Imag¨¦nes para una ciudad sitiada
La televisi¨®n de Sarajevo emite 14 horas diarias de programaci¨®n pese a las bombas
Nadie daba un duro por el talento del arquitecto que dise?¨® la sede de la radiotelevisi¨®n de Bosnia-Herzegovina. Hasta que, hace ya ocho meses, empez¨® la guerra. El s¨®lido edificio construido por Milan Kusan ha recibido desde entonces tantas granadas que ni siquiera sus trabajadores llevan la cuenta. Radiotelevisi¨®n Sarajevo, como ha sido rebautizado el complejo donde trabajan m¨¢s de mil personas, no ha dejado ni un solo d¨ªa de lanzar su se?al al aire. Entre las nueve de la ma?ana y las once de la noche, "el rostro de Bosnia", como lo define su director, emite su programaci¨®n de guerra.M¨¢s de cincuenta trabajadores de la Radiotelevisi¨®n de Sarajevo viven desde hace ocho meses en su oficina. Sus casas han sido destruidas o est¨¢n en terreno ocupado por los" serbios. Entre cables, monitores y c¨¢maras, camas improvisadas, infiernillos, raciones de combate, platos y perchas, transcurre la vida de una buena parte de los que consiguen que la antigua televisi¨®n de Bosnia-Herzegovina llegue a unos dos millones y medio de espectadores.
De las 2.000 personas que trabajaban en la radiotelevisi¨®n antes de la guerra, unas mil "han huido, trabajan para los serbios, viven en Croacia o en el extranjero, se han convertido en refugiados o. han muerto", dice Vlado Azimovic, de 29 a?os, un profesor de Historia de la Universidad convertido en periodista.
Aunque buena parte de la capital de Bosnia carece de luz el¨¦ctrica, los trabajadores de la televisi¨®n estatal (antes de la guerra hab¨ªa otras dos cadenas privadas) no tienen la sensaci¨®n de "emitir para nadie". La se?al llega a ciudades como Konjic, Tuzla o Travnic, adem¨¢s de la propia Sarajevo, a pesar de que la mayor parte de sus transmisores y equipos han ca¨ªdo en manos serbias.
Mehmed Agovic, director de Radiotelevisi¨®n Sarajevo, se?ala que hasta el momento 22 trabajadores han muerto desempe?ando sus funciones. Agovic, antiguo jefe de informativos, se convirti¨® en director al comienzo del sitio de la ciudad, tras la huida del anterior responsable, que era serbio. Agovic precisa que en la compa?¨ªa "hay miembros de todas las comunidades que conviv¨ªan pac¨ªficamente en Bosnia: serbios, musulmanes y croatas".
La falta de energ¨ªa el¨¦ctrica -que suplen con generadores alimentados con gasolina-, de material o de cintas de v¨ªdeo, no les ha impedido seguir trabajando. Los periodistas ganan unas 1.200 pesetas al mes (un huevo cuesta en Sarajevo 300 pesetas). No hay estrellas en la televisi¨®n de Sarajevo ni censura gubernamental, aunque reconocen que en ocasiones han recibido quejas del Ej¨¦rcito por las informaciones emitidas desde el frente. "No ten¨ªamos experiencia sobre c¨®mo informar de una guerra, y no sab¨ªamos qu¨¦ im¨¢genes pod¨ªan ser valiosas para el enemigo", explica Miroslav Simovic, de los servicios informativos.
Cuentan con tres estudios, dos c¨¢maras aut¨®nomas y unas cien personas, entre equipos t¨¦cnicos y periodistas, para cubrir las noticias, casi todas ellas volcadas en la guerra y las condiciones de vida de la poblaci¨®n. Tambi¨¦n se incluyen espacios educativos para los ni?os que no pueden acudir a las escuelas, cerradas por la guerra; y el programa Lo que los otros dicen de nosotros, que recoge las informaciones que las televisiones de todo el mundo emiten sobre el conflicto.
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