Mart¨ªn V¨¢zquez vuelve con el arma cargada
Mart¨ªn V¨¢zquez volvi¨® a Chamart¨ªn con la casaca madridista y estuvo toda la noche con el gatillo. Con la derecha y con la izquierda, sac¨® el muestrario y puso a prueba a Valencia, el ¨²ltimo que llega al concurso de m¨¦ritos para cerrar la crisis en la porter¨ªa del Athletic. El chico es ¨¢gil y listo. Por ah¨ª puede remediarse la peor herida del equipo bilba¨ªno, sin arqueros de fuste en los ¨²ltimos a?os. Mart¨ªn V¨¢zquez tambi¨¦n tapar¨¢ un boquete considerable en el Madrid. Su retomo a?ade al equipo clase, confianza y munici¨®n. Fuera de los aspectos pasionales que movieron su fuga y la vuelta, su contrataci¨®n es un notable ejercicio de gesti¨®n profesional. Ram¨®n Mendoza, demasiado proclive a las calenturas, se movi¨® esta vez con frialdad: reconoci¨® su error y persigui¨® al jugador durante dos a?os. Le necesitaba y lo fich¨®. El dinero s¨®lo servir¨¢ de excusa si el centrocampista fracasa, aspecto muy improbable.El primer gol explic¨® la importancia de un futbolista como Mart¨ªn V¨¢zquez. Aprovech¨® un fallo de comunicaci¨®n entre Lakabeg y Est¨ªbariz para progresar hasta la l¨ªnea de fondo. Todo por la banda izquierda, el callej¨®n maldito del Madrid. Desde all¨ª tir¨® un centro magistral, con la bota derecha y el exterior del pie, uno de esos gestos imposibles para la mayor¨ªa. Sali¨® la pelota muy alta, rebas¨® a Valencia y cay¨® como un pastelito en el segundo palo. Zamorano se fue de cabeza y marc¨®. Hay banda izquierda y un gran jugador.
La profusi¨®n de remates y llegadas de Mart¨ªn V¨¢zquez dio una noche libre a Michel, que andaba con todo el equipo a cuestas en los ¨²ltimos partidos. Es otra buena noticia para el Madrid. La responsabilidad comienza a verse compartida. En. un mal d¨ªa, Michel puede cederlos trastos a Mart¨ªn V¨¢zquez e, Prosinecki si ¨¦ste pierde el miedo a la gente y al recuerdo de su lesi¨®n. El equipo tiene una buena baraja de combinaciones, aunque todav¨ªa se muestra vulnerable: v¨ªa a lento por el campo y pierde la concentraci¨®n defensiva con frecuencia.
El Athletic fue un adversario estupendo para los locales. Un poco blandito, con media docena de futbolistas muy discretos, tuvo la buena idea de jugar en la medida de sus posibilidades. Otros a?os, no. Llegaba con su juego del cuaternario y se enzarzaba en un horrible discurso de balonazos. De camino, se llevaba una goleada. Con un poco de gusto por el pase, el control y el ingenio de tres o cuatro, s¨®lo recibi¨® dos goles. Por algo se empieza. Heynckes tiene raz¨®n. El Athletic tiene que abandonar sus enso?aciones brit¨¢nicas y aprender algo de la modernidad. Es un trabajo duro, pero apasionante.
El encuentro tuvo la correcci¨®n de los amistosos. Estaba todo dispuesto para que los mejores sacaran su ingenio. Unos pudieron; otros, no. Mart¨ªn V¨¢zquez sali¨® con la mejor nota. Logr¨® que Valencia anduviera por el suelo. Remat¨® por alto y bajo. En uno de los pelotazos, Valencia no logr¨® atajar y Butrague?o llev¨® la pelota a la red. El Buitre no sali¨® contento del campo, pero ser¨¢ uno de los principales beneficiarios del regreso de Mart¨ªn V¨¢zquez. Circulan con la misma corriente.
El Madrid se movi¨® con comodidad, aunque no ofreci¨® grandes proezas. El marcaje individual de Lakabeg a Butrague?o s¨®lo sirvi¨® para magnificar las carencias de Est¨ªbariz en la banda derecha. Mart¨ªn V¨¢zquez le mand¨® a pique con la ayuda de Lasa. Los madridistas hallaron una mina. Michel mir¨® por una vez desde la distancia. No se le necesitaba demasiado.
La contestaci¨®n del Athletic fue bastante racional. Toc¨® y abri¨® brecha en tres ocasiones, casi siempre con diagonales a la espalda de Nando y Lasa. En medio qued¨® su intento por manejar el cuero y no despreciarlo. El mejor fue Guerrero, relevado de tareas defensivas. A sus 18 a?os, tiene la pose de los buenos futbolistas. Es vertical, sale de los regates por las dos partes y tiene instinto en el pase. Los t¨¦cnicos dicen que llega al ¨¢rea y que se mueve con astucia cerca de la porter¨ªa. Esta parte qued¨® anoche in¨¦dita, pero posee una pinta excelente de jugador.
La r¨¦plica del Athletic s¨®lo vali¨® media parte. La segunda fue un pacto de no agresi¨®n entre los dos equipos, un acuerdo certificado tras el gol de Butrague?o. Jugaron como buenos amigos. Uno estaba convencido de su superioridad y la estableci¨® muy pronto. El otro se sab¨ªa perdedor, pero tuvo la sensatez y el orgullo de no tirar el f¨²tbol por la borda. Todo un avance.
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