La ONU fuerza a Cristiani a prorrogar el calendario de pacificaci¨®n. salvadore?o
El presidente de El Salvador, Alfredo Cristiani, se ha visto forzado a aceptar una pr¨®rroga hasta el 15 de diciembre del calendario de paz a que est¨¢ sometido el pa¨ªs. La decisi¨®n no obedece a su deseo, pero es la ¨²nica salida digna que se le brinda por parte de las Naciones Unidas para rebajar la polarizaci¨®n generada entre el Ej¨¦rcito y la guerrilla, que condicionan mutuamente sus respectivos procesos de reducci¨®n de efectivos y desarme.
Cristiani ten¨ªa previsto dirigirse anoche (madrugada en Espa?a) al pa¨ªs a trav¨¦s de la televisi¨®n para explicar la posici¨®n de su Gobierno ante un calendario de paz que ya no podr¨¢ concluir, como estaba previsto, el 31 de este mes. La postura del Gobierno le fue adelantada el martes al secretario general de las Naciones Unidas, Butros Gali. Cristiani manifest¨® su desacuerdo con esta pr¨®rroga, pero al mismo tiempo acat¨® la propuesta.En el mensaje de anoche se esperaba que Cristiani diera explicaciones de este s¨ª condicionado. Fuentes diplom¨¢ticas se?alaron que el presidente salvadore?o "se encuentra en una encrucijada" porque tiene, de una parte, que mantener cierta coherencia con su postura, contraria a esta pr¨®rroga y, de otra, encontrar una salida diplom¨¢tica para no ir a contracorriente de las recomendaciones de la ONU y de los pa¨ªses, entre ellos Espa?a, comprometidos con la vigilancia de la limpieza de este proceso.
El Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN) acept¨® el lunes la pr¨®rroga propuesta por las Naciones Unidas. Desde hace un mes, la guerrilla tiene paralizada su desmovilizaci¨®n como medida de fuerza. S¨®lo han entregado las armas 3.000 de sus 8.800 efectivos, lo que afecta al 40% de su arsenal ligero, pero el FMLN anunci¨® ayer, al conocerse que el Gobierno aceptaba la pr¨®rroga, que en las pr¨®ximas horas desmovilizar¨¢ otro 20%.
Cr¨ªticas de la guerrilla
La guerrilla considera que el Gobierno est¨¢ actuando con timidez e incluso en complicidad con el Ej¨¦rcito en el desmantelamiento del aparato represivo (batallones de ¨¦lite e inteligencia contrainsurgente) y tambi¨¦n en la purga de la oficialidad ¨ªnvolucrada en acciones sangrientas. El batall¨®n Atlacalt, de donde salieron los asesinos de los jesuitas espa?oles, permanece intacto. Tambi¨¦n censura la guerrilla el retraso en la entrega de tierras a los combatientes que entregan sus armas.
Las tensiones no se centran exclusivamente entre el FMLN y un Ej¨¦rcito intolerante al que le ha llegado la hora de perder privilegios y poder en la sombra. Salpican al propio Cristiani, que tiene que adoptar por imperativo legal decisiones que son dolorosas para ¨¦l, para el propio Ej¨¦rcito y para el sector m¨¢s extremista de su partido, la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), tradicional agitador de los militares en la represi¨®n contra la guerrilla. Por un lado, el FMLN le acusa de estar atrapado por el Ej¨¦rcito y, por otro, la extrema derecha de su partido y los militares le tildan, aunque no p¨²blicamente, de ser "una marioneta" de los embajadores extranjeros y de la ONU.
La tensi¨®n ha sido alimentada tambi¨¦n por una oleada de asesinatos, reuniones conspirativas de oficiales, amenazas a dirigentes del FMLN, la reaparici¨®n de los escuadrones de la muerte y el despegue desde el Gobierno, como abanderado de los sectores m¨¢s reaccionarios, de su vicepresidente, Francisco Merino, un personaje gris que se ha ganado las simpat¨ªas de la extrema derecha porque pone voz a lo que ¨¦sta trama.
Merino puso recientemente en un aprieto a Cristiani al desmarcarse de la disciplina gubernamental y acusar de parcialidad a la ONU por promover la pr¨®rroga del calendario de paz, adem¨¢s de descalificar a los pa¨ªses del llamado Grupo de Amigos (Espa?a, M¨¦xico, Colombia y Venezuela), que apoya. los esfuerzos por la paz de este organismo internacional.
La coyuntura ha llevado a Cristiani a un terreno de nadie, pese . a que ideol¨®gicamente sea el mismo de siempre y p¨²blicamente combine su celo por la paz con la defensa de los militares.
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