La presidencia brit¨¢nica, en horas decisivas
Antes de empezar el semestre de la presidencia brit¨¢nica de la Comunidad, todo apuntaba a un freno en el avance hacia la culminaci¨®n del proceso de ratificaci¨®n de los acuerdos de Maastricht y, por consiguiente, a una negociaci¨®n lenta y con taca?er¨ªa de las perspectivas financieras del pr¨®ximo cuatrienio, lo que llamamos el paquete Delors II. La realidad ha sido mucho m¨¢s dura, ya que no s¨®lo el ritmo ha sufrido un frenazo espectacular, sino que el Gobierno conservador brit¨¢nico ha aprovechado todos los elementos desfavorables de la coyuntura para expandir una atm¨®sfera degradadora de los modestos avances que representan los acuerdos de Maastricht, en especial en lo que se refiere a la pol¨ªtica de cohesi¨®n, que por primera vez adquiere la consideraci¨®n de objetivo fundamental de la Comunidad Europea, junto a la Unidad Pol¨ªtica y la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. Coherentemente en su concepci¨®n, el Gobierno brit¨¢nico ha torpedeado las propuestas financieras. Estamos, pues, en una situaci¨®n comunitaria objetivamente compleja y dificil, marcada por la acci¨®n pol¨ªtica de los conservadores brit¨¢n¨ªcos para desnaturalizar los acuerdos de Maastricht, eliminando todo aquello que signifique control democr¨¢tico supraestatal y redistribuci¨®n solidaria de los recursos.En el folleto editado por In?ciativa per Catalunya sobre Maastriclit dec¨ªamos ya: "Es importante subrayar que a la tendencia -que podemos personalizar en el Gobierno brit¨¢nico- de hacer de Europa un espacio de libre cambio no regulado y con instituciones d¨¦biles hay que oponer una actitud, en el seno de la cual entendemos que deber¨ªa situarse el conjunto de la izquierda, que impulsase una Comunidad concebida como un espacio econ¨®mico organizado que se plantea una redistribuci¨®n m¨¢s justa de los recursos y el fortalecimiento de las instituciones democr¨¢ticas comunitarias".
La ofensiva devaluadora ha seguido diversos caminos; uno de ellos -no por indirecto menos importante- ha sido la campa?a de descr¨¦dito de la Comisi¨®n Europea y de su presidente, Jacques Delors. Detr¨¢s de la acusaci¨®n gen¨¦rica del poder de los bur¨®cratas de Bruselas hab¨ªa un ataque a las iniciativas comunitarias que escapan del control directo de los Gobiernos, escondiendo as¨ª que la verdadera burocracia se halla, en todo caso, a nivel del COREPER, el organismo t¨¦cnico que prepara las reuniones a puerta cerrada del Consejo Europeo, es decir, de los representantes de los 12 Gobiernos, y escondiendo al mismo tiempo que la soluci¨®n aut¨¦ntica ser¨ªa hacer p¨²blicas y transparentes las reuniones de ministros y dotar de pleno poder democr¨¢tico de control al Parlamento Europeo.
Pero esta operaci¨®n de acoso y derribo, que se ha intensificado ante el proceso de negociaci¨®n del GATT, se ha acompa?ado de acciones pol¨ªticas directas, entre las cuales la m¨¢s significativa- ha sido el debate en la C¨¢mara de los Comunes planteado por Major y sus consecuencias.
El primer ministro propuso una resoluci¨®n muy gen¨¦rica sobre el proceso de construcci¨®n europea, una resoluci¨®n que no implicaba la aprobaci¨®n de los acuerdos de Maastricht. A pesar de ello, los conservadores m¨¢s reticentes se opusieron, mientras que los laboristas -dado que la resoluci¨®n no supon¨ªa una aprobaci¨®n formal de los acuerdos de Maastricht y que una votaci¨®n negativa significaba la ca¨ªda de Major y la convocatoria de nuevas elecciones- tambi¨¦n se opusieron. El resultado fue favorable por poqu¨ªsima diferencia a la propuesta del primer ministro, que anunci¨®, inmediatamente, que la votaci¨®n espec¨ªfica sobre los acuerdos de Maastricht tendr¨ªa lugar el a?o que viene, despu¨¦s del nuevo refer¨¦ndum dan¨¦s. Esta decisi¨®n no s¨®lo retarda claramente todo el proceso, sino que, adem¨¢s, introduce un elemento condicionante altamente negativo: la celebraci¨®n de un nuevo refer¨¦ndum en Dinamarca. Un refer¨¦ndum que ya no s¨®lo ser¨ªa sobre los acuerdos de Maastricht, sino sobre condiciones restrictivas a partir de las cuales dispondr¨ªan de unos acuerdos a la carta.
Siete partidos daneses -entre ellos, tambi¨¦n los de izquierda que pidieron el no- han redactado un documento de condiciones que entiendo que marcar¨¢ negativamente todos los aspectos de avance unitario supranacional europeo. No es aventurado interpretar que Major espera encontrar en esta posici¨®n un argumento m¨¢s para su voluntad devaluadora de los acuerdos de Maastricht y un apoyo directo a las posiciones anticomunitarias de su partido, entrando plenamente en el mercado ¨²nico del 93 sin los elementos reguladores que implican los acuerdos de Maastricht y sin ning¨²n compromiso con la pol¨ªtica de cohesi¨®n, que en los nuevos tratados adquiere una nueva dimensi¨®n comunitaria.
No es extra?o, pues, que las perspectivas financieras que hab¨ªa presentado Delors no s¨®lo hayan sufrido un retraso evidente en su cuantificaci¨®n, sino que hayan sido objeto de una contrapropuesta del Gobierno brit¨¢nico que puede calificarse de c¨ªnica y provocadora.
En este contexto, parece justo reconocer la gravedad del momento actual y la necesidad de movilizarse para evitar la degradaci¨®n, definir objetivos claros y sumar esfuerzos. Una pri-. mera medida deber¨ªa ser orientar toda la movilizacion popular cr¨ªtica que han desatado la negociaci¨®n cupular a espaldas de la opini¨®n p¨²blica y las insuficiencias de los acuerdos, para evitar que se nos escamoteen los avances conseguidos, exigiendo la r¨¢pida aceleraci¨®n del proceso a fin de que el retraso no beneficie a los sectores europe¨ªstas m¨¢s conservadores, denunciando las maniobras demag¨®gicas contra la Comisi¨®n Europea y su presidente, no aceptando las pretensiones de compromiso parcial y a la carta que proponen los siete partidos daneses y exigiendo la aprobaci¨®n global y urgente de los contenidos originales del paquete Delors II como garant¨ªa contable de la credibilidad de la pol¨ªtica de cohesi¨®n, que es un elemento fundamental de la construcci¨®n europea, paralelo y con la misma importancia que la Uni¨®n Pol¨ªtica y la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Declaraciones prensa
- CPE
- Jacques Delors
- Relaciones institucionales
- Presidente Comisi¨®n Europea
- John Major
- Tratado Maastricht
- Opini¨®n
- Reglamentos
- Democracia
- OMC
- Comisi¨®n Europea
- Dinamarca
- ICV
- Escandinavia
- Parlamento europeo
- Justicia deportiva
- Reino Unido
- Pol¨ªtica exterior
- Europa occidental
- Partidos pol¨ªticos
- Elecciones
- Gente
- Gobierno
- Uni¨®n Europea