La patada del odio

Sabemos que lo que vamos a contar es algo que a muchos no sorprender¨¢. A nosotros nos esper¨® la sorpresa este mediod¨ªa en la calle del Arenal, de Madrid.D¨ªa 22 de noviembre en un Madrid soleado de domingo. Hoy hemos sentido en nuestras carnes la patada del odio, el golpe intolerante y el insulto de un fanatismo renaciente y enfermizo.

Nuestro error, el despiste ingenuo de nuestra amiga brit¨¢nica, que para pasear por Madrid olvida quitar de su chaqueta una pegatina en contra del racismo.

Sin opci¨®n al di¨¢logo, recibimos el castigo.

Es posible que en este acto conmemorativo no todo el mundo fuera agresivo. Pero ahora nos dirigimos al se?or Blas Pi?ar, que el 20 de noviembre parec¨ªa sorprenderse mucho durante: un debate en televisi¨®n cuando recib¨ªa acusaciones sobre la violencia de la extrema derecha. ?Es solo violento aquel que da la patada, o lo es tambi¨¦n aquel que presente, y bajo un s¨ªmbolo com¨²n, aunque pudiendo estar en su contra, consiente en que ¨¦sta sea dada?

Creer en los derechos constitucionales de nuestra democracia, a veces supone un gran esfuerzo. En nuestro correr de cobardes no encontramos las furgonetas de los que podr¨ªan haber sido nuestros bienhechores hasta que llegamos a la plaza de Callao. Curioso, ?verdad?.-

y cinco firmas m¨¢s.