El Gobierno brit¨¢nico, reduce el n¨²mero de minas condenadas al cierre
El Gobierno brit¨¢nico opt¨® ayer por el mal menor. Entre desdecirse o sufrir una grave derrota parlamentaria, eligi¨® desdecirse. El ministro de Industria y Energ¨ªa, Michael Heseltine, retir¨® el plan de cierre de 31 minas de carb¨®n y anunci¨® que s¨®lo 10 de ellas dejar¨¢n de producir. Las dem¨¢s quedar¨¢n pendientes de una revisi¨®n del programa energ¨¦tico. El primer ministro, John Major, admiti¨®, que hab¨ªa "subestimado la reacci¨®n popular" ante la perspectiva de un despido masivo de 30.000 mineros.
Heseltine, a su vez, pidi¨® disculpas a la C¨¢mara de los Comunes y asumi¨® "toda la responsabilidad" por el desaguisado pol¨ªtico. Ni la oposici¨®n ni un grupo de tories rebeldes se dieron, sin embargo, por satisfechos, y al menos cinco diputados conservadores exigieron la dimisi¨®n del titular de Industria. Con esta retirada, el Gobierno de Major apacigu¨® parcialmente la rebeli¨®n que se fraguaba en su propio grupo parlamentario. El nuevo plan sobre British Coal, que incluye s¨®lo 10 cierres y un "estudio en. profundidad" sobre el futuro de otras 21 minas, adornado con la promesa de que cualquier desmantelamiento se har¨¢ "de forma gradual" y de que no habr¨¢ despidos, sino "bajas voluntarias", tiene posibilidades de ser aprobado ma?ana, cuando la C¨¢mara de los Comunes proceda a la votaci¨®n decisiva.
Alto riesgo
La consulta sigue entra?ando, sin embargo, un alto riesgo para el Gabinete, ya que al menos cinco tories se declararon insatisfechos y mantuvieron su intenci¨®n de votar contra el plan. Y a¨²n en el caso de ganar ma?ana la votaci¨®n, el da?o que el Gobierno se ha autoinfligido ante la opini¨®n p¨²blica con este nuevo y brusco cambio de opini¨®n es, sin duda, muy grande.
Michael Heseltine, uno de los pesos pesados del Gabinete, sale chamuscado de la escaramuza. La sesi¨®n parlamentaria de ayer, la primera del curso, fue extremadamente turbulenta. El ministro tuvo que o¨ªr dur¨ªsimas cr¨ªticas, abucheos y peticiones de dimisi¨®n desde los bancos laboristas y -lo que es m¨¢s grave para la estabilidad de la Administraci¨®n conservadora- desde algunos esca?os tories. Con una mayor¨ªa de s¨®lo 21 esca?os, el Gobierno no puede permitirse en esta votaci¨®n decisiva la menor indisciplina de voto.
La retirada del plan fue decidida ayer durante una reuni¨®n de emergencia del Gabinete celebrada por la ma?ana. Ya el d¨ªa anterior, domingo, los ministros m¨¢s directamente implicados se hab¨ªan congregado a cenar en Downing Street para debatir el problema.
En la cena se lleg¨® a la conclusi¨®n de que tanto el controvertido plan como la ca¨®tica forma en que se dio a conocer eran indefendibles en el Parlamento. La sesi¨®n de ayer se dedic¨® a cerrar filas, a calmar a los ministros m¨¢s. indignados con Michael Heseltine -como la ministra de Empleo; Gillian Shephard- y a unificar criterios para no caer en nuevas contradicciones. El primer ministro admiti¨®, a las puertas de Downing Street, que se hab¨ªa "subestimado la reacci¨®n popular" ante el anuncio de cierre. Uno de sus portavoces afirm¨® despu¨¦s que no habr¨ªa dimisiones, a pesar de que no s¨®lo la oposici¨®n, sino cinco diputados tories, han pedido durante el fin de semana que Heseltine abandone el Gobierno. Tres de ellos (William Cash, Winston Churchill y Teddy Taylor) formularon su exigencia ante el pleno de los Comunes, para regocijo de sus colegas de los bancos laboristas.
Un ministro agotado
Michael Heseltine no fue ayer el gran orador de sus buenos tiempos. Su agotamiento era evidente, y en el fragor del debate parlamentario los nervios le traicionaron varias veces. La m¨¢s notoria de ellas fue cuando interrumpi¨® al laborista radical Dennis Skinner con un grito ("?deje de ser tan pu?eteramente est¨²pido!") que en circunstancias normales le habr¨ªa valido, sin duda, una seria reprimenda de parte de la jefa de la C¨¢mara, Betty Boothroyd.
John Major tiene ahora en su haber varias retiradas m¨¢s o menos vergonzosas (Sistema Monetario Europeo, devaluaci¨®n, cambio de pol¨ªtica econ¨®mica, titubeos respecto a Maastricht y ahora el cierre de las minas) y dos ministros muy tocados, los de Finanzas e Industria. Norman Lamont y Michael Heseltine son abiertamente criticados por su propio partido. Pero el primer ministro ha avalado personalmente tanto a Lamont como a Heseltine, y le ser¨ªa, por tanto, dif¨ªcil excluirles del Gabinete sin asumir su parte de responsabilidad en los errores cometidos por ambos.
Un portavoz de Downing Street dijo que "el primer ministro es consciente de que se ha actuado con precipitaci¨®n, y de que se prest¨® demasiada atenci¨®n a los detalles econ¨®micos y muy poca a la reacci¨®n del p¨²blico ante el cierre de una industria tan importante, al menos desde el punto de vista sentimental, como la del carb¨®n". El mismo portavoz abund¨® en un argumento utilizado ya el viernes por John Major: "Se nos critica por nuestra supuesta pasividad ante la crisis econ¨®mica, y se nos critica tambi¨¦n cuando tomamos la iniciativa y anunciamos decisiones importantes. Nadie puede pensar que en plena recesi¨®n sean posibles las medidas populares. Se puede cambiar el procedimiento, pero no el fondo del problema: las minas tendr¨¢n que cerrarse, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde, y esa es la realidad", agreg¨®.
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