Simplemente, no
Deseo manifestar mi indignaci¨®n por la facilidad e impunidad con la que se est¨¢ desarrollando una campa?a publicitaria por parte de una de las grandes multinacionales del tabaco establecidas en nuestro pa¨ªs. Aunque me considero un amante de la publicidad, pienso que esta campa?a es, cuanto menos, mezquina, y que las autoridades acad¨¦micas deber¨ªan actuar inmediatamente, impidiendo la misma por el uso, a mi entender indebido y ¨¦ticamente reprobable, que se hace de las instalaciones acad¨¦micas p¨²blicas.Muchas veces nos escandalizamos, pidiendo incluso la intervenci¨®n inmediata de las autor?dades, cuando se observa que a la puerta de un colegio se est¨¢ vendiendo o distribuyendo alg¨²n tipo de droga. Sin embargo, cu¨¢l es mi sorpresa al observar en nuestra Facultad de Medicina a unos j¨®venes muy bien parecidos distribuyendo, entre otras cosas, unos panfletos sobre un concurso nacional para apoyar econ¨®micamente los tradicionales viajes fin de carrera. Al leer las bases del perverso concurso no puedo por menos que manifestar mi rabia e impotencia por la forma como se les induce al consumo de tabaco: al menos se han de enviar 100 cajetillas vac¨ªas para poder participar, y s¨®lo optar¨¢n a los premios principales aquellos tres cursos acad¨¦micos de tercero y quinto de carrera que en toda Espa?a re¨²nan y env¨ªen un mayor n¨²mero de cajetillas.
Supongo que tanto nuestras autoridades acad¨¦micas, tan amantes de la ¨¦tica y el bien com¨²n, como los responsables de la citada multinacional son muy conocedores de las consecuencias nocivas del consumo de tabaco. No es, pienso, ni el momento ni el lugar para record¨¢rselo, pero s¨ª para llamar la atenci¨®n sobre el acoso y presi¨®n tan sutil, y a veces tan descarado, a que se ven sometidos nuestros j¨®venes e indefensos ciudadanos. Baste quiz¨¢ decir que en nuestro pa¨ªs se producen al a?o unas treinta mil muertes atribuibles al tabaco y que varios cientos de miles de personas est¨¢n incapacitadas para trabajar por graves y costosos problemas de salud.
Por ¨²ltimo, y aparte del reclamo a la responsabilidad y buen proceder por parte de las autoridades acad¨¦micas y los responsables de esta campa?a, y aunque pudiera ser un tanto ilusorio, desear¨ªa que fueran los propios universitarios o sus padres quienes aprendieran a decir simplemente no a este tipo de acciones.
Profesor titular del Departamento de Salud P¨²blica de la Universidad de Alicante.
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