Francia no control¨® las donaciones de sangre en c¨¢rceles hasta hace un a?o
Los centros de transfusi¨®n sangu¨ªnea (CTS) franceses siguieron realizando colectas en las prisiones hasta seis a?os despu¨¦s del mes de agosto de 1985, fecha en que se hizo obligatorio el an¨¢lisis de la sangre del donante a fin de evitar la expansi¨®n del sida. Un informe realizado por la Inspection G¨¦n¨¦rale de Affaires Sociales (IGAS) y la Inspection G¨¦n¨¦rale des Services Judiciaires (IGSJ) prueba que hasta el 22 de agosto de 1991 las autoridades permitieron que los CTS buscaran donantes de sangre en las c¨¢rceles sin tomar ninguna precauci¨®n.
El informe es importante, porque ampl¨ªa a diversos escalones pol¨ªtico-administrativos -autoridades de los ministerios de Sanidad y Justicia, sobre todo- las responsabilidades que el juicio celebrado esta primavera-verano quiso limitar al doctor Garretta y otros tres m¨¦dicos, los doctores Roux, Netter y Allain. Si s¨®lo se considera el a?o 1985, los datos ya son escalofriantes: las colectas en medios carcelarios aportaron s¨®lo el 0,37% de la sangre donada por los franceses, pero este ¨ªnfimo porcentaje es el origen del 25% de los lotes contaminados por el virus del sida.Ya en junio de 1983, una circular de la Direcci¨®n General de la Salud (DGS) advert¨ªa a los CTS sobre los llamados grupos de riesgo, entre los que inclu¨ªa a los presos. Sin embargo, esa circular no fue difundida entre la Administraci¨®n penitenciaria. El doctor Jacques Roux, m¨¢ximo responsable en la ¨¦poca de la DGS, ha declarado que "exist¨ªa una presi¨®n pol¨ªtica para que continuasen las colectas de sangre en las prisiones. El 2 de octubre de 1985 redact¨¦ una circular que inclu¨ªa un p¨¢rrafo explicando las medidas de seguridad que hab¨ªa que adoptar en las c¨¢rceles. Este p¨¢rrafo fue tachado por el director del gabinete del ministro de Sanidad, el se?or Herv¨¦". La revelaci¨®n es a¨²n m¨¢s importante en cuanto que el informe del IGAS prueba que, el 14 de agosto de 1985, el Ministerio de Sanidad sab¨ªa que el 18,5% de los detenidos en la prisi¨®n de Bois-d'Arcy era seropositivo.
Las conclusiones del informe son taxativas: los responsables de los CTS hubieran debido cesar sus colectas en medios penitenciarios a finales de 1984, ya que pose¨ªan suficiente informaci¨®n como para prever los riesgos de contaminaci¨®n, tal y como lo prueba que varios CTS abandonaran tal pr¨¢ctica.
Evitar muertes
El Ministerio de Sanidad tambi¨¦n es acusado por haberse conformado con dar directivas -si las daba- en vez de ¨®rdenes. La estad¨ªstica permite comprender mejor la magnitud del drama: en 1985 hubo 14.375 presos que donaron sangre, sobre un total de 3,9 millones de donantes franceses. Entre los detenidos, la proporci¨®n de donantes que se revelaron seropositivos es de 441 por cada 10.000, cantidad que se reduce a un 6,4 por cada 10.000 si se habla del conjunto de donantes. El informe concluye que si las distintas autoridades hubiesen actuado correctamente, s¨®lo en 1985 se habr¨ªa evitado el 40% de las contaminaciones y, por consiguiente, se habr¨ªan salvado varios centenares, por no decir miles, de vidas.
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