El juego del Madrid toca fondo
La crisis del Real Madrid se est¨¢ acelerando. Anoche encontr¨® uno de esos partidos-caramelo, Rival t¨ªmido e inocente (Vitesse), partido de vuelta con todo a favor (0-1 en la ida), y peque?a crisis con cr¨ªticas a jugadores y entrenador. Hace unos pocos a?os, un partido-caramelo como el de anoche habr¨ªa acabado con goleada, espectaculares abrazos, riadas humanas en los fondos, y reconciliaci¨®n final entre el p¨²blico, arrepentido de haber dudado de sus ¨ªdolos, y el equipo. Anoche, la cosa acab¨® con el escaso p¨²blico tan enfadado que despidi¨® con pitos al palco, al t¨¦cnico y a los jugadores. Est¨¢ a¨²n muy cerca el recuerdo de aquellas noches europeas como para no sufrir las heridas de la nostalgia con partidos como el de ayer.Al Madrid ya s¨®lo le resta perder en el Bernab¨¦u. Todav¨ªa no lo ha hecho, pero si sus futuros rivales vieron el partido de anoche por televisi¨®n, pronto acabar¨¢n por perderle el respeto que les queda por el Bernab¨¦u. Ser¨ªa casi rid¨ªculo recordar que este estadio creaba aquel famoso "miedo esc¨¦nico", cuando ayer los madridistas se dedicaron a perder tiempo en los ¨²ltimos minutos ante unos torpes jugadores holandeses.
La sensaci¨®n de desastre fue tan brutal que ser¨ªa injusto centrar todas las cr¨ªticas en el entrenador. Nada funcion¨®. Ni el bloque ni las individualidades. Y suerte tuvo el Real Madrid de que los delanteros del Vitesse, del nivel de una Segunda A espa?ola, cerrasen los ojos al ir a disparar a puerta. Las ocasiones del partido se resumen muy pronto. Al margen del gol, en la primera parte el p¨²blico s¨®lo elev¨® la voz en tono terap¨¦utico, con dos tiros fallidos ["?por fin!", gritaban algunos] de Prosinecki. En la segunda lo hizo m¨¢s veces, pero por las oportunidades holandesas. Van der Brom (m. 71), con un cabezazo a bocajarro que de tuvo Buyo, y Van Arum (m. 77) con un disparo al larguero, aumentaron el enfado de los espectadores, que acab¨® de encrespar se viendo a Buyo perder el tiempo en los ¨²ltimos minutos.
En el Madrid todo fall¨®: la velocidad en el bal¨®n y en los movimientos de los jugadores; los desdoblamientos por las bandas; la fluidez en los ataques; el cambio de ritmo entre el centro del campo y la delantera; la picard¨ªa en el remate... Pero lo peor es ver al Madrid con una circulaci¨®n de bal¨®n tan lenta que parece un atasco en hora punta.
Las individualidades tampoco se salvaban. Prosinecki estuvo voluntarioso, pero tremendamente espeso. Todos los balones sal¨ªan de sus botas con extrema lentitud, sin buscar huecos o desmarques. Milla y Luis Enrique desaparecieron. Michel, en una noche de escas¨ªsima ambici¨®n, parec¨ªa estar a punto de bostezar de aburrimiento antes de acabar centrando a las manos del portero holand¨¦s. Butrague?o y Zamorano corr¨ªan sin sentido en la delantera, incapaces de encontrar huecos o balones de sus compa?eros. S¨®lo los m¨¢s j¨®venes, Lasa, Ramis y Alfonso, le echaron algo de ganas al partido.
Del partido se deduce que algo falla en la comunicaci¨®n Floro-jugadores, porque el t¨¦cnico habla de un atractivo concepto de f¨²tbol, en lo te¨®rico, pero que en la pr¨¢ctica se queda en un juego sin sentido.
Floro pide tiempo y confianza para arreglar las cosas. El problema es que las cosas est¨¢n empeorando partido a partido, y que el Real Madrid est¨¢ atravesando por una mala racha que ya dura dos a?os y medio. El club, acuciado por su presupuesto y su prestigio, siente el peso de la "urgencia hist¨®rica" que ha heredado del Barcelona. Necesita ¨¦xitos y un juego atractivo que devuelva la ilusi¨®n perdida por su afici¨®n. Hay mucha presi¨®n y muchos nervios, y falta tiempo y paciencia. Ese es el principal problema de Floro.
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