La 'Atl¨¢ntida' de la Joven Orquesta

La nave de Atl¨¢ntida atrac¨® en Madrid tras hacer escalas en Satander, Sevilla y Valencia. Desde la capital andaluza escribimos sobre la gran versi¨®n que hace Edmon Colomer de la obra p¨®stuma de Falla y tambi¨¦n p¨®stuma de Halffter, pues muri¨® sin dar los ¨²ltimos toques a la partitura inacabada de su maestro. Pero la obra -en la versi¨®n de Lucerna, levemente ampliada por Colomer- logr¨® comunicar con calidez su mensaje, pues el titular de la JONDE ha profundizado en lo m¨¢s sensible de la cantata como antes s¨®lo hab¨ªa llegado a hacerlo Eduardo Toldr¨¢. No hablemos de Halffer pues, al dirigir Atl¨¢ntida acusaba c¨®mo formaba parte de su existencia.Diferencia a anotar entre los resultados de Sevilla y los de Madrid, en donde s¨®lo cambiaron la soprano y la mezzo de las dos arias, es la debida a la distinta ac¨²stica del auditorio en comparaci¨®n con la Maestranza. M¨¢s envolvente, clara y armoniosa la segunda; m¨¢s brillante, mejor definida individualmente pero con exceso de tiempo de reverberaci¨®n, que en una obra de tan complejos efectivos llega a crear cierta confusi¨®n, en el caso de la sala madrile?a. No ser¨ªa falta de respeto al arquitecto Garc¨ªa de Paredes el llevar a cabo unos retoques que perfeccionar¨ªan las grandes cualidades de su obra.

Dicho esto, f¨¢cil es suponer que la versi¨®n sevillana fue algunos puntos m¨¢s satisfactoria. La soprano Maite Arruabarrena puso su hermosa, coloreada y sugestiva voz al servicio de El sue?o de Isabel en tanto la mezzo Montserrat Martorell dio nobleza y unci¨®n al Aria de Pirene.

Algunos tiempos quedaron m¨¢s sosegados, aunque sigo entendiendo la parte m¨ªstica de Atl¨¢ntida con ayor lentitud, m¨¢s rezada y contemplativa. Colomer hace una Atl¨¢ntida de alta entonaci¨®n po¨¦tica y ricas sugerencias pl¨¢sticas. Hay que felicitar a todos por acometer esta Atl¨¢ntida que no deja de mostrar su rostro misterioso.