De conveniencia
EL TRIBUNAL de Cuentas desafi¨® la ley de gravedad al sostener, m¨¢s de un a?o despu¨¦s del estallido del esc¨¢ndalo Filesa, que no encontraba pruebas de financiaci¨®n irregular del PSOE. Quienes entonces dieron el asunto por zanjado confundieron deseos con realidades: al quedar cerrada esa v¨ªa de investigaci¨®n -sometida a limitaciones funcionales derivadas de la naturaleza del tribunal fiscalizador- quedaba expedita la judicial, cuyo ¨²nico l¨ªmite es el respeto de la ley. Lo hasta ahora conocido del contenido del sumario no s¨®lo parece confirmar las m¨¢s obvias sospechas, sino que extiende ¨¦stas tanto horizontal como verticalmente: aparecen indicios de que la red de Filesa formaba parte de una trama m¨¢s extensa de financiaci¨®n paralela, y nuevos nombres se suman a los dos que figuraban en la querella que dio origen a la investigaci¨®n; dirigentes de las compa?¨ªas que supuestamente se prestaron a la ficci¨®n de los informes pagados a precio de oro se ven amenazados por las indagaciones y forzados a elegir entre reconocer comportamientos irregulares o inventar los informes; finalmente, responsables pol¨ªticos del PSOE que en principio parec¨ªan ajenos a la trama se ven comprometidos por la din¨¢mica de autodefensa propia de un colectivo amenazado: para tapar una torpeza se comete otra, y nadie sabe c¨®mo detener la rueda.A Benegas le ha tocado el papel m¨¢s ingrato; se entiende perfectamente, por ello, su empe?o en poner la atenci¨®n en otros aspectos paralelos del caso de aquellos que, para su desgracia, est¨¢n bastante claros.Sin embargo, por significativa que sea la discusi¨®n sobre si los originales de los libros de contabilidad del PSOE est¨¢n en la sede de este partido o en la del Tribunal de Cuentas, es dif¨ªcil que esta pol¨¦mica concreta haga olvidar a la gente las facturas que ha visto en los medios de comunicaci¨®n y cuya transparente significaci¨®n parece confirmar la investigaci¨®n judicial. Menos explicable es que ese tribunal, un barco que navega con bandera de conveniencia, colabore con sus contradictorias intervenciones, a alimentar esas discusiones colaterales.
Si Benegas ten¨ªa intenci¨®n de entregar la documentaci¨®n reclamada por el juez le bastaba sacar del ordenador otra copia como la entregada al Tribunal de Cuentas. S¨®lo si su intenci¨®n era cualquier otra -escudarse en la ben¨¦vola resoluci¨®n anterior de ese tribunal o, simplemente, ganar tiempo- tiene total sentido su respuesta de que esos papeles estaban en poder del citado tribunal. Por tanto, estuvo en manos de la direcci¨®n socialista evitar la medida extrema del juez consistente en ordenar el registro de la sede de ese partido. Es cierto que pudo haber reclamado los papeles al Tribunal de Cuentas -como finalmente hizo, despu¨¦s del registro-, pero no es absurdo que los pidiera al PSOE: los partidos est¨¢n obligados por la ley de financiaci¨®n a llevar libros de contabilidad "que permitan en todo momento conocer su situaci¨®n financiera", y concretamente, entre otros, las cuentas de ingresos y gastos, que es lo que fundamentalmente interesaba para la investigaci¨®n.
La discusi¨®n sobre cu¨¢les eran los documentos originales y cu¨¢les copia de los mismos carece de sentido si se refiere a los papeles impresos por un ordenador. Fue la direcci¨®n del PSOE, y no el juez, quien estableci¨® esa absurda distinci¨®n, si bien corresponde sobre todo al Tribunal de Cuentas la responsabilidad de haber embrollado el asunto con sus notas contradictorias. En la segunda de ellas se introduce una jesu¨ªtica precisi¨®n que alude al car¨¢cter original no de los libros de contabilidad en general, como parec¨ªa deducirse del primer comunicado, sino de "los documentos acreditativos de las operaciones" registradas en esos libros; es decir, a las facturas: detalle irrelevante tanto respecto al fondo como a la discusi¨®n sobre si el PSOE colaboraba o entorpec¨ªa la labor investigadora. Siendo lo m¨¢s penoso de todo que hasta en esa cuesti¨®n el Tribunal de Cuentas haya dado la impresi¨®n de moverse no en funci¨®n (le criterios jur¨ªdicos, sino, sucesivamente, a impulsos, de las fuerzas pol¨ªticas de la oposici¨®n y del PSOE, de quienes depende el nombramiento de sus miembros. Lo que confirm¨® ayer por v¨ªa de rid¨ªculo el escrito difundido por los correspondientes al cupo del PP. Pero ese rid¨ªculo de una instituci¨®n del Estado es tal vez la derivaci¨®n m¨¢s desmoralizadora del asunto Filesa; y alguien deber¨ªa responsabilizarse de ello. No nos podemos cargar entre todos la legitimidad del Estado de derecho.
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