Reinserci¨®n en la c¨¤rcel
Vecinos y compa?eros apoyan a un hombre preso ahora por delitos de 1985
"Es una injusticia que se lo lleven, porque ¨¦l se ha rectificado". Ana Solano Soto vio c¨®mo era detenido el 26 de octubre su compa?ero, Antonio Benjumea Moreno. Despu¨¦s de un lustro en libertad, este encofrador abandon¨® el andamio para ser encarcelado en Carabanchel. Tiene una condena de 15 a?os por atracos cometidos en 1985. El juicio por estos delitos se celebr¨® en la Audiencia Provincial el verano de 199l., El Tribunal Supremo no admiti¨® su recurso. Sus vecinos de M¨®stoles y su propio jefe en el trabajo intentan ayudarle. Creen que el objetivo de cualquier condena ya se ha cumplido: Antonio estaba reincorporado a la sociedad.
De la ca?a en el bar, a la c¨¢rcel de Carabanchel. El drama comenz¨® el pasado lunes d¨ªa 26. Antonio Benjumea, de 32 a?os, se hab¨ªa tomado el d¨ªa libre en su trabajo como encofrador en unos talleres de forjado de Vargas (Toledo). Se qued¨® en su casa de M¨®stoles y baj¨® a tomar una cerveza al bar Los Cordobeses. "La polic¨ªa, que estaba rondando para perseguir a los drogadictos, le reconoci¨®. Entraron dos inspectores y se lo llevaron. Casi no pudo darme un beso", explica Ana, de 33 a?os."Le pillaron calentito", a?ade Dolores Moreno, madre de Antonio. Los agentes fueron discretos y corteses. Pagaron la cerveza del detenido antes de llev¨¢rselo. La orden de b¨²squeda y captura hab¨ªa llegado a la comisar¨ªa de M¨®stoles.
La libertad acababa. El a?o pasado, en verano, la Audiencia Provincial hab¨ªa condenado a Antonio Benjumea a 15 a?os, seis meses y un d¨ªa por delitos de atraco cometidos en 1985. Despu¨¦s, el Tribunal Supremo no admiti¨® el recurso y la pena se hizo firme.
"Un hombre cualquiera"
Ana, enferma y sin poder trabajar desde que naci¨® su hijo hace cuatro a?os, no entiende por qu¨¦ la justicia hace cumplir a su compa?ero tanta pena por algo tan lejano; por qu¨¦ le hace esto a ella, que tanto ha luchado por llevarle al buen camino. "Han llegado a venir a casa a buscarle para ir a atracar y yo le he dicho: 'Si te vas con ellos, no me vuelves a ver'. Fue un delincuente, pero ya no lo es".El patr¨®n de Antonio le avala: prepara una carta para dar fe de su buena conducta. "Ahora es un hombre como cualquiera. No se acompa?a de mala gente. Va al f¨²tbol, a los toros y de vez en cuando se toma sus copas, como todos los hombres", afirma Ana.
Las desdichas de Antonio 'comenzaron en la mili, explica la mujer. "Tuvo un problema con un cabo que se le puso chulo", dice. El incidente pas¨® a mayores y el joven, que hab¨ªa emigrado a Madrid con sus padres desde un pueblo sevillano, se enfrent¨® a un juicio castrense. Su actitud no mejor¨® las cosas: se escap¨® del calabozo.
La huida acab¨® en M¨®stoles, donde resid¨ªan su familia y Ana, en cuya casa se refugi¨®. Era el a?o 1985. "No ten¨ªamos para comer y ¨¦l sali¨® a atracar una bodega con dos tubos de fontanero soldados que parec¨ªan una recortada", relata la compa?era.
La Justicia le encontr¨® y cumpli¨® la condena militar hasta 1987. Luego lleg¨® la civil: "Le echaban tres robos, aunque s¨¦ que s¨®lo hizo uno, y tenencia il¨ªcita de armas, por la escopeta de mentira hecha con los tubos", narra la mujer. El juicio no se celebr¨® hasta mediados de 1991. Para entonces, Antonio ya hab¨ªa rehecho su vida. "Hab¨ªamos tenido el hijo que tanto dese¨¢bamos y las cosas iban rodando", cuenta Ana.
El encarcelamiento de Antonio ha sorprendido a sus pr¨®ximos. "Es muy buen chico. Llevaba a?os trabajando conmigo", afirma su jefe, Jos¨¦ Mar¨ªa Alonso.
"El que la hace, que la pague, pero que la pague en su momento. ?Por qu¨¦ se lo llevan cuando ya es una persona ejemplar?", tercia el vecino Vicente.
Desde el 27 de octubre, Antonio Benjumea est¨¢ en la sexta galer¨ªa de Carabanchel. Ahora, Ana intenta averiguar c¨®mo se pide el indulto, una gracia concedida en ocasiones por el Consejo de Ministros a quienes est¨¦n reinsertados en el momento de ir a la c¨¢rcel por viejos delitos. El hijo de Antonio y Ana, de cuatro a?os, juega ajeno a la charla. Cree que ese edificio grande al que fue el domingo pasado es un hospital: "Pap¨¢ est¨¢ malito".
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