El Atl¨¦tico dicta una lecci¨®n al contragolpe
El Atl¨¦tico de Madrid acumul¨® ayer nuevas cuotas de respeto. Plante¨® un partido de estatura y convenci¨® al Sevilla de que su convivencia entre los grandes del f¨²tbol espa?ol es s¨®lo una pretensi¨®n loable.El S¨¢nchez Pizju¨¢n reuni¨® a dos equipos con historias de desdichas recientes. Ambos han visto desplomarse proyecto tras proyecto como castillos de naipes. Ayer fue el Sevilla el que se arruin¨®: arm¨® el partido a la entera conveniencia del Atl¨¦tico y arroj¨® a la basura la grandeza conquistada en anteriores choques. Bilardo, que sorprende a los aficionados entregando el dominio a sus rivales para sacar pu?ales en momentos cruciales, renunci¨® por un d¨ªa a ceder todas las opciones de la ofensiva al rival. El Atl¨¦tico acept¨® el galard¨®n.
La primera parte fue resultona. Sevilla y Atl¨¦tico de Madrid se empe?aron en divertir a cientos de miles de testigos poniendo en dif¨ªciles trances a los porteros. El bal¨®n viajaba de ¨¢rea de ¨¢rea a gran velocidad. En 13 minutos dos goles.
Antes, Maradona ya hab¨ªa dado un par de lecciones de geometr¨ªa. Los primeros minutos del futbolista argentino suelen ser m¨¢gicos. La calidad del capit¨¢n sevillista est¨¢ muy por encima de su condici¨®n f¨ªsica, algo que termina por superarle a medida que avanza el cron¨®metro. Dieguito habr¨ªa pasado m¨¢s desapercibido ayer de no teledirigir dos pases a Rafa Paz en los primeros compases del encuentro. El segundo fue gol.
Sin tiempo para digerir la ventaja, Luis Garc¨ªa quiso reeditarse como rematador. Un empalme fort¨ªsimo tras magistral cesi¨®n de Futre acall¨® el griter¨ªo de la grada, que a¨²n cantaba las bondades de la triangulaci¨®n que supuso el 10. El empate ayud¨® al Atl¨¦tico a sentar las bases del juego m¨¢s oportuno. El Sevilla hab¨ªa salido volcado, arriesgando demasiado. Donato, cerebro y obrero de lujo a la vez, encontr¨® mil resquicios por donde hacer da?o al Sevilla. Tras el gol de Luis Garc¨ªa el centro del campo andaluz se convirti¨® en un descampado. Las prisas en los blancos empezaron a fabricar la victoria atl¨¦tica.
Antes de la media hora el Sevilla hab¨ªa perdido el partido. Martag¨®n, que sec¨® a Futre, y Prieto, que no pudo hacer lo propio con el mexicano del Atl¨¦tico, estaban tan preocupados por anudar las piernas de los extranjeros de vanguardia que olvidaron tapar a Donato. El centrocampista se pase¨® hasta la cocina sin oposici¨®n hasta que encontr¨® el penalti.
El Atl¨¦tico sali¨® en la segunda parte sin empe?os estilistas. Su f¨²tbol favorito estaba servido en bandeja. El Sevilla empleaba demasiado material inservible cerca del ¨¢rea de Unzu¨¦. Las p¨¦rdidas de bal¨®n supon¨ªan redoblar el trabajo para los centrocampistas, demasiado adelantados. Adem¨¢s, aun perdiendo, Bilardo se empe?¨® en regalar segundos al Atl¨¦tico mareando al ¨¢rbitro porque no le gustaba el peso del bal¨®n.
La segunda mitad del Atl¨¦tico fue de equipo experto. Esper¨® a que el Sevilla quemara la ilusi¨®n. Todo el montaje estaba preparado para la fiesta rojiblanca. Con el Sevilla desesperado, lleno de futbolistas de ataque, el Atl¨¦tico se sinti¨® en su elemento: tirado atr¨¢s, aguantando muy bien el cuerpo a cuerpo y con la vista puesta en alguna contra rapid¨ªsima. El escenario le favorec¨ªa de tal manera que lo raro fue que no saliera con una victoria escandalosa.
Al contragolpe pudo hacer m¨¢s da?o, pero Futre no estuvo fino y Luis Garc¨ªa ech¨® de menos m¨¢s suerte. Luis Aragon¨¦s apost¨® ayer por el mexicano como si conociera las reticencias de Futre a medirse hasta los tu¨¦tanos con Martag¨®n. Finalmente, Luis sac¨® a Futre de la cancha, con el portugu¨¦s con cara de enfadado. Los minutos finales quedaron listos para los rojiblancos.
El Sevilla adoleci¨® ayer de muchos errores. Bilardo ordena un trabajo feroz que atosiga al contrario desde el centro del campo. Tal vez porque pintaron bastos, el t¨¦cnico prefiri¨® adelantar m¨¢s la batalla, pero la llev¨® all¨ª donde el Atl¨¦tico no suele tener problemas para ganarla. Adem¨¢s, estando Donato no hace falta meterle prisas a Schuster. Ya se recuperar¨¢.
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