Espa?a suma puntitos
Johan Cruyff debi¨® de frotarse los ojos. All¨ª, en el S¨¢nchez Pizju¨¢n, estaban buena parte de los suyos, pero jugando al patad¨®n y renegando totalmente de los rond¨®s que forman la base del juego del Barcelona. Luis Aragon¨¦s debi¨® de preguntarse si sus centrales hab¨ªan olvidado los principios b¨¢sicos del contragolpe rojiblanco. Y Benito Floro, viendo el tartamudeo de Hierro, Michel, Mart¨ªn V¨¢zquez y Butrague?o, debi¨® de darle las gracias al Se?or porque Jack Charlton no tenga un equipo en la Copa de la UEFA.El punto perdido puede ser una lesi¨®n de pron¨®stico leve. Lo interesante es sacar lecciones del accidente.
Javier Clemente no es el primer seleccionador que expresa deseos de darle personalidad al equipo nacional. Tampoco es el primero en frustrarse ante una selecci¨®n irlandesa que pregona sus sencillos m¨¦todos y que acaba aburriendo a los rivales, por mucho que se llamen Gullit, Van Basten, Hagi, Barnes, Laudrup o Gascoigne. Se vio en Sevilla que la selecci¨®n de Clemente todav¨ªa es demasiado verde para no caer en la trampa tendida por los verdes.
Diego Maradona, comentando el partido para una emisora, acab¨® aludiendo a "la noche negra de Michel y Mart¨ªn V¨¢zquez", acus¨¢ndoles de no buscar las espaldas irlandesas en el centro del campo. Las dificultades, sin embargo, no se resumen con dardos tirados hacia los blancos. Los problemas nacieron atr¨¢s. Charlton afirma siempre que Aldridge y Quinn son sus primeros defensas, pero los defensas espa?oles nunca supieron asumir el papel de los primeros atacantes. Si no funcionaron Michel y Mart¨ªn V¨¢zquez, gran parte de la culpa debe buscarse en sus l¨ªneas de abastecimiento.
Con la repatriaci¨®n de Butrague?o, Begiristain y Salinas, Clemente hab¨ªa sumado m¨¢s de un centenar de partidos a la experiencia acumulada de su equipo, pero la l¨ªnea menos experimentada, sigue siendo una defensa cuyos cuatro componentes apenas superan conjuntamente los 50 partidos internacionales de Aldridge.
Soloz¨¢bal, con sus 23 a?os, no es todav¨ªa el nuevo Baresi. L¨®pez acab¨® siendo expulsado en un partido muy propicio para su juego aguerrido. Goico recurri¨® al pelotazo hacia arriba. Y Ferrer acab¨® exhausto su merodeo por la banda derecha. Ante el acoso y la astucia posicional de Aldridge y Quinn, nadie daba salida al f¨²tbol espa?ol en un partido que, a toro pasado, pudo ser apto para el criterio del sacrificado Guardiola en lugar del tranco largo de Hierro. Al igual que en otras muchas citas de la selecci¨®n irlandesa, la superioridad t¨¦cnica de los delanteros rivales sobre los centrales corpulentos se convirti¨® en casi una irrelevancia. Espa?a sigue sumando puntitos y sigue buscando esa personalidad que le permita no terminar el partido imitando el juego irland¨¦s.
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