El asesinato de Lucrecia P¨¦rez
Un hecho doloroso, como lo es el asesinato de una compatriota dominicana, posiblemente nieta, biznieta o tataranieta de espa?ol o espa?ola, sirve para poner a punto algunas reflexiones acerca de la migraci¨®n, ayer de espa?oles hacia nuestro pa¨ªs, hoy de dominicanos hacia Espa?a.Una primera reflexi¨®n es sobre el hecho de que en el proceso de educaci¨®n de los dominicanos se destacan como valores los lazos culturales e hist¨®ricos que nos unen con Espa?a. El concepto de madre patria, en ocasiones lleno de sentimentalismo, forma parte de una identidad que se ha mantenido por encima de menosprecios que incluyen, en el pasado, la venta a Francia "como hato de vacas", y en el presente, sistem¨¢ticas vejaciones en el aeropuerto de Barajas.
Una segunda reflexi¨®n es sobre la emigraci¨®n de espa?oles hacia nuestro territorio. Como dir¨ªa Garc¨ªa M¨¢rquez, no necesitaron visado los primeros que llegaron y propiciaron con el trabajo forzado la extinci¨®n de la poblaci¨®n aborigen, y no necesitaron visado los miles que han llegado en condiciones extremadamente dif¨ªciles y lograron con su esfuerzo, pero dentro de una acogida muy solidaria, no s¨®lo enviar mesada a la Pen¨ªnsula, sino insertarse social y pol¨ªticamente en nuestro pa¨ªs. La hija de aquellos dif¨ªciles momentos ayud¨® a la madre, y hoy la madre, cuando la hija la necesita, se convierte en una madrastra, y de las peores.
Una tercera reflexi¨®n es sobre la inmigraci¨®n de dominicanos hacia Espa?a. El fen¨®meno es reciente. Razones geopol¨ªticas hacen que la corriente migratoria iniciada en los a?os sesenta sea fundamentalmente hacia Estados Unidos. Legal hacia la ciudad de Nueva York e ilegal cruzando el canal de la Mona hacia Puerto Rico. En la actualidad, otros pa¨ªses forman parte del destino de los emigrantes dominicanos, especialmente Venezuela y Espa?a. En esta ¨²ltima se dan tres caracter¨ªsticas que explican el crecimiento del n¨²mero de dominicanos que hemos emigrado hacia este pa¨ªs: en lo cultural, la comunidad ling¨¹¨ªstica; en lo econ¨®mico, la posibilidad de inserci¨®n en varios sectores laborales, y en lo pol¨ªtico, la existencia de un Gobierno democr¨¢tico, muchos de cuyos componentes son hijos o nietos de emigrantes.
Una cuarta reflexi¨®n es acerca de las dificultades no para encontrar trabajo, sino para regularizar por las v¨ªas legales la estancia en Espa?a. Un c¨ªrculo vicioso: permiso de trabajo versus permiso de residencia, y viceversa, dificultan grandemente la legalizaci¨®n.
Estas reflexiones evidencian las incongruencias de una sociedad en que muchos de sus componentes son hijos, nietos o parientes de emigrantes. Latinoam¨¦rica, y concretamente la sociedad dominicana, abri¨® sus puertas y comparti¨® sus magros recursos con aquellos espa?oles que en viejos barcos hac¨ªan las Am¨¦ricas en busca de mejores condiciones de vida. Lo menos que podemos pedir es reciprocidad hist¨®rica y solidaridad al Gobierno y al pueblo espa?oles.-
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