Parlamento de todos
LA TANTAS veces prometida reforma del Reglamento del Congreso parece encontrar dificultades a?adidas para plasmarse en un proyecto consensuado entre las fuerzas pol¨ªticas y acorde con las funciones esenciales del Parlamento. Si las reticencias del Partido Popular ante dicha reforma respondieran realmente a las causas que denuncia -retoques unilaterales en beneficio del PSOE y de alg¨²n otro grupo parlamentario-, estar¨ªamos asistiendo a una inadmisible maniobra manipuladora de las reglas de juego de la instituci¨®n b¨¢sica del sistema democr¨¢tico.Una reforma del marco reglamentario del Congreso que no quiera perpetuar los males del actual o propiciar otros nuevos, debe tener en cuenta, ante todo, que la C¨¢mara baja es una instituci¨®n tanto de la mayor¨ªa gobernante como de la oposici¨®n, y, dentro de ¨¦sta, tambi¨¦n de los grupos minoritarios. Que sobre esta consideraci¨®n primen de forma exclusiva motivos de pol¨ªtica coyuntural ser¨ªa tanto como hipotecar nuevamente durante a?os el pleno desarrollo de la funci¨®n parlamentaria. Es algo que ha ocurrido con el reglamento vigente, elaborado en 1982 con la obsesi¨®n de facilitar a UCD los mecanismos suficientes para poder gobernar sin agobios con mayor¨ªa relativa, pero que ha beneficiado ante todo a los Gobiernos de mayor¨ªa absoluta del PSOE y que puede seguir ocurriendo si la reforma que se prepara se hace a la medida de los previsibles Gobiernos de coalici¨®n parlamentaria que se barajan para el futuro.
El objetivo del nuevo Reglamento del Congreso no debe ser otro, salvo que nazca ya muerto, que devolver al hemiciclo el protagonismo que le corresponde, haciendo de sus ¨®rganos -ponencia, comisi¨®n y pleno fundamentalmente- lugares para el debate y acercando su ritmo de actuaci¨®n al de la sociedad. Si la reforma que se prepara buscara por encima de todo proteger los intereses, presentes o futuros, de la actual mayor¨ªa gobernante, se estar¨ªa reincidiendo en el mal que m¨¢s da?o est¨¢ causando a las instituciones democr¨¢ticas: su burda y desmedida utilizaci¨®n partidaria. Un mal del que s¨®lo podr¨¢ curarse el sistema pol¨ªtico en su conjunto si se hace todo lo posible por preservar del mismo a su instituci¨®n m¨¢s representativa: el Parlamento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.