Los avances t¨¦cnicos no producen grandes mejoras sociales, seg¨²n los estudiosos reunidos en El Escorial
El reconocimiento de que los avances cient¨ªficos y t¨¦cnicos se traducen con dificultad creciente en avances sociales y un incipiente enfrentamiento entre la ciencia dura y la ciencia blanda marcaron ayer el primer d¨ªa de las Conversaciones de Madrid sobre el Futuro del Planeta. El matem¨¢tico Roger Penrose, el soci¨®logo Alain Touraine y el economista espa?ol Guillermo, de la Dehesa participan hasta el lunes en este encuentro de vocaci¨®n multidisciplinar en el que tambi¨¦n est¨¢n representadas la biolog¨ªa, la f¨ªsica, la filosof¨ªa, la antropolog¨ªa y la ingenier¨ªa.
La mayor parte de los 10 participantes en las jornadas nunca se hab¨ªan encontrado con anterioridad y en parte acudieron ante la perspectiva de poder discutir con personalidades desu misma altura pero dedicados a otros temas, coment¨® Rafael Portaencasa, rector de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid y director del encuentro. Ayer cada uno expuso sus tesis sobre el futuro, aunque algunos se ci?eron a sus ¨¢reas espec¨ªficas, y otros hicieron un esfuerzo por abrirse a temas m¨¢s generales.Los bi¨®logos fueron los m¨¢s combativos, en su defensa de la biolog¨ªa como motor de un cambio futuro. Rem Petrov, inmunol¨®go y vicepresidente de la Academia de Ciencias de Rusia, se?al¨® las posibilidades y tambi¨¦n los peligros de los avances en biolog¨ªa. Mientras el bi¨®logo estadounidense Eric Davidson propuso la compleja maquinaria gen¨¦tica como modelo para resolver numerosos problemas sociales, al ser el producto de una evoluci¨®n obtenida a trav¨¦s de pruebas y errores a lo largo de 1.000 millones de a?os. Luego Davidson comentaba que la reticencia de los t¨¦cnicos sociales a educarse cient¨ªficamente les imped¨ªa obtener frutos de los avances en el conocimiento de la naturaleza.
El libro de Penrose
Roger Penrose, el autor de La nueva mente del emperador, fue uno de los que intent¨® contribuir al naciente debate con ideas ajenas a su campo espec¨ªfico de conocimiento. "No voy a hablar de ordenadores, porque los ordenadores no nos van a solucionar los problema?, se?al¨®. Penr¨®se propuso la creaci¨®n de una organizaci¨®n supranacional poco vertebrada, pero con autoridad e independencia, que agrupar¨ªa a los cient¨ªficos, incluidos los sociales, para estudiar las consecuencias imprevistas de la implantaci¨®n de los avances cient¨ªficos y tecnol¨®gicos. Aguijoneado por las cr¨ªticas de su primer libro de divulgaci¨®n, en el que rechazaba la posibilidad de la inteligencia artificial, Penrose est¨¢ escribiendo otro que llevar¨¢ por t¨ªtulo La sombra de la mente y que se centrar¨¢ en las relaciones entre los ordenadores y el pensamiento. "No he cambiado mis idea?, coment¨® ayer a este peri¨®dico, "pero he visto que hay cosas que merece la pena ampliar y matizar".Por su parte, el economista espa?ol Guillermo de la Dehesa record¨® que las migraciones son un fen¨®meno en alza imparable, dentro de la globalizaci¨®n econ¨®mica que producir¨¢ pa¨ªses ganadores en la carrera de la competitividad.
Para Alain Touraine, soci¨®logo franc¨¦s, el mundo est¨¢ dividido por conflictos sociales b¨¢sicos en mayor medida que antes. Frente a la "objetividad" representada por el poder tecnol¨®gico, se produce una reacci¨®n de ensimismamiento cultural, que representa la "subjetividad". Esto se traduce en los esfuerzos globalizadores del Norte que chocan con los nacionalismos cerrados del Sur.
Algo parecido coment¨® su compatriota, el escritor y analista pol¨ªtico Jean Fran?ois Revel, al se?alar que el mayor problema es establecer la conexi¨®n entre el saber y la pol¨ªtica, llegar a aplicar el conocimiento a la gesti¨®n democr¨¢tica del planeta. "El problema fundamental es de organizaci¨®n y aplicaci¨®n del conocimiento a laorganizaci¨®n".
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