Sin desperdicio

Rosario ha creado, con la ayuda de su hermano Antonio, compositor de sus canciones, una m¨²sica y una imagen que en nuestro pa¨ªs existe potencialmente, pero que nadie ha sabido fusionar con tantas vertientes diferentes. Desde el escenario dej¨® clara la intenci¨®n y la fuerza que tiene para transmitir con el p¨²blico a trav¨¦s de su propia imagen. Mi gata, Sabor sabor, De ley, parecen s¨®lo el preludio de una artista que ha encontrado su propia personalidad explotando las ventajas que indudablemente tiene ser gitano para este arte. Hacerse acompa?ar por Raimundo Amador a la guitarra espa?ola junto a otros nueve m¨²sicos resulta toda una valent¨ªa, y m¨¢s atreverse a fusionar sobre una base de flamencopop estilos como el blues, el rock, el soul, el reggae y todo lo que se le pase por la cabeza.El sonido no consigui¨® la calidad que la sala Aqualung permite -alguna distorsi¨®n estuvo rondando en ocasiones la molestia-, pero el buen hacer super¨® con creces esos momentos. Rosario sabe plantear un espect¨¢culo, tiene el atractivo de si? voz y la inteligencia para a?adir al c¨®ctel su personalidad, convirtiendo la mezcla en algo completo y explosivo. Su madre, Lola Flores, no se perdi¨® ni un segundo, y qued¨® patente la facilidad que tiene su hija para las simpat¨ªas del p¨²blico.

Rosario es par¨ªa la m¨²sica espa?ola imprescindible. No tiene desperdicio.