Catecismo
Aqu¨ª no hay maestros solventes ni l¨ªderes pol¨ªticos ni banqueros fiables. Los moralistas m¨¢s insignes se dedican a fabricar puertas blindadas. No hay cr¨¦ditos ni creencias. Los sue?os de riqueza tambi¨¦n han terminado. No existe un asa donde agarrarse. Se dice que ¨¦ste es un pa¨ªs invertebrado, pero yo no lo creo en absoluto. Al contrario, a esta sociedad que en apariencia carece de m¨¦dula le queda un alto ideal y una fuerte estructura: son los grandes almacenes. Esa cadena de establecimientos ha sustituido a cualquier patria, a cualquier iglesia; sus canales de distribuci¨®n de mercanc¨ªas cohesionan a los ciudadanos y los conducen ordenadamente hacia el mostrador concreto donde le espera a cada uno el destornillador o la cacerola que precisa. Y aqu¨ª termina toda la filosof¨ªa. No obstante, dentro de esa religi¨®n del consumo que es un esti¨¦rcol de primera calidad han vuelto a florecer los antiguos valores del cielo y del infierno y del sexo como fuente de pecado. El catecismo de la Iglesia cat¨®lica acaba de salir. Se vende en los grandes almacenes de forma masiva junto con exprimidores de fruta, bater¨ªas de cocina y calcetines de acr¨ªlico. El catecismo cat¨®lico se expende en El Corte Ingl¨¦s. ?Qui¨¦n puede afirmar que este pa¨ªs no tiene una s¨®lida base? Dos firmes pilares lo mantienen en pie: los m¨²ltiples cacharros que nos hacen felices en la tierra y los viejos; pecados de Trento inamovibles aunque ahora acicalados que nos condenan al fuego eterno. Puede que nos hayamos quedado sin maestros, sin pol¨ªticos y sin banderas, pero esa red de distribuci¨®n de mercanc¨ªas ata las entra?as de la patria y por sus conductos circulan unidos el dios de los ej¨¦rcitos y las lavadoras autom¨¢ticas, el Satan¨¢s cl¨¢sico y los tostadores de pan, los ¨¢ngeles, los pecados, la promoci¨®n de vinos, los trajes a medida, los castigos, la pena de muerte, el caso del preservativo, el antiaborto y la oferta de corbatas. Ya no existen valores. S¨®lo hay grandes alma cenes. El viejo Yav¨¦ bajar¨¢ a firmar all¨ª ejemplares de su nuevo catecismo.
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