La palabra de las mil caras
"El racismo es el tema de las mil caras. No es s¨®lo lo que se entiende por tal, es una palabra que oscurece tanto como aclara", dice el escritor Bernardo Atxaga. "Se identifica al racismo con una cierta actividad nazi que a veces es, adem¨¢s, muy puntual y espectacular, pero nadie habla de otras formas de racismo; por ejemplo, aqu¨ª, en el Pa¨ªs Vasco, el racismo que act¨²a constantemente contra la lengua".Atxaga relaciona al racismo con otros fen¨®menos subculturales, como la utilizaci¨®n de la mujer en los programas de televisi¨®n. "El ¨²nico colch¨®n que existe contra los bajos instintos es la cultura, que no es otra cosa que reflexi¨®n, comprensi¨®n y matizaci¨®n. El fen¨®meno preocupante del racismo se rige por la misma regla de tres que hace que aparezcan en televisi¨®n 10 t¨ªas buenas ense?ando muslo y el t¨ªpico chistoso con sus comentarios groseros".
Por otra parte, contin¨²a Atxaga, el desgaste de las palabras y las im¨¢genes en la actualidad llega a tal grado que los intelectuales han perdido espacio. "Hoy habr¨ªa 300 personas escuchando a Zola sobre el caso Dreyfuss y 30 millones viendo la televisi¨®n".
Bestialidad
El pintor Antonio L¨®pez tambi¨¦n relaciona el racismo con la compleja realidad social, y adopta una actitud fatalista al considerar que el asesinato de Lucrecia P¨¦rez "da la medida de la bestialidad humana, que est¨¢ tambi¨¦n en las agresiones a los ni?os o en la propia calle". "Y no creo que se pueda independizar una cosa de las otras", a?ade. "Si los extranjeros no estuvieran all¨ª esa bestialidad se verter¨ªa en cualquier otro ser humano por cualquier otro motivo".
El compositor Luis de Pablo ve en el racismo "una muestra de instintos humanos muy dif¨ªciles de erradicar, lo que s¨®lo se puede conseguir mediante una educaci¨®n muy en profundidad". En Espa?a, el tema del racismo tiene caracter¨ªsticas lamentables, seg¨²n el compositor, "porque hasta hace poco hemos sido un pa¨ªs exportador de pobres y deber¨ªamos saber a qu¨¦ sabe ser considerados ciudadanos de segunda". De Pablo cree que los intelectuales con armas dial¨¦cticas tienen responsabilidad supletoria a la de otros ciudadanos y es bueno que las esgriman, aunque matiza que hay muchos artistas que no tienen dotes para explicarse.
Para Luis de Pablo, en Espa?a, ahora que ha dejado de ser un pa¨ªs tan pobre como antes, falta por aprender "h¨¢bitos de generosidad".
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