"Cuanto m¨¢s avanza la ciencia, menos se reflexiona sobre lo que implica", dice Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron
Cuanto m¨¢s avanza la ciencia, menos lo hace la reflexi¨®n sobre ella y lo que implica, piensa el f¨ªsico Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron, de modo que para la mayor parte de nosotros siguen siendo misterios de caverna algunas de las principales fuerzas que gobiernan nuestras vidas. autor de El poder de la ciencia (Alianza Editorial), S¨¢nchez Ron, piensa que el Gobierno deber¨ªa dar una mayor importancia a los estudios cient¨ªficos, y cree que quiz¨¢ se podr¨ªan distribuir mejor los escasos recursos.
El ex ministro de Econom¨ªa Miguel Boyer, que iba a asistir a la presentaci¨®n del libro, excus¨® a ¨²ltima hora su presencia. Boyer ha recibido numerosas cr¨ªticas en los ¨²ltimos d¨ªas tras la publicaci¨®n en la revista Hola de las fotograf¨ªas de su nueva residencia y no descartaba que al acto acudiesen algunos provocadores.Bertrand Russell fue realmente el ¨²ltimo entre los ¨²ltimos renacentistas, y su muerte es toda una met¨¢fora sobre un tiempo, el nuestro, en que ya no se piensa con esa imaginacion e intensidad. As¨ª lo comprueba todos los d¨ªas Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron, que adem¨¢s de ejercer la ciencia como catedr¨¢tico de f¨ªsica en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, se ha propuesto reflexionar sobre ella, primero desde la historia y luego, en el futuro, desde la filosof¨ªa.
El poder de la ciencia es la historia de los principales momentos de la f¨ªsica en el siglo XX: la extra?a fotograf¨ªa con halo de la mano de Conrad R?ntgen, que, al ser enviada por correo a los miembros del peque?o club que era entonces la ciencia en media Europa, inform¨® del nacimiento de los rayos X. La noticia caus¨® tal impacto que hasta el k¨¢iser quiso una demostraci¨®n de esa luz que atravesaba los cuerpos.
El enigma del universo
O la deducci¨®n de los electrones del ¨¢tomo, entonces llamados corp¨²sculos, mediante un experimento de rayos cat¨®dicos. O cuando la reverberaci¨®n del uranio impresion¨® inadvertidamente unas placas fotogr¨¢ficas y permiti¨® el nacimiento de la radiactividad. O la que se arm¨® con las teor¨ªas de un jud¨ªo suizo que no hab¨ªa conseguido ser profesor de universidad, cuando expuso sus teor¨ªas sobre el universo y logr¨® que The Times anunciara al d¨ªa siguiente: "Revoluci¨®n en ciencia. Nueva teor¨ªa del universo. Ideas newtonianas desbancadas".
Algunos cient¨ªficos hab¨ªan logrado ya romper el anonimato al que parecen condenados los investigadores muy especializados, pero lo de Albert Einstein rompi¨® todos los moldes. A pesar de que la nueva teor¨ªa del universo iba rodeada de la leyenda de que s¨®lo pod¨ªa ser comprendida por una docena de personas, por seis o hasta por s¨®lo tres -"?cu¨¢l es el tercero?", pregunt¨® un c¨¦lebre catedr¨¢tico cuando le preguntaron si eso era cierto-, Einstein se convirti¨® en una estrella y realiz¨® abundantes giras internacionales para divulgar una teor¨ªa que apenas comprend¨ªa nadie pero atra¨ªa. "La curiosidad por el enigma del universo parece algo at¨¢vico que llevamos todos dentro", dice Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron.
"Los problemas de la f¨ªsica actual no difieren mucho de los de siempre", dice S¨¢nchez Ron: conocer mejor la naturaleza, su evoluci¨®n, la f¨ªsica de los materiales, o las relaciones de lo peque?o con lo grande, que est¨¢ muy de moda. Un saber que el cient¨ªfico de hoy ha tenido que incorporar es el de la administraci¨®n: aprender a levantar fondos para llevar a cabo sus investigaciones.
Pero "el mundo tiene problemas muy graves", recuerda, "y los cient¨ªficos tienen que mirar a la sociedad no s¨®lo como una fuente de recursos". Pagando con la misma moneda ego¨ªsta, la sociedad suele mirar a los cient¨ªficos como seres demasiado centrados en su arte y, a menudo, con un poco de complejo de inferioridad. Un error, pues el hecho de que una realidad sea compleja no quiere decir que sea un coto reservado a unos pocos elegidos, y sobre todo si se refiere a, por as¨ª decir, las fuerzas que mueven el mundo y nos afectan a todos.
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