Espa?a: se acab¨® la fiesta

Espa?a apaga las luces. ( ... ) Terminan los fuegos artificiales de este a?o 1992, a?o del V Centenario del Descubrimiento de Am¨¦rica, como termina una noche de insomnio en una ma?ana p¨¢lida, con un fuerte dolor de cabeza y con la tristeza de ver los ¨²ltimos cohetes vacilar y caer del cielo a la tierra, del sue?o a la realidad. ( ... )No es sorprendente que Espa?a tenga resaca. Su econom¨ªa padece la jaqueca de los juerguistas imprudentes al d¨ªa siguiente de la jarana. Su angustia crece, y su moneda baja. En cuanto a la Bolsa, cae rodando. ( ... )

De pronto, el pa¨ªs se asemeja a un peque?o b¨®lido que hubiera corrido demasiado deprisa, con el motor recalentado y la bater¨ªa descargada. ( ... ) Al volante de la extenuada m¨¢quina espa?ola, Felipe Gonz¨¢lez. ( ... )

Desde bastante antes de Maastricht, en el reino ib¨¦rico no se pensaba en otra cosa que en la convergencia. El Gobierno espa?ol se esfuerza hoy en demostrar que, a pesar de la tormenta, el objetivo sigue siendo el mismo: estar al nivel de los mejores. ( ... )

Pero la Espa?a moderna tiene a¨²n que v¨¦rselas con los vestigios de una muy vieja Europa, la que sali¨® de la revoluci¨®n industrial, que pervive en los profundos valles de Asturias y Vizcaya. ( ... )

Mineros, trabajadores de altos hornos y de la siderurgia asturiana ser¨¢n las pr¨®ximas v¨ªctimas de los nuevos rigores y de la modernizaci¨®n del pa¨ªs.

, 25 de octubre