Lluvia de estrellas
Son las cuatro de la madrugada. Mientras mi cama hotelera vibra ligeramente al ritmo bakalao de la discoteca del s¨®tano, reflexiono sobre qui¨¦n y con qu¨¦ criterios distribuir¨¢ las estrellas a los hoteles. La primera condici¨®n es obvia: sin televisor no hay estrella, aunque el aparato no funcione o atormente a todos los que comparten el mismo patio de luces. Otra estrella la proporcionar¨¢, sin duda, el minibar en la habitaci¨®n, ese aparato ruidoso que cada 10 minutos se apaga o se enciende con un peque?o salto y una especie de eructo, pero que te invita a soportar el insomnio consumiendo a precios de pesadilla.Otras estrellas se corresponder¨¢n seguramente con el n¨²mero de trastos innecesarios que haya en el ba?o (frasquitos de pl¨¢stico, peines de dudosa calidad o gorros de ducha tipo bolsa de congelador), que no se utilizan porque cada cual suele llevar su propia bolsa de aseo, pero que todos acabamos metiendo en la maleta por la ma?ana antes de salir, con la satisfacci¨®n de haber conseguido algo gratis, aunque est¨¢n incluidos en las escasas 16.000 pesetas del precio de la habitaci¨®n. La ¨²ltima estrella, para completar las cuatro, ser¨¢ sin duda la del jab¨®n. No pienso entrar en la discusi¨®n sobre si cada hu¨¦sped suele llevar o no su propio jab¨®n. En todo caso, al hotel le sirve de publicidad. Pero es que parece que no hay estrella si no te dan un nuevo jaboncillo cada d¨ªa, aunque residas en la misma habitaci¨®n durante varios.
Propongo hacer una gu¨ªa de hoteles clasificados seg¨²n cagarrutas, por ejemplo, en la que figurasen los criterios que las estrellas parecen obviar: un hotel de cinco cagarrutas, el m¨¢ximo, tendr¨ªa que tener, indispensablemente, discoteca (1?); producir
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por lo menos un kilo de basura (2?) por cliente y d¨ªa en jabones, llaves descargables, envoltorios de los sobaos y mermeladas del desayuno, sellado higi¨¦nico de sanitarios, etc¨¦tera; moqueta con olor (3?) a pl¨¢stico y a pinrel de inquilinos anteriores; tabiques de papel (4?) y/o cocina/ventiladores/cubos de basura debajo de las ventanas de los hu¨¦spedes. (alternativamente, una carretera, autopista o l¨ªnea de tren por delante o por detr¨¢s del edificio). Y por fin (5?), camas abarquilladas, con mantas de polietileno y s¨¢banas acr¨ªlicas. A lo mejor, con esa gu¨ªa, las cosas cambian.-
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