en otros tantos conceptos b¨¢sicos. Son ¨¦stos: disuasi¨®n nuclear ("Nuestros arsenales nucleares se pueden reducir dr¨¢sticamente, pero debemos mantener como m¨ªnimo irreductible una fuerza nuclear capaz de disuadir cualquier ataque concebible), despliegue r¨¢pido ("Necesitamos una fuerza capaz de proyectar nuestro poder cuando y donde se necesite. Necesitamos unas poderosas fuerzas especiales capaces de hacer frente a amenazas terroristas"), tecnolog¨ªa ("Debernos mantener nuestra ventaja tecnol¨®gica") y servicio de espionaje ("En una era d amenazas impredecibles, nuestros servicios de espionaje debe analizar no s¨®lo los factores puramente militares, sino que de ben estar preparados para comprender las condiciones pol¨ªticas, econ¨®micas y culturales que puedan generar un conflicto").
Como se puede comprobar las diferencias entre los enuncia
dos republicano y dem¨®crata no afectan para nada la capacidad ni el m¨²sculo militar norteamericanos. En programas espec¨ªficos, la principal diferencia radica en que mientras Bush es partidario de mantener una activa presencia militar en el exterior, Clinton prefiere reducir esa presencia y concentrar la mayor¨ªa de esos efectivos dentro del territorio de Estados Unidos, reforzando la capacidad de transporte de los cuatro servicios armados para potenciar las fuerzas de despliegue r¨¢pido. En lo que se refiere a la OTAN, Bush propone reducir el personal militar norteamericano en Europa a 150.000 hombres en 1995 -en la actualidad ascienden a 225.000-, mientras que para Clinton s¨®lo ser¨ªan necesarios entre 75.000 y 100.000. En cuanto a nuevos armamentos, ambos programas s¨®lo registran una ligera diferencia en cuanto al n¨²mero de portaaviones en servicio (12 defendidos, por Bush y 10 por Clinton). Ambos candidatos est¨¢n a favor de la construcci¨®n de un nuevo portaaviones de la clase Nimitz, el CVN-76, programado para esta d¨¦cada.Las mayores diferencias se registran aparentemente en el enfoque que ambos candidatos hacen de la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI), o guerra de las galaxias, el sistema todav¨ªa en fase experimental dise?ado durante los a?os de Ronald Reagan como escudo protector frente a un eventual ataque de misiles intercontinentales sovi¨¦ticos.
Clinton propone una reducci¨®n sustancial de los 37.000 millones de d¨®lares solicitados por la actual Administraci¨®n republicana para el desarrollo del programa en el quinquenio 19931997. Como se?ala Loren Thomson en un exhaustivo estudio titulado Proyecto de seguridad global, "la mayor¨ªa de las reducciones propuestas por Clinton hacen referencia a sistemas espaciales ofensivos que, en todo caso, no podr¨ªan ser desplegados sin violar el tratado ABM de 1972".
El an¨¢lisis detallado de los programas ofrece dos conclusiones clar¨ªsimas. La primera, que el fin de la guerra fr¨ªa no ha producido en ninguno de los partidos mayoritarios la cl¨¢sica tendencia aislacionista registrada al final de las dos primeras conflagraciones mundiales. La segunda, que en unos momentos de crisis econ¨®mica aguda con un ¨ªndice de desempleo alto para los niveles de este pa¨ªs (7,5%), los candidatos sopesan con exquisito cuidado cualquier medida que pueda incrementar esa tasa de paro nacional. Los t¨ªmidos recortes en gastos militares propuestos por los dos candidatos supondr¨¢n un incremento en, el n¨²mero de parados, si no se reciclan para la industria civil, cercano al mill¨®n de personas.
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