Charlie Brown desaparecer¨¢ con Charles Schulz
Artistas, modistos e intelectuales se unen en un homenaje a los 42 a?os de 'Peanuts'
Charlie Brown ha cumplido 42 a?os. ?se es, en efecto, el tiempo transcurrido desde el 2 de octubre de 1952, cuando siete peri¨®dicos norteamericanos publicaron la primera tira de Peanuts, palabra que en ingl¨¦s quiere decir cacahuete, y m¨¢s gen¨¦ricamente cosa de poco valor. Hoy, los cacahuetes de Charles M. Schulz, un aseado vaquero de Minnesota que entretanto ha cumplido 70 a?os, se asoman cada ma?ana a 2.300 diarios de todo el mundo. Schulz declar¨® en Roma que Carlitos y su panda desaparecer¨¢n con su muerte.
Artistas como Enrico Baj, Mimino Rotella o Mario Schifano; arquitectos como Paolo Portoghesi o Pierluigi Spadolini; Giorgetto Giugiaro, el m¨¢s c¨¦lebre de los dise?adores italianos y un plantel de 150 modistos que van desde Balenciaga y Chanel hasta Moschino y Kenzo, pasando por Montesinos, Dom¨ªnguez o Del Pozo, han aportado algo a la exposici¨®n para celebrar el 420 cumplea?os de Brown (Carlitos) y Snoopy, Lucy y Lino, Schroeder y Woodstock, las criaturas de Shultz. La muestra contiene la evoluci¨®n de Peanuts y su autor, los homenajes de los artistas y el bazar de todos los gadgets relacionados con las vi?etas.Roma, punto de partida de esta muestra que aspira a tener continuidad en Venecia, Mil¨¢n y -con contenidos nacionalizados- en Dusseldorf y Londres, ha recibido adem¨¢s la primera visita del padre Schulz, que ha sido condecorado por la ministra italiana de Cultura, Margherita Boniver, y agasajado por personalidades tan dispares como Federico Fellini o Giulio Andreotti, con algo del entusiasmo que el papa Pablo III puso para retener en la Ciudad Eterna a Miguel ?ngel Buonarotti.
"Me considero afortunado, porque s¨ª hubiera nacido hace s¨®lo 100 a?os, nunca habr¨ªa sido poeta, escritor y pintor, como dicen que soy, aunque yo no lo pienso", coment¨® el pasado viernes Charles M. Schulz, Sparky para sus amigos.
Vestido con una camisa reci¨¦n planchada de grandes cuadros azules y amarillos, con sus canas bien peinadas, sentado ante una maqueta de las escaleras de la plaza de Espa?a por las que 150 peque?os Snoopys de trapo desfilan con otros tantos modelos de firmas ilustres, Schulz huy¨® de las preguntas complicadas y resumi¨® as¨ª la estructura psicol¨®gica de sus c¨¦lebres personajes: "Si ustedes me con9cieran, se dar¨ªan cuenta de que dicen las cosas que yo digo todos los d¨ªas".
El fil¨®sofo Omar Calabrese, en un texto del programa de la exposici¨®n, afirma, por su parte, que la fuerza de los personajes de Schulz deriva de que "son s¨®lo la simplificaci¨®n de los defectos de los adultos, hecha posible a trav¨¦s del truco antidisneyano de una falsa frescura y una falsa ingenuidad infantil". Schulz expone la distancia que le separa del mundo de Disney: "Micky Mouse ha sido un personaje de ¨¦xito durante 70 u 80 a?os. Pero ?alquien recuerda alguna de sus frases? Eso ocurre porque es el producto de un equipo. Yo, en cambio, he dibujado personalmente todas mis vi?etas, cada ma?ana, por. obligaci¨®n contractual y por voluntad m¨ªa, ya que considero un privilegio hacerlo. Tambi¨¦n he creado cada texto de mis tiras. No tengo equipo m¨¢s que para la administraci¨®n y para el control de la calidad de los productos comerciales derivados de Peanuts que yo nunca he creado".
A Schulz le resulta irrenunciable este m¨¦todo de trabajo, y de ello se deriva el fin que espera a sus criaturas: "Mis hijos [y no est¨¢ claro si se refiere a los cinco que tiene en la realidad o a los intelectuales] me han pedido que esto se acabe cuando yo muera. No habr¨¢ m¨¢s Snoopy, y me parece l¨®gico".
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