La m¨²sica desnuda
Entre columnas, tapices y un bell¨ªsimo nacimiento, en una escenograf¨ªa que por real parec¨ªa imaginaria, se alz¨® la voz del violonchelo, una voz que aglutinaba a su alrededor arquitectura y m¨²sica, sonidos a?ejos del Stradivarius de 1700, que adquiri¨® Carlos III, y t¨¦cnicas de hoy.El concierto de Natalia Gutman (Mosc¨², 1942), celebrado en el Palacio Real y presidido por la reina Sof¨ªa, inauguraba el curso acad¨¦mico 1992-1993 de la Escuela Superior de M¨²sica que dirige Paloma O'Shea. La primera clase fue una lecci¨®n magistral.
Un int¨¦rprete no s¨®lo se define por su forma de tocar, sino tambi¨¦n por los programas que elige para sus actuaciones. El de Gutman fue valiente, riguroso, de dif¨ªcil ejecuci¨®n: Hindemith y Britten, entre dos suites de Juan Sebastian Bach. Re¨²ne la violonchelista rusa un conjunto de cualidades t¨¦cnicas y expresivas que hacen su discurso profundamente musical. El sonido es c¨¢lido y hermoso, redondo hasta el l¨ªmite de lo sensual.
Natalia Gutman
Natalla Gutman (violonchelo). Obras de Juan Sebastian Bach (Suites n¨²mero 2 en re menor y n¨²mero 3 en do mayor),Paul Hindemith (Sonata para violonchelo, opus 25, n¨²mero 3) y Benjamin Britten (Suite n¨²mero 1, opus 72). Concierto de inauguraci¨®n del curso acad¨¦micoEscuela Superior de M¨²sica Reina Sof¨ªa. Palacio Real. Sala de Columnas. Madrid, 16 de noviembre.
Natalla Gutman acaricia las notas y a la vez las infunde una continua vitalidad. Su fraseo mel¨®dico es incisivo, pero en ninguna ocasi¨®n pierde el control del mecanismo. En la confluencia de naturalidad, identificaci¨®n afectiva con el instrumento y dominio de sus posibilidades, surge de inmediato la emoci¨®n, una interioridad comunicativa que primero sorprende y luego arrastra sin posibilidad de resistencia. No hay otro tipo de referencias que no sean las derivadas espec¨ªficamente de la propia m¨²sica y ¨¦sta surge desnuda, con una sencillez airosa e ¨ªntima que desaf¨ªa todo lo accesorio.
Precisi¨®n y agilidad
O¨ªr as¨ª a Hindemith o a Britten es una locura. La precisi¨®n y la agilidad de los recursos, el sentido grotesco, ir¨®nico, juguet¨®n o evocador, se alterna con un concepto mel¨®dico y pleno de contrastes, intenso.El Bach de Natalia Gutman fue un Bach luminoso y vital, ausente de todo tipo de ret¨®ricas y trascendentalismos. Invitaba a pensar en ese humanismo que suger¨ªa ?lvaro Mar¨ªas en sus documentados y atractivos comentarios al programa de mano. Era un Bach moderno, cercano, sincero.
El entusiasmo crec¨ªa conforme el concierto iba avanzando, para acabar en clima de apoteosis. Est¨¢bamos todos tan embelesados, que de buena gana hubi¨¦ramos retrocedido el reloj y empezado de nuevo: Bach, Paul Hindemith, Benjam¨ªn Britten y, de nuevo, Bach. Y as¨ª hasta el agotamiento.
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